Por Orlando Caputo y Graciela Galarce / Artículo publicado originalmente en Le Monde Diplomatique.-
La nacionalización del cobre, realizada por Salvador Allende, el 11 de julio de 1971, constituye la transformación económica, política y social más importante del Siglo XX en Chile. Codelco, controló el 100% de la producción de la Gran Minería del Cobre. Con la posterior desnacionalización, las grandes mineras mundiales que explotan los nuevos y ricos yacimientos de cobre de Chile, controlan en torno al 70% de la producción. A pesar de esto, los recursos del cobre, y particularmente de Codelco, han sido fundamentales en el funcionamiento de la economía chilena y para enfrentar muy parcialmente las demandas sociales. Así sucedió también con el estallido social de octubre de 2019.
En relación a la pandemia, aunque en forma tardía, se ha acordado un plan de US$ 12 mil millones de dólares para ser usados en 24 meses, sobre la base del Proyecto elaborado a solicitud del Colegio Médico. Para financiar este Plan, se contempla usar los Fondos Soberanos que Chile mantiene en el exterior y financiamiento externo solicitado por el Estado chileno.
Los Fondos Soberanos se han formado fundamentalmente con recursos aportados por Codelco, o sea, por las empresas nacionalizadas por Allende. Chile puede incrementar la deuda estatal por dos razones. La deuda externa del Estado es relativamante baja porque los recursos del cobre han permitido financiar el Presupuesto Estatal y particularmente, su componente en dólares. Además, puede obtener financiamiento internacional, a bajas tasas de interés porque cuenta con el respaldo del cobre. Esto se oculta en el Chile actual.No está presente en los principales medios de comunicación escritos, ni en la televisión.
En síntesis, el cobre es el ‘Sueldo de Chile’, como lo denominó Salvador Allende. La traumática situación actual de los trabajadores y del pueblo de Chile, nos llevan a reproducir algunos de los párrafos del discurso de Salvador Allende con motivo de “ La Nacionalización del Cobre” , el 11 de julio de 1971 en Rancagua.
Allende señaló:
“Hoy es el día de la dignidad nacional y de la solidaridad. Es el día de la dignidad, porque Chile rompe con el pasado; se yergue con fe de futuro y empieza el camino definitivo de su independencia económica, que significa su plena independencia política”.
“Es el día de la solidaridad, porque Chile ha sido castigado por la fuerza de la naturaleza…” “Es por eso por lo que este día, que es el día de la dignidad, tiene que ser el día de la solidaridad, y aquellas provincias y aquellos hombres y mujeres de Chile que fueron azotados por el viento, por la lluvia y por la nieve, tendrán que tener coraje como el resto de nuestros compañeros, como el resto de los ciudadanos, para levantarse y estar junto a las provincias azotadas por el terremoto. Así, Chile demostrará su entereza y la voluntad del pueblo”.
Salvador Allende finaliza su discurso dirigiéndose a todos los trabajadores y al pueblo de Chile: “Una vez más debo recordarles que el cobre es el sueldo de Chile, así como la tierra es su pan”.
Salvador Allende ha estado y está presente.
II. Las propuestas de nacionalización del cobre desde 1950 hasta 1970 [1]
Salvador Allende le asignaba al cobre una importancia trascendental para Chile y su pueblo, de allí que la nacionalización del cobre estuvo presente en los cuatro programas de las candidaturas de Salvador Allende a la Presidencia de la República. En efecto, ya estuvo presente en su candidatura de 1952. Un año antes, se había presentado en el Senado el primer proyecto de nacionalización del cobre por los senadores comunistas Salvador Ocampo y Elías Lafferte. En el gobierno del Presidente Eduardo Frei Montalva (1964-1970), se desarrollaron dos iniciativas orientadas a aumentar el control nacional sobre la principal riqueza del país: la “Chilenización del Cobre” y la “Nacionalización Pactada”.
La primera debía durar 20 años, fracasó y a los cuatro años debió ser sustituida por la “Nacionalización Pactada” que sufrió igual suerte. Las empresas norteamericanas -Kennecott que controlaba El Teniente, y Anaconda que controlaba: Chuquicamata, Salvador y Exótica-, elevaron en forma significativa sus utilidades. Anaconda elevó sus utilidades casi en un 100%. Sin embargo, el aporte de ellas al Estado chileno fue bastante menor al esperado. Esto se debió a que las empresas norteamericanas tenían a su cargo la administración de las minas y la explotación de los minerales. Además, controlaban las ventas.
