Elecciones Chile: Un «embarazo» no deseado

Para ver mejor estas elecciones, hay que ir a octubre del año 2019 cuando explotó el denominado "estallido social", que fue primero frenado en parte por el "Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución" (15 de noviembre), para luego ser frenado en seco por la actual pandemia. La mayoría de los chilenos, todavía ven con mucha frescura los hechos acontecidos en el pasado "estallido social"; no están con el recuerdo vivo de la dictadura de Pinochet.

Elecciones Chile: Un «embarazo» no deseado

Autor: Ciudadano

Por: Níkolas Stolpkin

Chile pronto tendrá un nuevo presidente. Tanto Gabriel Boric como José Antonio Kast, tienen grandes posibilidades de llegar a la presidencia. Si bien las encuestas que han surgido después de la primera vuelta han podido dar cierta ventaja al primero por sobre el segundo, no hay que olvidar que quien ganó en la primera vuelta fue José Antonio Kast (Partido Republicano) con un 27,91% de los votos frente a Gabriel Boric (Coalición Apruebo Dignidad) con un 25,83%.

Elecciones Chile: Un «embarazo» no deseado

Más aún, no hay que obviar el hecho siguiente: desde la vuelta a la democracia (1989), en cinco elecciones presidenciales consecutivas (Ricardo Lagos 1999-2000, Michelle Bachelet 2005-2006, Sebastián Piñera 2009-2010, Michelle Bachelet 2013, Sebastián Piñera 2017), todo candidato que ha ganado en primera vuelta siempre ha ganado en segunda vuelta. ¿Ahora podría ser distinto?

Tampoco deberíamos ver a los actuales candidatos como una «sorpresa» dentro del escenario político actual. Los presentes candidatos a la presidencia claramente tomaron fuerza en el pasado «estallido social» de octubre de 2019. Por un lado tenemos al candidato de derecha José Antonio Kast, contrario significativamente a aquel «estallido social»; y, por otro lado, tenemos al candidato de izquierda Gabriel Boric quien apoyó de cierta manera el «estallido social», o por lo menos en sus manifestaciones. Ambos ubicados en los extremos de la política chilena, habría que verlos como productos que emergen de aquellos acontecimientos o que tomaron cierta fuerza significativa por aquellos eventos.

Después que en la primera vuelta quedaron sepultadas las tradicionales fuerzas políticas y emergieron las presentes, pareciera ser que, para algunos, las presidenciales se tratara de un embarazo no deseado desde la óptica generacional antigua; y para otros, pareciera ser un embarazo deseado desde la óptica generacional con más frescura.

Llama la atención, además, que a algunos les guste mirar estas elecciones presidenciales como si se tratara de la época en que había que elegir entre el «SÍ» y el «NO» del plebiscito de 1988, lo cual está muy alejado de la realidad. Esto no se trata de elegir entre las caricaturas propagandísticas del «comunismo» y el «fascismo», con las cuales ambos bandos gustan meter miedo. Esto no se trata de eso. Para ver mejor estas elecciones, hay que ir a octubre del año 2019 cuando explotó el denominado «estallido social», que fue primero frenado en parte por el «Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución» (15 de noviembre), para luego ser frenado en seco por la actual pandemia. La mayoría de los chilenos, todavía ven con mucha frescura los hechos acontecidos en el pasado «estallido social»; no están con el recuerdo vivo de la dictadura de Pinochet.

La dictadura pasó a ser un recuerdo no tan lejano para los que la vivieron; pero para las nuevas generaciones que nacieron o se criaron en democracia, la dictadura pasada pasó a ser algo indiferente.

Por tanto, no hay que ver las presentes elecciones desde la simpleza de ir a votar contra el «comunismo» o votar contra el «fascismo». Todo aquello no es más que la forma simplona de meter miedo en las personas para captar votos. Y ambos bandos han metido suficiente mano a estas técnicas primitivas de la propaganda política. Pero en el fondo, y no de manera explícita sino de manera subconsciente, lo que estas elecciones representan es votar contra el pasado «estallido social» (representado por Kast) o votar a favor de aquellas manifestaciones con sus respectivas cuotas de violencia (representado por Boric). 

