Por Marco González Pizarro

Faltan ocho meses para las elecciones y las fuerzas políticas del país se aprestan a buscar soluciones, desde las ramificaciones de quienes, en 35 años de democracia, no resolvieron lo mismo que ahora prometen resolver.
La pesada carga del raído árbol de los 35 años trae incluso reminiscencias a la Dictadura, sin que se haga visible un canal sensato para el paso del enorme pozo de deudas políticas que originaron el Estallido Social de octubre de 2019, para transitar a un escenario de soluciones viables para el país.
Así las cosas, los cinco años de gracia desde octubre de 2019 (y contando) que ha tenido la débil democracia chilena y la crisis sistémica país, encuentran esta elección bajo un período en que poco y nada se logró, para superar el escenario del Estallido Social.
Escenario que remeció la iniquidad en Chile, de la cual la clase política zafó -Pandemia de por medio-, con las mismas malas artes con que se mantuvo los 30 años: engañando con demagogia y discursos altisonantes.
Sin embargo, la lucha social desde el 19 de octubre de 2019 hasta marzo de 2020, dejó las cosas claras en la conciencia colectiva de los millones de chilenos de a pie, que viven del salario mínimo, las pensiones de pobreza, la salud pública, que están endeudados con el CAE, que viajan en Transantiago.
Vale decir, del 90% del país.
Y las cosas claras están en que no pasarán 30 años más para terminar con este terrible escenario demagógico, que ha transformado al país en el festival más impresionante de mentiras y corrupción de nuestra historia.
Lo cierto es que quien sea acuda a pretender gobernar el país, enfrenta los mismos problemas de 2019, e incluso aún más agravados.
En mi materia de dominio, pensiones -escribí mi tesis doctoral en un análisis crítico del sistema privado de pensiones[1]-, se ha asistido al que tal vez constituya el escenario más surrealista de todos, en el actual gobierno, que defiende como ajuste estructural del modelo, el aumentar en cinco por ciento de las cotizaciones para pensiones, con anclaje a la inversión privada de los fondos de pensiones, contra un aumento de algunos miles de pesos mensuales en Pensión Garantizada Universal (PGU).
La prensa financiera señala que las AFP “rugen” en la Bolsa de Santiago después de la reforma de pensiones, principal muestra de quién se beneficia con esta reforma[2].
Las calles, a su turno, se comienzan a llenar de marchas, las mismas que precedieron a la mayor crisis institucional en Chile desde el golpe de Estado, el levantamiento popular del 19 de octubre de 2019.
Esta dinámica surrealista, empuja al país a mayores brechas de desigualdad, al costo de que el pueblo trabajador sufre una presión inhumana sobre sus capacidades de vida, empujando a millones de personas a la informalidad y la delincuencia por la falta de oportunidades.
Así, se genera una enorme crisis de seguridad, la cual se postula que aparece de una especie de maldad intrínseca de sectores populares, para afianzar regímenes de represión, dado que el lumpen proletariado, definido por Marx como el ejército laboral de reserva, formado por las crisis de sobre producción capitalista, forma capas de delincuencia que aparecen como imposibles de gobernar.
Sin embargo, esto tiene explicación estructural en la crisis del modelo capitalista, que se hace incapaz de otorgar oportunidades a la población pauperizada (altamente empobrecida y en condiciones marginales de vida), como lo explicaba Marx[3]:
Componen un ejército industrial de reserva creado por el capitalismo e íntimamente ligado a la pauperización de la población; su crecimiento es directamente proporcional a la concentración de capitales o, lo que es lo mismo, lo que en un polo es acumulación de riqueza, en el polo contrario, significa acumulación de miseria, de ignorancia, degradación moral, etc. Este margen funcionará como elemento indispensable para evitar el colapso del sistema, pues estos «obreros», al verse incapaces de vender su fuerza de trabajo, son empujados a aceptar condiciones laborales que en otras condiciones no aceptarían, convirtiéndose, de facto, en enemigos de su clase y de sus propios intereses. Algunas profesiones que les son características son aquellas del sicariato, el raterismo, la estafa, el timo, el tráfico –de personas, drogas, armas o bienes–, la delación, el proxenetismo o los mercenarios patronales.
No nos son ajenas estas definiciones. La sociedad chilena está cruzada por esta realidad.