Radomiro Tomic, uno de los líderes más importantes de la DC, reconoció el fracaso de estas fórmulas. Denunció que las compañías norteamericanas conscientes de que se avecinaba la nacionalización “se dedicaron a florear las minas”. Es decir, a explotar selectivamente los minerales de alta pureza para obtener el máximo de utilidades en el escaso período de tiempo que les quedaba. Dejaron sin remover 20 millones de toneladas de material estéril, lo cual recargó injustamente los costos post nacionalización, limitaron las inversiones al mínimo y las realizaron mediante préstamos de la banca de los Estados Unidos, préstamos que debió asumir finalmente el Estado chileno.
Tomic, quien había participado activamente en las negociaciones -que fracasaron- que criticó duramente, incorporó al Programa de su Candidatura Presidencial de 1970, por la Democracia Cristiana, la nacionalización del cobre. Dos de las tres candidaturas presidenciales en 1970: Radomiro Tomic y Salvador Allende, tenían en sus Programas Presidenciales la Nacionalización del Cobre. La mayoría de la población chilena estaba por la nacionalización del cobre.
El proceso no fue fácil. Al comienzo de la década de los años cincuenta, la idea de la nacionalización del cobre se abrió paso lentamente. En los años sesenta, tomó fuerza. Esta gran transformación estructural que inicialmente se veía como muy lejana, demuestra una vez más, que transformaciones como ésta, se convierten en consignas de un movimiento imparable, en un breve período de tiempo cuando la mayoría de la población toma conciencia y las incorpora en su lucha. [2]
III. Inicio del gobierno de Salvador Allende, su Mensaje al Congreso: ‘La Nacionalización’ debe quedar plasmada en la Constitución Política o Carta Magna de Chile.
Poco después del 4 de noviembre de 1970 -el primer día de su gobierno-, el Presidente de la República designó representantes del nuevo gobierno en Codelco y en los directorios de las sociedades mixtas. Su misión fue la de controlar la marcha de las empresas de la Gran Minería del Cobre, con la participación de las organizaciones sindicales de los trabajadores, para evitar sabotajes, garantizar la estabilidad a los técnicos extranjeros y, sobre todo, conocer la real situación de los minerales.
Había serios problemas en los planes de expansión y la explotación normal de los yacimientos corría peligro. En diciembre de 1970, el Presidente de la República envió el Proyecto de Nacionalización del Cobre al Congreso. El Ministro de Minería, Orlando Cantuarias, el Sub Secretario de Minería, Hernán Soto, el Vicepresidente de Codelco, Max Nolff, Jorge Arrate, asesor de Allende junto al abnegado y versado trabajo del abogado Eduardo Novoa Monreal, prepararon el Proyecto de Reforma Constitucional para la Nacionalización del Cobre, y participaron activamente en el trámite parlamentario.
El mensaje de Salvador Allende que acompañó al Proyecto de Nacionalización del Cobre, denunció que “las cuatro grandes empresas norteamericanas, que han explotado en Chile estas riquezas, han obtenido de ellas, en los últimos 60 años, ingresos por la suma de 10.800 millones de dólares. Si consideramos que el patrimonio nacional logrado durante 400 años de esfuerzos, asciende a unos 10.500 millones de dólares, podemos concluir que en poco más de medio siglo estos monopolios norteamericanos sacaron de Chile el valor equivalente a todo lo creado por sus conciudadanos en industrias, caminos, puertos, viviendas, escuelas, hospitales, comercio, etc., a lo largo de toda su historia”
En dicho mensaje que Salvador Allende acompañó al Proyecto de Nacionalización del Cobre, afirma enfáticamente que por tratarse de la principal riqueza básica del país y porque su nacionalización daba paso a la ‘Segunda Independencia Nacional’, la Nacionalización del Cobre debía estar consagrada no en una simple ley, sino que en la Constitución Chilena o Carta Magna. Textualmente en el Mensaje se dice, entre otros aspectos, lo siguiente:
“Al presentar al Congreso Nacional esta Reforma Constitucional, estamos afirmando que no estamos dispuestos a tolerar más esta situación y que de ahora en adelante en nuestra propia Carta Fundamental, quedará establecida nuestra decisión de que las riquezas chilenas sean de los chilenos y para los chilenos, que basados en ella construirán una nueva vida y una nueva sociedad. Sabemos que todos los pueblos libres del mundo nos acompañarán en esta tarea”.
