«Descontrol en las cargas de bencina: familiares de los diputados utilizan tarjetas pagadas con fondos públicos», es el título de la más reciente investigación de Ciper Chile, y que reveló como algunos parlamentarios burlan la normativa que regula su gasto de combustible.
«Aunque no está permitido que personas ajenas al Congreso utilicen las tarjetas de carga de bencina que financia la Cámara de Diputados, esposas, hijos y conocidos de los parlamentarios las ocupan para cargar combustible», señala la presentación del reportaje, realizado por Nicolás Sepúlveda y Paulina Toro.
En ese sentido, los autores afirman que esto se debe a que el sistema de control «es laxo, y no asegura que esas tarjetas, financiadas con fondos fiscales, no se utilicen para fines distintos de los legislativos».
Uno de los casos detectados por Ciper fue el de la esposa del diputado Cristóbal Urruticoechea (Partido Republicano), Tamara Küpfer Moller, quien ha utilizado la tarjeta en 38 ocasiones, mientras que el hijo del parlamentario también aparece cargando bencina en estaciones de servicio de Concón y Santiago.
Asimismo, otro caso presentado es el del diputado Boris Barrera (PC), quien en 2020 «perdió una de las tarjetas que le asignaron, la que terminó en manos equivocadas que cargaron $1,7 millones en combustible en autos desconocidos en tres regiones del país, demostrando la fragilidad del sistema», detalla la investigación de Ciper Chile.
De acuerdo al reportaje, el actual sistema fue implementado en 2018 por la Cámara: «Se desechó el sistema de rendición de facturas y les entregaron unas tarjetas que sirven para cargar bencina o diesel en las principales empresas distribuidoras del rubro. Cada tarjeta tiene un monto asignado, un RUT y una patente. Se suponía que con esa fórmula el control de los gastos de los diputados sería más estricto. Pero el mecanismo ya muestra fisuras», puntualizan los periodistas.
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