Con el objetivo de alargar la vida útil de los rellenos sanitarios y reducir la generación de metano, el Gobierno presentó un proyecto de ley que promueve el reciclaje de residuos orgánicos, una normativa que busca establecer incentivos y obligaciones para fomentar la recolección de estos y así contribuir a la mitigación del cambio climático.
Pero, ¿cuáles son los desechos orgánicos?
La académica de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza de la U. de Chile, Nélida Villaseñor, explica que «son aquellos elementos que provienen de animales, hongos y plantas que desechamos. Por ejemplo, cáscaras de huevos y frutas, el pasto que cortamos, las hojas y ramas caídas de los árboles, son desechos orgánicos».
En esa línea, su colega de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la misma Universidad, Yasna Tapia Fernández, agrega que «los residuos orgánicos son aquellos que contienen el elemento carbono unido a moléculas que son nutrientes. En términos domésticos, son restos de alimentos, principalmente de frutas y verduras».
Dicho esto, la profesora Villaseñor plantea que es importante saber que en la naturaleza «la materia se recicla, por lo que estos elementos son reutilizados constantemente».
«Por ejemplo, cuando un animal muere, es alimento de diferentes animales, hongos y microorganismos que lo van a descomponer en moléculas más sencillas, las que luego forman parte del suelo y pueden ser utilizadas por las plantas. Así, los elementos pasan a ser parte de las plantas y luego de los animales que las consumen. Por lo tanto, los residuos orgánicos tienen elementos que pueden ser utilizados por diferentes organismos en un ciclo sin fin», señala la docente.
Villaseñor detalla en ese sentido que «en Chile, cuando desechamos estos elementos junto a la ‘basura’ evitamos este ciclo porque llegan a rellenos sanitarios, donde además se producen gases de efecto invernadero».
Asimismo, agrega que «debido a que los desechos orgánicos en la ciudad de Santiago comprenden gran parte de lo que es desechado como basura, es urgente implementar mecanismos para permitir el reciclaje de estos elementos», que es el objetivo del proyecto presentado por el Gobierno.
En este mismo sentido, la profesora Yasna Tapia recalca que en las ciudades, «el reciclaje de nutrientes mediante compost permite tener una enmienda para jardines públicos y casas particulares, fortaleciendo la vegetación y disminuyendo el consumo de fertilizantes sintéticos. Además, se reutilizan estos residuos orgánicos evitando que vayan a vertederos sin aprovechar los nutrientes».
La académica asegura que el reciclaje de nutrientes mediante la elaboración de compost casero es bastante sencillo de hacer, mediante composteras comerciales o confeccionadas artesanalmente que se adaptan al espacio.
Por ello, sostiene que pensarlo «a nivel ciudad, como propone el proyecto de ley presentado por el Gobierno, no es complejo. Para tener una instalación de compostaje en la ciudad se requiere terreno y maquinaria para el proceso de volteo».
«La comuna de La Pintana es pionera en la ciudad de Santiago en tener una planta de compostaje a través de la Dirección de Gestión Ambiental. Esta comuna recolecta restos de vegetales de ferias libres y de casas, y genera un compost para sus jardines», cuenta Yasna Tapia, informando que la Facultad de Ciencias Agronómicas de la U. de Chile, ubicada en La Pintana, ya ha realizado investigaciones con este compost, que ha resultado ser «una muy buena enmienda orgánica».
¿Qué dice el proyecto del Gobierno?
La ministra del Medio Ambiente, Maisa Rojas, fue quien presentó los detalles del proyecto de ley presentado por el Gobierno, el cual promueve el reciclaje de residuos orgánicos, como restos de frutas y verduras, a través de un «camión del reciclaje de residuos vegetales» o la entrega de composteras a la ciudadanía, entre otras alternativas.
La ministra Rojas explicó que se estima que la «bolsa de basura» de los hogares en Chile está compuesta en un 58% de residuos vegetales -tales como restos de verduras, frutas y poda-, por lo que esta iniciativa propondrá soluciones concretas para evitar que estos residuos terminen en los rellenos sanitarios.
Así, el proyecto establecerá incentivos y obligaciones para fomentar la recolección segregada de los restos de verduras, transformando un problema en beneficio para la población.
«Evitar que los residuos vegetales terminen en rellenos sanitarios tiene varios efectos positivos. Por un lado, podremos alargar la vida útil de los rellenos sanitarios y disminuiremos la generación de metano, potente gas de efecto invernadero que contribuye al cambio climático. Además, al compostar produciremos fertilizantes naturales», indicó la ministra.
Sobre el desafío que implica esta iniciativa, la secretaria de Estado dijo que «hacer separación en origen tiene un tremendo potencial de educación ambiental, porque se mete a la cocina de nuestras casas, donde podremos ver cómo se transforma un resto vegetal en tierra con nutrientes que nos permite cultivar algo. Ese es un aprendizaje muy importante en un contexto de triple crisis ambiental: la de cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación».
También, el proyecto de ley contempla diversas opciones para la gestión de los residuos orgánicos. Los municipios tendrán la responsabilidad de ofrecer sistemas de recolección puerta a puerta de los restos vegetales, así como la implementación de camiones especializados en el reciclaje de orgánicos.
Además, se promoverá la entrega de composteras o vermicomposteras para los hogares, junto con el desarrollo de proyectos de compostaje a nivel comunitario o barrial.
Es importante destacar que la implementación de esta ley será gradual, avanzando paso a paso en la obligación de separar los residuos orgánicos en su origen.
En primera instancia, se comenzará con los restos de poda y jardín, así como los residuos orgánicos provenientes de las ferias libres.
En una segunda etapa, se incluirá la fracción orgánica generada por centros comerciales, eventos y estadios.
Posteriormente, se extenderá a los hoteles, restaurantes y cafeterías, y por último, la obligación se expandirá a los hogares.
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