Enfatizando y acentuando lo anterior, Allende agrega:
“No podrá escapar a la percepción de los señores parlamentarios las circunstancias de que sólo por muy justificados motivos debe haber optado el Gobierno por recurrir a la vía de la Reforma Constitucional para lograr la nacionalización del cobre. Efectivamente, poderosas razones de orden político y jurídico convencieron a la Unidad Popular de que esa era la vía necesaria y conveniente.
En primer lugar, la importancia que para la existencia libre, independiente y soberana del país tiene esta nacionalización, exige que ella sea solemnizada con la adopción de una decisión al más alto nivel jurídico concebible, aquel nivel en que es el propio soberano, el pueblo, actuando como Poder Constituyente, quien expresa su voluntad. Así, queremos enfatizar, poner de relieve, en los planos nacional e internacional, que tenemos clara conciencia de lo que la nacionalización significa, y sí el nacimiento de la independencia política está marcada por una Carta Fundamental, creemos indispensable que el nacimiento de Chile a la independencia económica sea también registrado en la Constitución”.
III. Naciones Unidas: ‘Soberanía Permanente’ de los Pueblos y de las Naciones sobre sus Recursos Naturales.
Salvador Allende tuvo presente la Resolución de Naciones Unidas 1.803 (XVII): “Soberanía Permanente sobre los Recursos Naturales” (14 de diciembre de 1962)”.
En la lucha actual por la renacionalización del cobre, adquiere una gran trascendencia la Resolución de Naciones Unidas, que entre otras afirmaciones señala:
“El derecho de los pueblos y de las naciones, a la soberanía permanente sobre sus riquezas y recursos naturales debe ejercerse en interés del desarrollo nacional y del bienestar del pueblo del respectivo Estado”.
“La violación de los derechos soberanos de los pueblos y naciones sobre sus riquezas y recursos naturales es contraria al espíritu y a los principios de la cooperación internacional y a la perseveración de la paz”.
IV. La aprobación de la Nacionalización del Cobre, el 11 de Julio de 1971, por la Unanimidad del Congreso en Pleno y el Mensaje de Allende al país.
El 11 de julio de 1971 se aprobó la Reforma Constitucional sobre la ‘Nacionalización del Cobre’ propuesta por Salvador Allende, por la unanimidad de los Diputados y Senadores, reunidos en el Congreso Nacional en Pleno. Esta fue una respuesta a la larga lucha, que en sus años finales se potenció. La Nacionalización del Cobre llegó a ser una propuesta apoyada por una abrumadora mayoritaria del pueblo chileno. El Presidente Salvador Allende, ese mismo día en que se aprobó la Nacionalización del Cobre, en su Discurso al país- desde la histórica ciudad de Rancagua-, afirmó lo siguiente:
“Hoy es el día de la dignidad nacional y de la solidaridad. Es el día de la dignidad, porque Chile rompe con el pasado; se yergue con fe de futuro y empieza el camino definitivo de su independencia económica, que significa su plena independencia política.
Por eso, nada más significativo el que haya escogido para hablarle a la Patria como Presidente de ella, Rancagua, la Plaza de los Héroes. Aquí se sienten el ayer y el pasado, el heroísmo de los que lucharon y sacrificaron sus vidas para darnos sentido y contenido de pueblo. Aquí esta presente la imagen de O’Higgins y aquí podemos decirle al padre de la patria que somos sus legítimos herederos, y que fue el pueblo el que ganó esta batalla de la independencia y la dignidad nacional.
Es el día de la solidaridad, porque Chile ha sido castigado por la fuerza de la naturaleza. Hace poco, temporales, lluvias implacables, el frío y el peso de la nieve golpearon las casas, las industrias; destruyeron parte de las instalaciones, de los trabajos agrícolas. Y ahora hace pocas horas, minutos, por así decirlo, tres provincias: Valparaíso, Aconcagua, en el departamento de Petorca y Coquimbo, en Illapel, han sido sacudidas violentamente por un sismo que ha significado dolor, miseria y sufrimiento para cientos y miles de nuestros compatriotas. En este día, que debía haber sido de plena alegría, el pesar y la congoja viven sus horas largas en los hogares de miles y miles de chilenos.
