Los sectores del Rechazo siguen dando que hablar. La última, una propaganda levantada desde el movimiento, si se le puede llamar así, «Una que nos una», compuesta por figuras políticas de seudo «centroizquierda» que van por el Rechazo.
En el video de 30 segundos, aparecen figuras como Javiera Parada, la senadora Ximena Rincón y el exconvencional Felipe Harboe, haciendo un evidente guiño a la campaña del NO en el plebiscito de 1988, que definió el término, al menos teórico, de la dictadura militar en Chile.
Allí, estas «personalidades», con arcoiris de fondo e ideas directamente plagiadas de la antigua propaganda antidictadura, señalan por medio de la voz en off de Javiera Parada que «hoy volvemos a decir que no para tener la Constitución que Chile merece«.
«Una que nos una»: ¿centroizquierda financiada por militantes de la derecha?
La desvergonzada propaganda, como ya se ha señalado, fue producida por el movimiento Una que nos una. El origen de lo que ahora es una de las fuerzas del Rechazo tiene sus inicios en abril de este año.
La exjefa de la campaña presidencial de Ignacio Briones, Javiera Parada, lanzó en aquel entonces una campaña que buscaba que se le otorgara la facultad de “modificar y mejorar” el borrador de nueva Constitución a la comisión de Armonización de la Convención Constitucional.
A esa campaña, sin éxito, se le denominó «Una que nos una». El movimiento, supuestamente compuesto por personas de centroizquierda, ha mutado hasta convertirse en una de las fuerzas del Rechazo. Sin embargo, ¿quién financia a esta agrupación?
El destacado periodista de investigación de CIPER y académico de la Universidad de Chile, Nicolás Sepúlveda, realizó un ejercicio de transparencia a través de Twitter. En él dio a conocer, a través de información obtenida por transparencia, que los financistas de la campaña de Una que nos una son dirigentes empresariales y militantes UDI y RN.
Según registros Servel, señala el periodista, el ex ministro de Piñera y ex presidente de las AFP, Rodrigo Pérez Mackenna (UDI), les aportó $750.000 al movimiento. El abogado RN Jorge Carey (director de empresas y dueño del estudio de abogados) puso $350.000. Su esposa, Alejandrina Carvallo, aportó otros $650.000
Fernando Tisné Maritano es otro de los que figura como aportante al movimiento, con $1.000.000. Este, un empresario accionista de la administradora de fondos Moneda Asset Management, la que ha administrado fideicomisos de Piñera. Moneda acaba de ser absorbida por la brasilera Patria Investments.
Por último, Sepúlveda señala a Javier Olivares Peralta, quien aparece como donador de $1.340.172 a «Una que nos una». De él no hay mayores registros. Según el padrón del Servel, es un hombre de 24 años que registra domicilio en Lo Valledor.
La derecha dictatorial siempre presente
La polémica sobre los aportes a Una que nos una no son nada nuevo. En abril del presente año, Javiera Parada fue cuestionada por la falta de transparencia respecto al equipo detrás de la campaña. Para «aclarar» dudas, la impulsora del movimiento explicó que la empresa Artool “se puso con la web” y los costos de producción de los videos ($7,2 millones) se repartieron entre José Pedro Undurraga, Daniel Pérez y ella misma.
Aquí comienza el destejido de esta compleja red de nombres y ascendencias que están detrás de los aportes a la campaña de Una que nos una. Y, que mientras más nos adentramos, más tintes de ultraderecha dictatorial toma.
Primero, es necesario señalar que la consultora informática Artool es dirigida por el psicólogo Jorge Selume Aguirre, quien durante los años 2018 y 2020 se desempeñó como director de la Secretaría de Comunicaciones (Secom) durante el segundo Gobierno de Piñera, saliendo del cargo tras la polémica por el informe “big data” durante el estallido social.
Los representantes legales de Artool, en tanto, son el empresario Jorge Selume Zaror (padre de Selume Aguirre) junto a Luis Enrique Hasbún Selume, economista y hermano del exdiputado UDI Gustavo Hasbún.
Jorge Selume Padre fue director de Presupuestos de la Dictadura, quien junto al exministro de Educación de Pinochet, Guzmán Molinari, se adueñaron de las universidades de Laureate, tras la salida del grupo en 2020. Además, Selume, de origen palestino, fue parte del grupo autodenominado “Diez Mezquitas”, que en 1986 compró el intervenido Banco Osorno y La Unión, entre otros, junto a Álvaro Saieh.
José Pedro Undurraga, por otra parte y según lo informado por La Tercera, habría ingresado a la Secom del Gobierno de Sebastián Piñera gracias a Jorge Selume Hijo, como uno de sus funcionarios de confianza. Allí, Undurraga se desempeñó como jefe del Departamento de Estudios, Análisis y Procesamiento de Información.
El vínculo de las familias Undurraga y Selume es profundo y antiguo. En común tienen, entre otras cosas, haber sido parte de ese selecto grupo de familias que se beneficiaron con la dictadura. Pues, según el libro Con Fines de Lucro, de la periodista premio nacional, María Olivia Monckeberg, el padre de J.P Undurraga, José Pedro Undurraga Izquierdo, también empresario, trabajó en los equipos del Gobierno de Pinochet y asistió a las conmemoraciones gremialistas del Cerro Chacarillas durante la dictadura, donde jóvenes afín al régimen recibían una condecoración de parte de las autoridades del régimen tirano.
Undurraga Izquierdo ha estado involucrado en el negocio de la Educación desde hace más de 10 años. Primero, bajo el alero del grupo Laureate, ostentando cargos de poder como Vicepresidente de la Junta Directiva de la UDLA. Y, más recientemente, tras la salida del grupo Laureate y la entrada de su amigo Jorge Selume, como miembro de la Junta Directiva de la Universidad Andrés Bello, así lo establece su perfil de linkdin.
Pareciera además que la el pensamiento político de Undurraga Izquierdo se ha mantenido a lo largo del tiempo, pues la última militancia política que se le conoce está ligada a José Antonio Kast, férreo defensor de la dictadura, liderando el área de Educación en su campaña presidencial. Y, hasta abril, condujo un programa crítico de la Convención en la plataforma dirigida por la exconstituyente derechista Teresa Marinovic.
Así, el análisis de las figuras en las sombras que financian y apoyan a Una que nos una deja al descubierto de manera cada vez más palpable lo poco y nada de centroizquierda que tiene el movimiento, y lo mucho que comparte con la derecha más dura de este país. Que Parada, Rincón o Harboe no sean motivos de distracción, pues, aunque la derecha dictatorial se vista de centroizquierda, derecha dictatorial queda.