Estatua de Merino: La «deplorable» respuesta de Defensa y la Armada que molestó a organización por la memoria

"No nos deja más alternativa que incrementar las presiones para que se respete la voluntad democrática expresada por la Cámara de Diputados y se remueva este fósil dictatorial", le respondió la organización "Ciudadanos por la Memoria" al ministro Alberto Espina.

Estatua de Merino: La «deplorable» respuesta de Defensa y la Armada que molestó a organización por la memoria

Autor: Daniel Labbé Yáñez

El 22 de agosto pasado la asociación «Ciudadanos por la Memoria» envió una carta al ministro de Defensa, Alberto Espina, con el objetivo de solicitarle ordenar a la Armada el retiro de una estatua erigida en el Museo Naval y Marítimo de Valparaíso al ex comandante en jefe de la Armada y miembro de la Junta Militar, José Toribio Merino Castro. Entre los argumentos esgrimidos por la organización, se señala que este último «se amotinó contra su Comandante en Jefe y usurpó el mando de la Armada para iniciar el golpe de Estado de 1973» y que «tuvo, indiscutiblemente, la responsabilidad del mando por las violaciones de derechos humanos cometidos por personal de la Armada durante toda la dictadura».

A raíz de lo anterior, «Ciudadanos por la Memoria» sostiene que «es impresentable que en un país democrático (Merino) sea objeto de homenajes por una institución del Estado de Chile». El mencionado monumento levantado en Valparaíso, añaden, «abandera políticamente a la Armada, una institución que debiera ser de todos los chilenos, y la enajena de una buena parte de la ciudadanía».

La respuesta desde el Ministerio de Defensa tardó poco más de dos meses y medio en llegar y, en estricto rigor, lo único que hizo fue copiar lo que a su vez le señaló a esa cartera la Armada. En este documento, el comandante en jefe de la Armada, Julio Leiva, señala que con la estatua erigida a Merino la institución castrense «ha hecho un reconocimiento a su persona en su calidad de ex-Comandante en Jefe de la Armada, sin vulnerar disposición legal o reglamentaria alguna (sic)».

Junto con lo anterior, se agrega que por encontrarse en el inmueble fiscal que alberga al Museo Marítimo Nacional, la estatua de Merino «no se trata de un ‘monumento público'».

Por último, respecto de la mención al miembro de la Junta Militar como «usurpador» del mando de la Armada en el golpe de Estado y su «responsabilidad de mando por las violaciones de derechos humanos» cometidos por personal de la Marina, Julio Leiva responde que solo «se trata de la apreciación personal de quienes la expresan» y que no existiría un proceso judicial que avale las «supuestas conductas ilícitas» de Merino.

«Fósil dictatorial»

Es entonces a raíz de este resultado que «Ciudadanos por la Memoria» ha decidido hacer públicos los mencionados documentos y enviar una réplica al ministro de Defensa. En ella se lamenta la «respuesta» de dicha cartera, exponiendo argumentos tanto de fondo como de forma en contra del actuar de Alberto Espina.

«Por el fondo, porque permite que la Armada de Chile se siga abanderizando políticamente con un personaje de siniestra memoria para una gran parte de este país. Desoye no solo nuestra petición, sino lo que es mucho más importante, la voz del pueblo de Chile expresada por acuerdo de la Cámara de Diputados que solicitó también recientemente al Gobierno el retiro del homenaje en cuestión», plantean.

Foto: Ministerio de Defensa

En cuanto a la forma -agregan- «nos parece deplorable que no haya un pronunciamiento directo de usted en cuanto autoridad generada por los procedimientos democráticos vigentes, sino que se limite a reenviarnos la posición del Comandante en Jefe de la Armada».

Junto con ello hacen ver a Espina que «estamos convencidos que ese seguidismo de las autoridades civiles respecto a las FFAA, esa concesión de una malsana autonomía a los organismos castrenses, es lo que está en el centro de la grave crisis moral que las instituciones armadas y de orden atraviesan actualmente».

Por último, la organización señala a la autoridad de gobierno que «su respuesta no nos deja más alternativa que incrementar las presiones para que se respete la voluntad democrática expresada por la Cámara de Diputados y se remueva este fósil dictatorial, cuya sola existencia luego con razón hace pensar en el exterior que nuestra democracia es de baja intensidad y no da reales garantías».


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