Es por eso que este día, que es el día de la dignidad, tiene que ser el día de la solidaridad, y aquellas provincias y aquellos hombres y mujeres de Chile que fueron azotados por el viento, por la lluvia y por la nieve, tendrán que tener coraje como el resto de nuestros compañeros, como el resto de los ciudadanos, para levantarse y estar junto a las provincias azotadas por el terremoto. Así, Chile demostrará su entereza y la voluntad del pueblo.
Destaco lo extraordinario de este acto. Cómo se ha reunido el pueblo de Rancagua, cómo están aquí campesinos, empleados, profesionales, técnicos, mujeres y jóvenes. Cómo diviso desde esta tribuna los cascos de los mineros que traen, en la palabra de sus dirigentes, el compromiso ante la historia y su conciencia de ser ejemplares trabajadores para hacer producir más al cobre y entregarlo al servicio de la patria”.
El final del Discurso de Allende dice:
“Lo hemos dicho, y sabemos que se entiende nuestro lenguaje, los trabajadores del cobre no serán dueños de las minas para beneficio exclusivo de ellos, son dueños de las minas en cuanto las minas les pertenecen al pueblo, y los trabajadores del cobre forman parte del pueblo, y los trabajadores del cobre tienen que entender, lo saben y lo van a vivir, que el esfuerzo de ellos estará destinado a hacer posible que cambie la vida del niño y la mujer chilena, que el esfuerzo de ellos y el cobre estarán destinados al progreso de la patria, y al sudar trabajando el fondo de la mina están haciéndolo por un Chile distinto, por una sociedad nueva, por el camino que abrimos hacia el socialismo. Compañeros mineros, trabajadores duros del rojo metal: una vez más debo recordarles que el cobre es el sueldo de Chile, así como la tierra es su pan. El pan de Chile lo van a garantizar los campesinos con su conciencia revolucionaria. El futuro de la patria, el sueldo de Chile, está en las manos de ustedes. A trabajar más, a producir más, a defender la revolución desde el punto de vista político con la Unidad Popular y defender la revolución con la producción que afianzará el Gobiemo del pueblo”.
V. La administración del Estado chileno de las empresas nacionalizadas
Aprobada de la Nacionalización del Cobre, el Estado tomó inmediatamente el control total de las empresas nacionalizadas, completando la dirección superior con profesionales y trabajadores en los Directorios. También, nombró a profesionales chilenos de la mismas empresas en los más altos cargos operativos en los Departamentos de: minas, concentrador, fundición, refinería, etc.
Comenzó una labor titánica. Se trataba de elevar la producción superando los escollos derivados de los incumplimientos de los planes de expansión, del “floreo” de las minas y del éxodo de los técnicos extranjeros estimulados por las compañías norteamericanas. Dos informes técnicos internacionales confirmaron las denuncias: la situación de los minerales era preocupante, y era urgente adoptar medidas de emergencia. Así se hizo, por ejemplo: se cambió la relación en los frentes de producción; en la remoción de material estéril y se adoptaron medidas especiales en el abastecimiento, principalmente de materias primas y equipos importados.
Las administraciones extranjeras promovían una amplia división y segmentación en el trabajo y en la vida en los campamentos entre ejecutivos, supervisores y trabajadores. El entusiasmo que generaba la nacionalización del cobre permitió crear un nuevo clima sustentado en una creciente armonía. Sin embargo, como toda transformación que involucra conductas humanas, no estuvo exenta de dificultades y desconfianzas. Poco a poco, se fueron superando y paulatinamente se implementaron mecanismos de participación de los trabajadores en la elaboración de los planes de producción con sorprendente éxito en Andina, Salvador y Chuquicamata. La motivación y el entusiasmo era tal, que se organizaron trabajos voluntarios en las diferentes empresas y en campamentos con participación de trabajadores y de la comunidad.
Se incentivó la investigación científica y tecnológica, en muchos aspectos, incluyendo ciencia básica y aplicada, en la institución estatal, el Centro de Investigaciones Mineras y Metalúrgicas -CIMM. El CIMM apoyó la investigación en diversas universidades, e incluso, de profesionales militares Se establecieron programas de apoyo para la producción en Chile de múltiples productos que se usan en la minería. Se establecieron convenios de abastecimiento de la Gran Minería con industriales y empresarios chilenos. En las diferentes empresas nacionalizadas se iniciaron nuevos proyectos de ampliación.
