Apalean y maltratan a las niñas del Liceo 1 de Santiago, y esto lo hacen los pacos que dependen del Gobierno, más específicamente de la ministra del Interior, señora Carolina Tohá o bien de la ministra de Defensa, señora Maya Fernández Allende. Dos mujeres de las cuales podría esperarse mucho, por razones obvias, pero que han defraudado a todos.
Como vivo en el extranjero, no sabía que en Chile existen todavía colegios separados para hombres y mujeres. No todos, espero, pero muchos, los principales como el “Liceo 1 Javiera Carrera” para niñas y el Instituto Nacional para varones.
¿Esto es Chile o es Afganistán? No lo sé y ningún extranjero que lea estas noticias lo va a entender.
¿Y qué era aquello tan grave que estaban haciendo las chicas del Liceo 1? Pues se encontraban afuera de su colegio, rememorando pacífica y tranquilamente el 11 de septiembre de 1973. Muy patriotas, bien informadas e inteligentes resultaron estas niñas.
La libertad de reunión pacífica está consagrada en la Declaración Universal de Derechos Humanos, que expresa en su artículo 20:
1. Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas.
Por lo demás, en el mundo entero -menos en Chile, al parecer- se considera que la libertad de reunión pacífica es un derecho fundamental de la democracia, que permite a las personas reunirse para expresar, promover, perseguir, y defender intereses comunes.
Pero el 12 de septiembre de 2024, sin motivo alguno, llegaron los pacos al Liceo 1 y atacaron ferozmente a las niñas. Agua a presión con productos irritantes para causar el mayor daño posible. Hubo varias víctimas, una de ellas cayó al suelo por la violencia del chorro, y allí el agua del guanaco la siguió azotando. La muchacha resultó con serias lesiones y tuvo que ser llevada por sus compañeras a un hospital. También varias niñas fueron detenidas por carabineros.
No voy a relatar todos estos hechos porque se pueden ver en las redes sociales o en las páginas de noticias de diarios extranjeros, naturalmente.
El día anterior el Presidente Boric había pronunciado un discurso bastante aceptable para recordar el 11 de septiembre de 1973, discurso que siempre se lo hace un empleado que escribe muy bien, pero al que le pagan una miseria.
Los gobiernos se caracterizan por lo que hacen, no por lo que dicen. Reprimir ferozmente a las muchachas del liceo 1 Javiera Carrera es una acción muy similar a las que hacía la dictadura. Y tampoco es la primera, muchos hechos parecidos se han producido desde que aparentemente se terminó la tiranía.
En primer lugar, hay que señalar que no se trata de que los carabineros hicieran un uso de la fuerza sin proporcionalidad, sin racionalidad, sin necesidad y sin responsabilidad, como más o menos señala el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) en la querella que presentó.
Pero miren, compañeros y amigos, ustedes están viviendo en otro planeta, en el planeta del pinochetismo, que se debería haber acabado hace rato. Porque en todos los países democráticos del mundo, el pueblo y dentro del pueblo, los estudiantes, tienen derecho a manifestarse, a salir a las calles y expresar su opinión pacíficamente.
¿Las niñas del Liceo 1 tenían pistolas, fusiles, metralletas u otras armas? Claro que no.
Y al parecer todos, incluso el propio INDH, no entienden bien cuál es el fondo del problema.
Es que los estudiantes y cualquiera otra persona tiene pleno derecho a manifestarse y en este caso a permanecer pacíficamente en el interior o exterior de su colegio, el Liceo 1 Javiera Carrera de Santiago, para conmemorar el 11 de septiembre de 1973 u otra fecha que les parezca significativa, sin que las fuerzas armadas o los carabineros puedan intervenir en forma alguna.
No se trata de reclamar porque la acción represiva fue desproporcionada, irracional, irresponsable, innecesaria y otras características similares.
¿Por qué? Sencillamente porque también sería inaceptable una intervención armada proporcional, responsable, racional y, en suma, perfecta. Pues sólo con inmiscuirse en esta situación, los pacos y sus jefes están violando el derecho de manifestar pacíficamente su opinión que tiene o debería tener toda persona en Chile.
¿Y por qué digo que sus jefes? Porque en torda institución jerarquizada como es la de Carabineros, los jefes (en este caso los oficiales, el general director, la ministra de Interior) son responsables de lo que hagan o dejen de hacer sus subordinados, que sólo pueden actuar por orden superior, ya que son jerarquizados y no deliberantes. Numerosos instrumentos internacionales sobre la matera lo disponen así, como el Estatuto de la Corte Penal Internacional (CPI) y su jurisprudencia; varios tribunales internacionales especiales, la Convención de La Haya de 1907, el Convenio de Ginebra de1929 y otros.
Igualmente establece esta responsabilidad el Derecho Internacional Humanitario, que no es lo mismo que los derechos humanos, pues el primero podría denominarse “derecho internacional en caso de guerra”.
También la Constitución Política que todavía nos rige, expresa en su artículo 19, inciso 13, que:
La Constitución asegura a todas las personas: 13°. El derecho a reunirse pacíficamente sin permiso previo y sin armas.
¿Entendieron ustedes cómo es la cosa? ¿Lo habrán entendido los pacos y sus jefes, lo habrá entendido el Gobierno y sus ministros o ministras? No lo creo, porque como defensa están dando argumentos completamente absurdos e incoherentes, que sólo demuestran ignorancia y sumisión a quienes defienden todavía a la dictadura y quieren que se olvide el 11 de septiembre de 1973.
Pues no, señores. El 11 de septiembre de 1973 se va a conmemorar y a llorar en Chile y en el mundo entero, por los siglos de los siglos. Y por siempre se rendirá homenaje a nuestro presidente mártir, el compañero Salvador Allende y a todas las víctimas de la dictadura.
Por Margarita Labarca Goddard
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