Días atrás, el periodista Javier Rebolledo dio a conocer que la Corte de Apelaciones había acogido una querella en su contra, presentada por el teniente coronel (r) del Ejército, Raúl Quintana Salazar, quien acusa ser víctima de injurias en el libro “Camaleón, la doble vida de un agente comunista”, publicado el año 2017.
A propósito de este caso, el investigador fue entrevistado en radio La Clave, espacio donde también expuso cómo los gobiernos presionaban el trabajo de los periodistas del diario La Nación –en ese momento pertenecía al Estado–, medio en el que Rebolledo trabajó como reportero en materias de derechos humanos.
“En el diario La Nación no teníamos idea dónde tenían metidos los micrófonos, pero en La Moneda se enteraban antes de que le presentáramos los temas que teníamos en pauta. Ya los militares le habían y La Moneda nos decía cuáles eran los temas que no querían que publicáramos”, afirmó el periodista.
Respecto del acceso al contenido de los artículos, Rebolledo señaló que «eran cosas que manejábamos entre cuatro o cinco periodistas, con suerte; porque teníamos mucho cuidado de que no se supieran, porque estábamos afectando, por ejemplo, al director de Inteligencia del Ejército, que sabíamos que estaba metido en una causa de lesa humanidad y que estaban declarando agentes en contra de él en un caso de un crimen y teníamos que tener mucho cuidado. Sin embargo, de todas formas, no me preguntes cómo, la información llegaba allá (a La Moneda) antes de que nosotros tuviéramos la determinación concreta de publicar el reportaje”.
La querella que enfrenta actualmente
Carolina Quintana, en representación de su padre –Raúl Quintana Salazar– se querelló contra el periodista, acción que será analizada por la justicia. El episodio revelado por Rebolledo, y objetado por el ex militar, se relaciona con una narración de un compañero del teniente coronel (r), identificado como Gregorio Romero Hernandez, quien declaró por el caso Tejas Verdes.
“Estando en el lugar que se utilizó como centro de tortura para enseñarle a los agentes de la DINA cómo se torturaba, ubicado en el subterráneo del Casino de Oficiales del regimiento, vio a Quintana Salazar introduciéndole una zanahoria en la vagina a una mujer que, al parecer después se llegó a la conclusión de que habría sido la ciudadana uruguaya que actualmente está desaparecida y por la cual Quintana está condenado por secuestro calificado”, comentó el autor de La danza de los cuervos, entre otros libros relacionados con las violaciones a los derechos humanos en dictadura.
Actualmente, Quintana Salazar se encuentra preso en Punta Peuco, cumpliendo una pena de 20 años. Tiene 30 condenas por torturas, apremios ilegítimos y secuestro calificado de siete personas, ocurridos en Tejas Verdes pocos días después del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.