Simpatizantes del pasado «estallido social» versus los que estuvieron en contra, es así como debiéramos ver estas elecciones presidenciales. Las presentes elecciones ya no se trata de votar en contra de los que estuvieron apoyando a la dictadura de Pinochet o votar a favor de los que ganaron el «NO» en el plebiscito de 1988. Ya entramos a otros tiempos. Habría que recordar que esa derecha que colaboró con la dictadura, ya ha ganado dos elecciones presidenciales con Sebastián Piñera (actual presidente).

Hay que entender, o aceptar, que a muchos ciudadanos les incomodaron los hechos ocurridos en el pasado «estallido social». No por nada tenemos los candidatos que tenemos para estas presidenciales. En estas elecciones muchos se verán empujados a elegir por alguien el cual le pueda garantizar paz, tranquilidad y seguridad, y que no se puedan repetir nuevamente aquellos hechos, aún muy frescos en la memoria colectiva. Otros optarán por un candidato que les pueda garantizar que no retrocederán en sus actuales derechos y que irán por otros nuevos.

Y si atendemos a los números de la primera vuelta, el candidato de derecha, José Antonio Kast, tiene muchas posibilidades de ganar las elecciones presidenciales, queramos o no. Si los cálculos no fallan, una buena parte de los votos que obtuvo el ex candidato presidencial del Partido de la Gente, Franco Parisi (12,80%), se podrían ir hacia José Antonio Kast, sumado a los votos que obtuvo el ex candidato presidencial Sebastián Sichel (12,79%), representante de la coalición de derecha Chile Vamos. 

La percepción que se tiene al observar a la dirigencia del Partido de la Gente (PDG), es que aquellos tienen más inclinación hacia la derecha de un José Antonio Kast que hacia la izquierda de un Gabriel Boric, aunque declaren ser “ni de izquierda ni de derecha”. Lo mismo podríamos decir de los simpatizantes de Franco Parisi. Pero Parisi debería tener algo muy claro: si desea proyectarse para una nueva carrera presidencial, lo aconsejable sería que no se inclinara públicamente hacia ningún candidato o que no apoyara públicamente a ninguno de los dos candidatos, ni como persona ni como partido, aunque juegue a aquello de la “democracia digital” con sus militantes, y que dé total libertad a todos los simpatizantes que votaron por él en primera vuelta. De lo contrario, podría repetirse la misma situación que le sucedió a Marco Enríquez-Ominami cuando en las presidenciales 2009-2010 como candidato independiente le dió personal y públicamente su apoyo al ex candidato presidencial Eduardo Frei (Concertación), además de darle libertad de acción a sus votantes. Y todos sabemos en qué terminó todo.

Y por último… Si atendemos a las fortalezas y debilidades de los presentes candidatos, Gabriel Boric se ve muy complicado frente a José Antonio Kast, desde el ámbito de la percepción visual o el lenguaje corporal. La juventud de Gabriel Boric (35), si bien puede ser una fortaleza, también podría ser una debilidad frente a la madurez de un José Antonio Kast (55). La inseguridad, la impulsividad, el constante titubeo y cambio de discurso del candidato Gabriel Boric, podrían jugarle muy en contra frente a la serenidad y seguridad del candidato José Antonio Kast. Y es que da la impresión que a Gabriel Boric le hace falta más preparación frente a su rival con más kilometraje político. La mayor fortaleza de Boric frente a su rival, quizá sea su juventud y pasión. La frialdad, la falta de emoción y pasión de José Antonio Kast son sus mayores debilidades.

Níkolas Stolpkin

Analista político nacional e internacional – Political Analyst – Crítico de política y Cultura Contemporánea.


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