Las feministas en Chile hemos tenido que dar duras batallas a lo largo de la historia para ser reconocidas como sujetas, con poder de decisión y determinación. Hemos tenido que enfrentarnos a las consideraciones morales y políticas que se tienen de las mujeres en una sociedad patriarcal, las cuales comienzan con una primera limitación y dominación: la disputa sobre nuestro cuerpo y nuestro derecho a decidir sobre el mismo.
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Desde esta vereda de lucha, avanzar al reconocimiento total de nuestra soberanía y autodeterminación implica, en primer lugar, que la legislación reconozca y asuma la realidad de muchas mujeres que abortan de manera insegura, criminalizadas y completamente solas, asumiéndolo como una tarea de salud pública pendiente. Pero, al mismo tiempo, es fundamental que tanto el Estado como la sociedad toda, reconozcan el aborto como un derecho sexual y reproductivo de las mujeres, que debe protegerse y garantizarse sin importar las causales que lo motiven
El proyecto de despenalización del aborto en 3 causales es apenas un piso mínimo en esta reivindicación del movimiento feminista. Piso mínimo, aunque con graves deficiencias como la objeción de conciencia para todo el equipo médico y las trabas que impone en los casos de abortos adolescentes. Pese a ello, durante la votación legislativa de esta semana, hemos sido testigos de cómo las discusiones sobre el ejercicio pleno de nuestros derechos sexuales y reproductivos quedan al servicio de intereses personales y fundamentos morales que poco y nada tienen que ver con las bases de la sociedad que queremos, en la que podamos decidir sobre nuestros propios cuerpos.
Mientras que el proyecto logró pasar a la votación el Senado y ser aprobado, no sucedió lo mismo en la Cámara de Diputados, lo que significa una nueva dilatación del proceso ya que pasará a Comisión Mixta y, además, la derecha ya anunció la apelación al Tribunal Constitucional. Por sobre la oposición de la derecha conservadora, que era esperable, aquel actor que fue protagonista en la definición final de cada una de estas votaciones fue la DC; desde la iniciativa del Senador Zaldívar por echar abajo el proyecto completo, hasta el rol que ocuparon sus votos en contra en el resultado final de la votación en la Cámara de Diputados.
Ahora bien, es necesario dejar en claro que el problema no es de la DC en sí misma. O, que los problemas que presentó el proyecto para aprobarse, dan cuenta de un deficiente liderazgo del gobierno para organizar a los diputados de las diferentes bancadas del conglomerado en torno a la aprobación del proyecto. Por sobre ello, esta es otra expresión más del fracaso de esta coalición para llevar adelante un programa transformador como el que Chile necesita. El problema no es de “conducción” – como ha sido llamado en estos días – sino de voluntad política y proyecto de país; desafío, frente al que la NM se muestra incapacitada. Aquí, no sólo los derechos y autonomía de las mujeres no forman parten de su principios orientadores centrales. Más grave aún, en el conglomerado conviven fuerzas que son precisamente contrarias a esta bandera de lucha.
En la medida que sigan penalizando nuestro derecho a decidir, debemos seguir llenando las calles hasta que seamos escuchadas, hasta que al menos nuestros derechos mínimos sean garantizados, hasta que seamos reconocidas como sujetas de derecho. Hoy más que nunca es fundamental que salgamos a las calles y que nos movilicemos y organicemos, porque no somos incubadoras que estén a la merced de los deseos e imposiciones de otros. Este 25 de julio, a las 18:00 en Plaza Italia, seguiremos dando esta lucha que miles de mujeres llevamos día a día.
Feministas Frente Amplio