Durante el verano aumentan las temperaturas y la exposición al sol, ya sea de forma recreacional, en la playa, la piscina, estando más al aire libre o por la obligación en ciertos trabajos.
En esta época también aumenta la radiación ultravioleta, que se divide en radiación ultravioleta B, responsable del daño agudo de la piel al exponerse al sol, que es la quemadura solar, y que se manifiesta como enrojecimiento, dolor y formación de ampollas, y la radiación ultravioleta A, que es la que causa el daño crónico de la piel expuesta al sol, como -por ejemplo- las manchitas y el cáncer de piel.
Los rayos solares penetran en la piel de los seres humanos con radiación ultravioleta que es capaz de alterar el ADN, fenómeno que provoca mutaciones que pueden llevar a la producción de un melanoma, un cáncer de piel agresivo que puede causar la muerte.
La tradición estival de tomar sol para obtener un tono bronceado debe dejarse en el pasado, dicen los especialistas. Necesitamos un cambio cultural, estético y de conducta para prevenir problemas de salud.
La Dra. Irene Araya, dermatóloga del Hospital Clínico Universidad de Chile, dice que las recomendaciones son las mismas que los y las especialistas han insistido hace años: evitar salir al sol en las horas de máximo calor, preferir la sombra, y cuidar especialmente a adultos mayores y a niños y niñas.
«Protegerse con ropa que cubra la mayor parte de la piel, sombrero y lentes; y usar filtro solar en las áreas expuestas cada tres horas. Lo importante es que realmente se transformen en hábitos para cambiar así las conductas de riesgo. Es necesario también dejar atrás el concepto estético de desear una piel bronceada», planteó la especialista.
Lo más importante, recalcó, «más que el bloqueador solar, es que la gente de verdad haga caso a las recomendaciones. Seguimos viendo todos los veranos las playas llenas a la hora de mayor radiación, por ejemplo».
«Y el segundo mensaje es el tema del bronceado. El bronceado no es saludable, es un grito de la piel que dice ‘estoy pigmentándome para defenderme porque este sujeto -los rayos ultravioleta- me está exponiendo’. Tiene que haber un cambio cultural, estético y de conducta, de lo contrario, tendremos muchos más casos de cáncer de piel en el futuro», advirtió la Dra. Araya.
Coincide este diagnóstico el Dr. Fernando Valenzuela, dermatólogo del Hospital Clínico Universidad de Chile: «Cuando ocurre el bronceado, significa que hubo daño. O sea, la piel no es que se broncea, sino que hay un daño solar que obliga a la piel a buscar sus métodos de defensa contra la radiación».
«Entonces», agrega el médico, «no existe un bronceado saludable y broncearse entonces significa que la piel tuvo contacto con la radiación y que produjo un daño».
Riesgos a corto y largo plazo
Los especialistas explican que hay riesgos que son agudos y otros que son más crónicos o a largo plazo frente a la exposición al sol y las altas temperaturas. Dentro de los primeros está la deshidratación grave o incluso un shock y la muerte, especialmente con adultos mayores e infantes.
«Hay una destrucción de los centros termorreguladores que están a nivel encefálico. Se descontrola todo el sistema y aumenta la temperatura del cuerpo, y eso es incompatible con la vida humana. Puede generar un golpe de calor, una falla multiorgánica y la persona puede morir, sobre todo si son personas de edades extremas», dice la doctora Araya.
«Un joven atlético puede resistir más, pero igual puede complicarse. Y lo otro agudo es la quemadura solar, que actúa igual que una quemadura por fuego, hay una inflamación muy importante de la capa superficial de la piel», añade.
El daño solar también es acumulativo. El tejido va a cicatrizar, pero existen daños a mediano y largo plazo, como el desarrollo de un cáncer de piel, fotocarcinogénesis, que no será inmediato, pero puede presentarse en 20 años más o en solo tres veranos de bronceado si es un melanoma y existen antecedentes genéticos u otra vulnerabilidad.
«El sol altera el ADN. El contacto de la radiación solar con la piel y el que capta la radiación, el cromóforo, es el DNA, y ahí es donde se producen las mutaciones. Eso nos puede llevar a una futura producción de un melanoma, por ejemplo, u otro tipo de cáncer de piel asociado al sol. Dependiendo de la forma clínica, puede ser muy rápido de metastatizar y ahí estamos hablando ya de un mal pronóstico, de vida», afirma la experta.
Fotoenvejecimiento: Cuando la piel envejece antes que la persona
El segundo problema a largo plazo es el fotoenvejecimiento. El sol provoca envejecimiento prematuro, un asunto que se acentúa si consideramos que cada vez el pronóstico de vida es mayor y las personas viven muchos más años.
El Dr. Valenzuela dice que para prevenir el cáncer de piel y el envejecimiento cutáneo lo más importante es evitar la exposición.
«Esto quiere decir evitar con una protección física, o sea, estar en la sombra, evitar estar en la intemperie, sobre todo entre las 11:00 y las 16:00 horas, donde el índice de radiación ultravioleta es mayor. Ropa que cubra la mayor parte del cuerpo, usar sombrero, gorro con ala ancha, usar lentes de sol porque nuestro ojo también necesita protección contra la radiación y, de segunda línea porque son menos eficientes, usar protectores solares, que lo que van a hacer es que la radiación que llegue a nuestra piel no se absorba», concluyó.
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Foto Portada: Agencia Uno (archivo)