Enigma policial sin resolver llega al teatro

La dupla creativa se sumerge ahora en una aventura investigativa para llevar a escena el caso de un joven desaparecido en el volcán Osorno durante 1985. La obra forma parte de su residencia en Sidarte, que incluye la reposición de su elogiado trabajo anterior, Helen Brown; la realización de un taller y dos conversatorios abiertos al público.

Enigma policial sin resolver llega al teatro

Autor: Nicolás Massai

El 12 de diciembre de 1985, un joven holandés fue visto por última vez en las inmediaciones del volcán Osorno. El adolescente de tan sólo 18 años, había decidido cruzar a Chile como parte de su viaje por Sudamérica. El caso fue investigado, incluso, por el juez Juan Guzmán, sin embargo, no se obtuvieron resultados. Hoy, tres décadas más tarde, sus padres siguen viajando sagradamente cada año para continuar con su búsqueda.

«Un verano descubrimos con Trinidad el afiche de un joven que llevaba desaparecido 30 años. Nos llamó la atención porque el cartel estaba intacto y descubrimos que los padres viajaban al sur de Chile a pegarlo año tras año. Dimos con un artículo en internet, luego llegamos a una periodista, después a la abogada que lleva la causa en el país, conseguimos la causa, contactamos a los padres –que apoyaron nuestra búsqueda todo el tiempo– y comenzamos nuestra investigación que se extendió por cuatro años», explica Daniel Marabolí sobre el suceso que dio pie a FIN, nueva creación conjunta con Trinidad Piriz que se estrenó el pasado 15 de junio en Teatro Sidarte.

El montaje grafica el periplo de los investigadores en lo que ellos describen como su set de trabajo, sitio en el que se escuchan extractos de la causa, mezclados con audios de las conversaciones que tuvieron para desarrollar la pieza. «Se genera la entrevista en vivo con audios grabados y vamos desarrollando la causa, pero llega un momento en que encontramos a los culpables, pero la realidad chilena y el juez dicen No, y es cuando en la puesta en escena, acudimos a la ficción. Además aprovechamos de abordar hasta qué grado nos obsesionamos porque, de hecho, lo hicimos. La investigación artística nos quedó chica y empezamos a vivir una aventura policial, fue un delirio en el que hasta nos creímos Homeland«.

Aunque en esta ocasión cuentan con la colaboración de la escritora Mónica Drouilly en la dramaturgia y sienten que han avanzado de la creación performática a algo más actoral; tal como en sus trabajos anteriores, su énfasis está puesto en el sonido. «Nos enfocamos en el testimonio de la voz, en cómo relata una versión; tomamos la voz como fenómeno de una visión externa o interna que traducimos a sonido, porque es la textura de nuestro espectáculo. Aparte de encontrar estos testimonios que están hablando de su pasado, son voces que tienen mucha personalidad, que hablan de tipos de chilenos, de formas de vida, de maneras de pensar y de sus versiones sobre un mismo hecho», detallan.

Este estreno se da en el contexto de una residencia que la dupla artística está llevando a cabo en Sidarte y que incluye la reposición de su elogiado montaje anterior, Helen Brown; dos conversatorios abiertos al público y la realización de un taller que han dictado antes en Chile y el extranjero.

«En El sonido y el adentro aplicamos nuestras metodologías creativas donde trabajamos con la autobiografía, la generación de un relato autobiográfico, la ficción de este relato y el universo sonoro que este relato propone (…) Nuestro trabajo es muy intimista por eso quisimos que se hiciera dentro de esta residencia. Instalarnos un mes completo y terminar la creación en ese espacio, porque el espacio es muy importante. Somos sólo los dos, usamos pocas luces, utilizamos microfonía… hay que bajar el sentido visual para que el sonido, al fin, pueda aparecer».


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