El fotógrafo y montañista Marcelo Mascareño y la antropóloga Emilia Astorga, revisaron las antiguas rutas y revivieron expediciones que transitaron quienes anhelaban establecerse o aventurarse en un remoto territorio del Monte San Lorenzo en la Patagonia. A través de un dedicado e intenso trabajo en terreno, reúnen el presente con relatos de la memoria de los rincones más aislados de Aysén, que solo constituía un imaginario geográfico hacia fines del siglo XIX e inicios del siglo XX, a través del proyecto Pioneros y Exploradores en Aysén.
Esta iniciativa fue tomando forma en los recorridos que Mascareño ha realizado durante dos décadas por el sector del San Lorenzo. Hoy, radicado en Cochrane desde hace 4 años, y siendo parte de la comunidad, observa la diversidad de identidades por las diferentes influencias de los procesos de poblamiento que se vivieron en el territorio. A través de la refotografía y junto a la comunidad, lograron poner en valor el patrimonio cultural e histórico territorio del San Lorenzo, el tercer monte más alto (de 3700 m) de los Andes Patagónicos e hito fronterizo natural entre Chile y Argentina que, por el lado chileno se ubica en la comuna de Cochrane, provincia Capitán Prat, y en Argentina se encuentra al norte del Parque Nacional Perito Moreno. Este sector, con una acentuada resistencia geográfica y hostilidad climática, que dificulta la vida y el desarrollo, y que posee una sublime belleza escénica, fue registrado en los mapas oficiales solo recién a principios del siglo XX comenzó, gracias a la labor realizada por la comisión limítrofes de ambos países. La primera ascensión fue año 1943, realizada por el misionero salesiano, explorador, fotógrafo y cartógrafo italiano, Alberto de Agostini, junto al suizo Alejandro Hemmi y el austríaco Heriberto Schmoll.
Su majestuosidad, grandeza, diversidad biocultural, lagos, ríos, glaciares, lo convierten en un ícono del montañismo, donde sus habitantes resisten a un tiempo distinto, alejados de la urbanidad, con un memoria de la historia que urge registrar, “es uno de los territorios más lejanos que hay en Aysén, todavía no hay señal telefónica, un territorio fronterizo, donde no hay realmente fronteras concretas y se puede experimentar una mezcla de culturas y aprender sobre un lugar y una historia que no se había logrado reconocer y que invita a aprender sobre cómo los paisajes van creando cultura y las culturas van aportando en la construcción de ese paisaje”, comenta la antropóloga Emilia Astorga.
La expedición hacia la memoria
El trabajo con la comunidad facilitó la investigación, logrando recolectar testimonios, archivos fotográficos familiares; realizaron bitácoras, y los pobladores de la base del monte San Lorenzo, Lucy Gómez y Luis Soto, colaboraron de manera activa y fueron fundamentales para esta iniciativa, así también otros habitantes del sector, tanto en el lado chileno como argentino. “Fue esencial hacer algunas de las salidas a terreno con ellos, como un complemento para la integridad del proyecto. Quisiera destacar la relación con las personas que nos guiaron y nos acompañaron en este trabajo de la refotografía”, comenta Mascareño.
La refotografía
Esta técnica fue una herramienta esencial para la investigación. Iniciada por el fotógrafo estadounidense Mark Klett, a mediados de los ochentas, permite comparar el paso del tiempo de un territorio, y abre la reflexión sobre la construcción del imaginario colectivo. Fue así como el equipo, apoyado también en fotografías del archivo del explorador Alberto de Agostini, quien realizó viajes en la zona del San Lorenzo y del Baker, volvieron a recorrer las rutas y reprodujeron las imágenes en el mismo espacio, para otorgarle un atributo en la construcción de la memoria. “La fotografía no solo cobra un valor histórico, funcional y estético, sino que también, al evocar ese pasado que se compara con la fotografía del presente, colabora en la memoria de la comunidad”, agrega Mascareño. Varias décadas separan las dos imágenes, un tiempo que evidencia la transformación del paisaje, ya sea por el cambio climático, que evidencia el derretimiento de los glaciares, el aumento en la vegetación, y por recintos donde todavía hay construcciones o solo vestigios del paso de exploradores.
Fue un trabajo en terreno de reconocimiento, que incluyó montañismo, hasta donde se transportaron los archivos, y se encontraron con muchos lugares en los que ya no se puede hacer la misma fotografía, por los cambios de la masa glaciar o porque la vegetación había aumentado. Y si bien fue imposible conseguir la foto perfecta, lo que las imágenes contribuyen a la memoria visual del territorio enriquece el archivo de la historia de la zona sur de Aysén, en los Andes Patagónicos.
El vínculo con la comunidad
El pasado mes de diciembre se realizó el lanzamiento de este proyecto junto a la comunidad de Cochrane, donde se incorporaron familias y pobladores del sector, además estuvo presente -vía remota- Berta Elorriaga, desde Trelew, en la Patagonia argentina, hija del primer pionero del sector del San Lorenzo, Juan Elorriaga. También desde Santiago estuvo presente, también vía remota, el montañista Erling Villalobos, uno de los protagonistas de la expedición que ascendió la torre García o torre Norte del San Lorenzo en 1966 junto a otros miembros de la rama de montañismo de la Universidad de Chile, y que fue uno de los primeros exploradores en realizar las primeras proyecciones del camino de la Carretera Austral, desde Cochrane hacia el sur. “Se ha hecho y se está haciendo un trabajo importante con nuestra memoria histórica y los procesos de desarrollo de colonización que enfrentó la región de Aysén, para nosotros han sido un gran aporte y referente las investigaciones del antropólogo Mauricio Osorio, el trabajo de Danka Ivanoff, y Fabián España con sus trabajos de fotografía etnográfica, entre otros. Además, incorporar la participación activa de la comunidad es esencial, ya sea agrupaciones, individuos, familias, ya que le dan una certeza y un valor al trabajo realizado”, comentó Mascareño.
Para Emilia Astorga, “lo interesante de este trabajo es que abre muchas líneas de investigación. Nosotros nos centramos solamente en una línea, que fueron los viajes realizados por de Agostini en el San Lorenzo, y eso dio paso para investigar más sobre las fronteras, los hoteles de campo, cómo influyó esta relación con Argentina en los primeros años de la colonización de Aysén. Y siguiendo esa misma trayectoria, todo el proceso de poblamiento de Valle Chacabuco, la estancia, su desalojo en los setentas. Hay muchas historias que se van surgiendo, a partir de una investigación. Para mi este es un trabajo exploratorio, e iba también explorando distintas cosas a medida que fluía la información a través de las entrevistas”.
La expedición hacia la memoria continúa, y desde el San Lorenzo, y esta investigación liderada por Mascareño, es aún más extensa y próximamente continuará en la cuenca del río Baker, por la ruta realizada por Hans Steffens, desde Bajo Pisagua hasta lago Cochrane-Pueyrredón, donde se evocarán otra serie de exploradores y viajeros del siglo XX de Aysén.
web: pionerosyexploradoresaysen.cl
Instagram: pioneros_exploradores_en_aysen
Por Ivonne Coñuecar