En la ciudad de Davos, Suiza, se llevó a cabo el encuentro POLAR2018, que dio el marco para la Conferencia Abierta del Comité Científico de Investigación Antártica (SCAR, por sus siglas en inglés) y el Comité Internacional de Ciencias del Ártico (IASC, por sus siglas en inglés) en junio pasado.
En esta instancia participó el Dr. Marcelo Leppe Cartes, director nacional del Instituto Antártico Chileno (INACH), como parte de una significativa delegación chilena. Uno de los focos principales de este encuentro fue el análisis del escenario global tras el Acuerdo de París y cómo el cambio climático está afectando las zonas polares.
¿Cuántos investigadores chilenos estuvieron presentes en Davos?
Suiza no es un destino barato dentro de Europa, por lo que se esperaba una cantidad reducida de chilenos en esta reunión de SCAR, pero con orgullo debo decir que fue una de las grandes delegaciones, con más de 40 representantes chilenos. Pero, sin duda, la sorpresa más bonita fue ver a muchos estudiantes de posgrado que comenzaron su formación en Chile y ahora se encuentran efectuando investigaciones en los más prestigiosos institutos y universidades de Europa.
¿Qué tan importante fue POLAR2018 y cuáles fueron sus énfasis?
Ha sido la reunión polar más grande que se haya organizado. Se reunieron centenares de investigadores y profesionales ligados a la divulgación de la ciencia. Pudimos ser partícipes, además, de un gran foro de discusión sobre el estado del medioambiente mundial. Un espacio muy interesante y con una asistencia limitada de trescientas personas y donde gratamente resulté el único hispanoparlante invitado junto a otros líderes de la ciencia y prestigiosos editores de la revista Nature. Un verdadero privilegio participar de este foro y responder varias preguntas del público enfocadas a la percepción de las distintas regiones del planeta.
¿Cómo ve la relación entre Chile y Antártica?
Para los demás países resulta muy romántico e, incluso, muy de moda estudiar la Antártica, porque es un continente remoto y es como trabajar en la Luna. Este continente condiciona, por ejemplo, la floración de los cerezos en Japón o si los escoceses pueden o no usar el típico kilt a la misma latitud que el cabo de Hornos.
Para los chilenos y chilenas trabajar en el Continente Blanco tiene una condición práctica. Las corrientes marinas que nacen en la Antártica determinan la existencia del desierto más árido del planeta, el desierto de Atacama, y probablemente influya la productividad de nuestros océanos y la capacidad que tiene la región central de Chile para sus cultivos. La influencia antártica en la regulación del clima de Chile y el planeta es gigantesca, pero estamos avanzando en su comprensión.
¿Cómo se ven las proyecciones del cambio climático?
El tema principal de esta última reunión de SCAR fue la actualización del Acuerdo de París. En las conclusiones del año 2015 se decía que no se debería incrementar la temperatura media mundial más allá de 1,5 ºC. Ese era uno de los grandes objetivos al que todos los países debían adherirse, aceptando que el cambio climático era irreversible.
Sin embargo, nos pudimos dar cuenta de que esa optimista proyección de 1,5 ºC está lamentablemente desechada, pues hoy día estamos hablando de no aumentar la temperatura media mundial por sobre los 2,1 a 2,3 ºC.
Las proyecciones están mostrando un aumento del nivel del mar cercano a los 52 cm, es decir, sobre el medio metro de incremento del nivel del mar hacia el año 2100. Esto último traería graves consecuencias para países como Chile, que tienen el 80 % de la actividad productiva dependiente de las zonas costeras. Existe consenso en la comunidad científica internacional de estos nuevos valores.
Debemos trabajar para hacer entender a las personas que el cambio climático no es un artículo de fe, una especie de creencia, sino que se trata de un conjunto robusto de evidencia científica que demuestra que la temperatura del planeta está aumentando y que parte importante de este aumento se debe a la actividad humana, como la liberación de gases de efecto invernadero por la actividad industrial. Este problema no respeta fronteras, clase social ni credo.
Confío en la capacidad de resiliencia del ser humano, no así del ecosistema. Cuando la temperatura media del planeta aumenta, lo hace principalmente en los polos, no en las zonas ecuatoriales. Esto hace que muchos nichos ecológicos desaparezcan por la falta de gradientes climáticos que los amparen, por lo que parte importante de la diversidad biológica del planeta está en riesgo.