Ocurrió en enero de 2011, cuando un adolescente esperó al magnate norteamericano David Rockefeller a la salida del aeropuerto en Santiago para encararlo, que el dueño de El Mercurio, Agustín Edwards, recibió también lo suyo.
Luego de espetarle al banquero gringo que su familia era «la más repugnante del mundo» e invitarlo a «abandonar Chile» en ese mismo momento, el joven continuó su funa con el amigo del desaparecido Rockefeller.
Edwards se encontraba en la parte delantera del automóvil en donde se trasladaría el estadounidense. Allí debió recibir sentado el mensaje. «Eres un traidor para Chile», le dijo el joven Matías Rojas, periodista de El Ciudadano, al sorprendido promotor y cómplice del golpe de Estado de 1973.
Acá el registro de ese mítico momento.