Mientras, la falsa elite, que usufructúa de la sobre producción y los regalos de las “reformas estructurales” del presente gobierno, sigue aumentando su acumulación de riqueza, el pueblo trabajador no ve cómo mejorar sus posibilidades de llegar a un modelo de vida que supere en el día a día las sofisticadas formas de lumpenaje que invaden las poblaciones en que habitan.
Esta cerrada crisis estructural del sistema neoliberal se expresa en todas las latitudes, especialmente en las fricciones imperialistas en Occidente, donde las posibilidades de Europa y Estados Unidos por conquistar mayores esferas de poder sobre Rusia, China y Oriente -medio y lejano- muestran un gobierno en Estados Unidos manejado con una agenda tan surrealista como nadie pudo imaginar, pero que esconden la misma miseria de inmigrantes y lumpenproletariado bajo sus formas de producción que se hacen inútiles a las de base socialista.
Así las cosas, los escenarios de salida se presentan más bien favorables a las soluciones estructurales que permiten a China y Rusia soportar y vencer el asedio de Occidente capitalista, esto es, la base soviética del poder militar ruso, y la base socialista de ambos regímenes, que a través de BRICS han avanzado en enormes sentidos de multilateralismo eficiente, el cual más temprano que tarde será la realidad del planeta, superando el actual estadio de guerras con amenazas de colapsos nucleares.
En Chile, debemos ser claros en comprender que las condiciones de futuro pasan por asentar políticas públicas de Estado que rompan el modelo de acumulación insensato que crea las peores condiciones de vida al pueblo trabajador -que hemos descrito-, y que debemos centrarnos en unirnos al multilateralismo promovido fuera de la falsa elite occidental que sólo promueve guerras y exterminios como posibles salidas a la crisis de sobre producción.
Ya en 2008 con la crisis subprime se expresó esta debacle, cuyas consecuencias hoy son las mismas, especulación y matonaje comercial inútiles para el crecimiento real de las economías neoliberales, como, de contrario, sí lo hacen los líderes del BRICS.
En Chile, los agoreros de poder para la papeleta de noviembre se proponen seguir esta, la peor senda occidental, que está expresada en la Constitución de 1980 y en su superestructura política y económica, que por ello no tiene destino.
Lejos de este errado camino, se requiere retomar la senda de un pacto fundacional tal y como el país exigió en octubre de 2019, mismo que los falsos agoreros de soluciones baratas e inútiles sepultaron, convirtiendo al país en un reguero de hipócritas y mentirosos que hoy pululan por doquier para intentar hacerse del poder institucionalizado a partir de 2026.
La verdadera fuerza de trabajo del país, el pueblo trabajador, debe alejarse de estos mentirosos, y buscar sus expresiones políticas de genuino interés proletario, pues nadie, desde la falsa elite, hará el trabajo digno que este país requiere para mejorar. Lo ha demostrado con creces el Frente Amplio, quien actualmente sólo usufructúa del poder por el poder, pisoteando su propia dignidad, si es que alguna vez la tuvo.
Marx, antes que economista y sociólogo fue abogado y doctor en Filosofía. En esa virtud prologó a Hegel en su Filosofía del Derecho, obra cumbre del derecho y la Filosofía occidental[4]. Y escribió con claridad, ese joven Marx, que Alemania (léase hoy Occidente) caería entes por su falsa moral, y su engreída altanería burguesa basada en la mentira, que por las contradicciones económicas.
Tal vez, y sólo tal vez, estemos asistiendo a ese momento trascendental para la Humanidad. Dicen los astros, sólo dicen, quienes entienden de ello, que se acabó el tiempo de la mentira, y llega la luz de la verdad por fin, a la Humanidad.
Por Marco González Pizarro
Abogado, Dr. en CS. Sociales
[1] Marco González Pizarro (2019) Tesis Doctoral: “Privatización de pensiones en Chile, análisis, perspectivas y resultados”. En https://gredos.usal.es/bitstream/handle/10366/145296/Gonzalez%20Pizarro%2C%20Marco%20Antonio.pdf?sequence=1
[2] Tomado de Diario Financiero, 8 de marzo de 2025. En: https://www.df.cl/senal-df/por-que-las-afp-rugen-en-bolsa-reforma-de-pensiones-despejo-el-alto
[3] Reflexiones sobre «cultura lumpen», su rol en la sociedad capitalista y las organizaciones revisionistas; Equipo de Bitácora (M-L), 2020. Ver en https://bitacoramarxistaleninista.blogspot.com/2018/02/reflexiones-sobre-cultura-lumpen-y-su.html
[4] Ver en: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1844/intro-hegel.htm
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