Hace tres años que Oceana había realizado un estudio donde se indicaba que la flota de arrastre de fondo de merluzas y crustáceos se expandía cada año un promedio de 554 km2. “Estas eran nuevas zonas que estaban siendo arrastradas, nuevos ecosistemas que estaban siendo destruidos”, sostuvo Liesbeth van der Meer, directora ejecutiva de la ONG.
Por esta razón, Oceana presentó una propuesta para la eliminación progresiva de la de arrastre en Chile, en la que se incluían los resultados de un estudio realizado por la ONG que mostraba que cada año 3.905 km² de superficie marina eran impactadas por este arte de pesca, evidenciando además la expansión de buques arrastreros a áreas nunca antes devastadas.
Este estudio fue entregado a la Subsecretaría de Pesca, desde donde se complementó y se tomó la decisión de prohibir la expansión de la pesca de arrastre de fondo marino. “Este es un gran paso en la protección de los océanos, evitando que las flotas que pescan crustáceos y merluzas arrastren nuevas áreas”, añadió van der Meer. En ese sentido, planteó que “el congelamiento de la huella de arrastre se declara después de un proceso de estudio y sociabilización liderado por la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura, que contó con la presentación ante los Comités de Manejo, lo cual demuestra la importancia de estas herramientas y del diálogo entre las organizaciones no gubernamentales, el Gobierno, la industria y la pesca artesanal”.
Esta es una de las medidas más importantes que se usan a nivel mundial para la protección de los hábitats marinos, que busca “asegurar la captura sustentable de los recursos pesqueros y que se incentiven métodos de pesca selectivos”, explicó la directora ejecutiva de la ONG.
“No vemos impacto en la actividad económica”
El Subsecretario de Pesca y Acuicultura, Pablo Berazaluce, explicó en la ocasión que “esta es una de las medidas que se toman para ir acabando de manera progresiva y siempre que no tenga impacto en las fuentes laborales”. Además, explicó que esta medida la suman a la realizada el año 2015 cuando prohibieron la eliminación del arrastre de más de 117 montes submarinos. En estas áreas marinas existen ecosistemas únicos donde es posible encontrar corales y esponjas de aguas frías y profundas, además de especies tan importantes como atunes y tiburones.
La autoridad aclaró a la industria que esta medida no tendrá “ningún impacto en la actividad económica ni en las fuentes de empleo, porque lo que estamos haciendo es consagrando y congelando donde la industria ha operado por más de 16 años”. Junto a eso explicó que van a mantener un área de operación basada en la estadística de más de 16 años, que -detalló- “grafica que la flota ha operado en una zona y nosotros les estamos diciendo ‘manténgase operando en esa zona’ y lo que le estamos prohibiendo es justamente expandirse”.
La autoridad agregó que “la huella de pesca se determinó sobre la base de la operación de la flota de ambas pesquerías -merluza común y la de crustáceos demersales- en un periodo de 16 años, medida que no impacta a la actividad económica, ni afecta a las fuentes empleos».
El subsecretario manifestó igualmente que no le estamos “prohibiendo ni cercenando su área de operación, sino que donde ellos han operado habitualmente, va a ser allí donde se van a poder mantener operando”, sostuvo. Explicó también que será Subpesca quien regulará los artes de pesca entre las regiones en que se desarrollan las pesquerías de merluza común y crustáceos demersales, por fuera del Área de Reserva Artesanal.
El estudio realizado por Oceana y publicado en noviembre de 2016, daba cuenta de forma técnica y contundente de esta necesidad de frenar la expansión de la pesca de arrastre de fondo, en los que se explicaba que «el Mar Territorial dentro de las 12 mn alberga un número considerable de especies importantes de mamíferos y aves marinas, peces y de invertebrados como esponjas, corales antozoos y poliquetos, entre otros». Estos -agregó- están «altamente amenazados por la pesca de arrastre de fondo, sea por contaminación acústica o extracción como fauna acompañante, o por destrucción del hábitat por el uso del arrastre de fondo».
Además, daba cuenta de que entre Taltal y Valparaíso «se pueden identificar un total de cinco zonas que representan una alta riqueza de especies», por lo que el cierre de la pesca de arrastre dentro del Área de Reserva para la Pesca Artesanal (ARPA) Taltal y Valparaíso significará «la conservación marina del 51 por ciento del área considerada como importante para conservar la alta riqueza de especies». Esto, se añade, solo afectará a «seis zonas de alta biomasa de crustáceos menores, especialmente del langostino amarillo, pero no la pesca del camarón nailon». Así también se podrán conservar dos zonas de alta biomasa de la merluza común y puede contribuir a la reconstrucción de estas pesquerías; e incluso el cierre total del ARPA entre Taltal y Concepción no afectaría la mayoría de los caladeros del langostino colorado y ninguno de los caladeros del camarón nailon.
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Javier Karmy Bolton