Iglesia modificó guía para tratar casos de abusos sexuales a menores

Este miércoles la Conferencia Episcopal reveló el documento que lleva por nombre “Cuidado y Esperanza: líneas guías de la Conferencia Episcopal de Chile para tratar los casos de abuso sexual a menores de edad”. El escrito pretende establecer un método oficial para abordar los casos de abuso en toda la Iglesia.

El secretrario general de la institución, Mons. Cristián Contreras, manifestó que estos procedimientos son claros y están coordinados en el manejo de los casos de abuso “tanto para asistir a las víctimas como para formar a la comunidad eclesial en la protección de los menores de edad”.

Por otro lado, el Mons. Alejandro Goic señaló que las páginas son el fruto de un proceso que emprendió el organismo religioso en Chile “en uno de los momentos más dolorosos de su historia”. Además enfatizó en que los abusos a menores perpetrados por cléricos ciertamente “marcan un antes y un después en la vida eclesial chilena”.

Dentro de las modificaciones que se le hizo a la Iglesia se encuentra la que involucra a quienes trabajan en las iglesias o casa pastorales deberán tener una formación certificada en contra de los abusos sexuales, al mismo tiempo tienen que demostrar que no tiene juicios pendientes y obviamente mostrar una conducta legal impecable en la materia.

El Monseñor Contreras además se refirió a las acciones de Fernando Karadima, el ex párroco de la iglesia El Bosque que fue acusado de diversos abusos a menores y hoy se encuentra suspendido de por vida. Ante esto Contreras manifestó que son acciones que aún afectan a la iglesia chilena y recalcó que su actuar  “generó un daño inconmensurable”.

Sobre esta misma materia Alejandro Goic recordó que la iglesia se preguntó constantemente qué les había ocurrido, de qué manera pudieron llegar al contrasentido de la misión que proponen y que significa el daño a menores de edad.

La institución aseguró que las nuevas normas comenzarán a regir desde el próximo 16 de julio y que corresponderá a otras generaciones analizar los fallos que pudo haber tenido la Iglesia, pero la tarea que tienen hoy los obispos es actualizar las normas y hacerse cargo de las consecuencias que causó Karadima.