La mentira como arma política

"La mentira en Chile ha hecho daño, ha inhibido a las personas para actuar, para organizarse, para luchar. Ha instalado mitos, sofismas que normalizan ciertas mentiras presentadas como verdades..."

La mentira como arma política

Autor: Absalón Opazo

Por Luis Mesina

A lo largo de los años la mentira ha sido utilizada como arma política que en muchos casos ha dado frutos a quien o quienes la implementan como su forma de actuar y dirigir. El caso que más se recuerda es el de Joseph Goebbels, hombre de confianza de Adolfo Hitler, ministro de propaganda del gobierno nazi. “Miente miente que algo queda” o “cuando la mentira es más grande, más gente la cree”

Diferentes gobiernos y regímenes totalitarios han recurrido como parte de su estrategia propagandística al uso de la ficción, de la falsedad, mediante ello logran confundir y engañar a la ciudadanía y una vez logrado ese objetivo, imponer sus planes y objetivos políticos. La verdad en la practica y discurso en la política y su opuesto, la mentira, son el tema de nuestros tiempos, “quien no esté dispuesto a perder su alma no puede dedicarse a la política”, señaló Max Weber.

Platón, en su celebre obra La República afirmó: “La verdad merece que se la estime sobre todas las cosas, pero la mentira puede ser útil a modo de medicina”.

Se podría recurrir a la historia y en cada etapa de ella encontraríamos cientos, sino miles de referencias a la mentira como arma política. Una característica que resulta ineludible al examinar la historia referida a esta práctica es que, en los tiempos actuales, la mentira está siempre más cerca de la derecha que de la izquierda. Razones sobran para explicar el porqué. Es y ha sido la derecha en los dos últimos siglos quien ha estado mas cerca del poder y por ello, se acostumbró a utilizar la mentira como parte de su estrategia política.

Chile es el mejor reflejo de que la mentira como arma para gobernar ha estado presente de manera nítida e irrefutable en estos últimos cincuenta años. La tiranía cívico militar y la derecha que le apoyo desde el día mismo del golpe de Estado. La utilizó para cumplir muchos objetivos, para generar el temor y el pánico a rebelarse; para imponer el saqueo a las empresas públicas, derechamente para robárselas mintiendo de que estaban en quiebra; para imponer el plan laboral esgrimiendo que el sindicalismo se había politizado y dando paso a un plan laboral donde el peso y el poder recaía en el empresariado y no en los trabajadores; para expropiar, sí, expropiar la seguridad social y capturar y convertir el ahorro previsional en el botín de los grandes grupos económicos.

La mentira en Chile ha hecho daño, ha inhibido a las personas para actuar, para organizarse, para luchar. Ha instalado mitos, sofismas que normalizan ciertas mentiras presentadas como verdades.

En la actualidad el proceso constituyente que se lleva a cabo está siendo objeto de una campaña de la mentira que busca crear el miedo al cambio para que todo permanezca igual. En ello, están participando activamente la derecha, muchos empresarios, pero de manera obscena las AFP, que están gastando una impresionante cantidad de recursos en propaganda televisiva y radial de la mano de la cadena mercurial y La Tercera para instalar una verdad construida en la más impresionante mentira. Y ha encontrado activos representantes, como Bernardo Fontaine y Teresa Marinovic, que deforman intencionadamente las resoluciones de la Convención para menoscabar la confianza y, en consecuencia, ir preparando las bases para un rechazo en el plebiscito de salida.

La ciudadanía que no es capaz de distinguir entre la verdad y la mentira queda prisionera de aquellos que tienen los medios para imponerla, y en el caso chileno es la derecha sin ningún contrapeso. Por ello, hay que mantenerse alertas y no creer en los mensajes de la derecha, que como sabemos en los últimos cincuenta años se acostumbró a mentir para que todo siga igual en beneficio de sus espurios intereses.


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