Uno de los principales legados de la dictadura y que ha sido sostenido durante los últimos 25 años es el Código Laboral que neutraliza los derechos de los trabajadores en beneficio del empresariado, bajo los conceptos de la “estabilidad” “protección de la inversión” y “desarrollo”.
Durante el año pasado el gobierno de Michelle Bachelet ingresó en el Congreso un proyecto de reforma laboral, que fue calificado de timorato por organizaciones laborales y como una amenaza por los grandes empresarios. Desde ese momento cientos de indicaciones fueron presentadas, las que responden en su mayoría las peticiones de los gremios empresariales, por lo que la versión original del proyecto quedó muy disminuida y la posición de los trabajadores quedó en la trastienda de la discusión parlamentaria.
Así la negociación por rama, eje fundamental de las propuestas de los trabajadores y que permite la negociación por área laboral en paralelo de la negociación colectiva de cada empresa, no pudo ser incorporada al proyecto – a pesar de su importancia – porque tanto el gobierno como los parlamentarios oficialistas señalaron que este punto “no se encontraba en el programa”.
En este sentido la aprobación del fin al reemplazo en la huelga, , pasaría a convertirse en el, quizás, único avance en el proyecto que pretende ser una “reforma”.
Desde la Fundación Sol, a través de su análisis de la Reforma, señala que que este proyecto de reforma es malo «porque no posibilita que la negociación colectiva se desarrolle fuera de la empresa y, además, sigue regulando excesivamente los procedimientos de la negociación. Esta Reforma no consigue desmantelar los pilares del Plan Laboral, incluso existe un riesgo concreto de consolidarlo en un contexto post-dictatorial.».
En este sentido el presidente de la Confederación de Trabajadores Metalúrgicos (Constramet), Horacio Fuentes, señala que el fin del reemplazo en huelga “Es un avance importante. El reemplazo es la negación de la huelga y provoca la confrontación de los trabajadores, es un elemento de división que utilizan los empresarios. Esto es un aporte para el proceso de negociación colectiva y equipara la cancha respecto de la posición de los trabajadores frente al empleador”.
En tanto, el diputado y miembro de la comisión de trabajo de la cámara de diputados Gabriel Boric señala que “Yo soy muy crítico de este proyecto de reforma laboral en varios puntos, pero si puedo señalar que el fin del reemplazo en huelga es uno de los avances que logran los trabajadores en esta reforma. Si bien se establece la figura de los servicios mínimos, logramos que el gobierno modificara su postura original que morigeraba el fin del reemplazo en huelga para dejarlo en los estándares establecidos en la OIT”
“Los empresarios siempre han reaccionado negativamente. Tenemos un empresariado retrogrado y por ende no me extraña su reacción. Yo le quiero decir a los empresarios que no existe empresa que haya quebrado en el mundo por tener los trabajadores derecho a huelga, eso es solo parte de su campaña comunicacional” destaca el presidente de la Constramet.
Finalmente el diputado Boric expresó que si bien el fin del reemplazo es valorable el proyecto no logra cumplir con el objetivo pues “uno de los elementos más sustantivos para el derecho de los trabajadores que es la negociación por rama no ha sido tocado en este proyecto, cosa que haré ver cuando se discuta en sala”.
José Robredo H.
@joserobredo
El Ciudadano
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