La preocupación por la producción del cobre era prioritaria para Allende. En La Moneda, en los primeros meses de su gobierno, bajo la coordinación de Jorge Arrate, asesor de Allende, se realizaron reuniones de evaluación de las condiciones de producción en las diferentes empresas de la Gran Minería del cobre con ejecutivos de Codelco y de las empresas mineras con la presencia del propio Presidente Allende. El cobre en la Gran Minería produjo más que antes de la nacionalización, como se puede observar en el Cuadro siguiente.
PRODUCCION DE COBRE
(Miles de toneladas métricas)
Año Producción total Gran Minería Pequeña y Mediana
1968 657 519 138
1969 688 540 148
1970 692 541 151
1971 708 571 137
1972 717 593 124
1973 735 615 120
Fuente: Codelco. Citado por Banco Mundial “Chile and Economy in Transition” Washington DC. USA, January 1980.
Hernán Soto, en su documento, “Nacionalización del cobre: ¿éxito o fracaso?”, publicado en Punto Final N° 737, del 8 al 21 de julio de 2011, hace el siguiente comentario y cita:
“Pasados cuarenta años, se reconoce que la administración de los minerales fue eficiente y honrada. En un libro reciente, escrito por investigadores de derecha se dice: ‘A pesar de las acusaciones de mala administración por parte de la oposición, tenemos la impresión que Codelco fue bien manejada por los responsables de la Unidad Popular’ (Historia política del cobre 1945-2008, Joaquín Fernandois, Jimena Bustos y María José Schneur. Ediciones Centro de Estudios Bicentenario, Santiago, 2009)”.
En el gobierno del Presidente Salvador Allende hubo varios Ministros de Minería. Sin embargo, Hernán Soto fue el único Sub Secretario de Minería durante todo el gobierno del Presidente Allende. Como tal, fue uno de los personeros más destacados en el gobierno de Allende, y en particular, en el proceso de Nacionalización del Cobre y en la administración de las empresas nacionalizadas.
VII. El proceso legal de las indemnizaciones, el boicot de las mineras estadounidenses y del gobierno de los Estados Unidos.
La determinación de las indemnizaciones le correspondió hacerlas al Contralor General de la República. Una vez determinada, correspondía al Presidente de la República ordenar deducir de las indemnizaciones, las utilidades excesivas de las compañías por sobre las ganancias consideradas normales. Lo anterior, de acuerdo a la norma constitucional aprobada por la unanimidad del Congreso. Como las utilidades excesivas eran extraordinariamente grandes, las deducciones fueron, por lo tanto, muy elevadas. Kennecott y Anaconda no recibirían retribución del Estado de Chile. Sí, la recibiría en cambio, Cerro Corporation, dueña de Minera Andina, empresa que estaba comenzando su etapa de producción.
Tanto la indemnización como las deducciones fueron apeladas por las compañías norteamericanas y por el Estado, ante el Tribunal Especial del Cobre integrado por un ministro de la Corte Suprema, un ministro del Tribunal Constitucional, y un ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago, el Presidente del Banco Central y el Director del Servicio de Impuestos Internos. El Tribunal Especial del Cobre falló en contra de las compañías, por cuatro votos contra uno.
Paralelo al camino judicial en Chile, las compañías emplearon otros recursos. En complicidad con el gobierno del presidente Richard Nixon, Estados Unidos estableció el tema del cobre y la nacionalización como el obstáculo principal que impedía relaciones normales con Chile. Presionó a fondo. Provocó una disminución del precio del cobre en el mercado internacional. Bloqueó las exportaciones de repuestos e insumos para la minería chilena. Se cumplía la amenaza del embajador Korry que antes de que Allende fuera Presidente advertía que, “ni un tornillo ni tuerca” llegaría a Chile si se nacionalizaba el cobre en condiciones no satisfactorias para las compañías. Los préstamos a Chile cayeron en picada casi hasta interrumpirse por completo. Las compañías extranjeras recurrieron a los tribunales europeos para embargar el cobre producido por las empresas nacionalizadas que se exportaba a países de Europa Occidental. Sus demandas fueron rechazadas. A pesar del boicot en esos años la producción del cobre aumentó como lo demuestran las cifras entregadas anteriormente.
VIII. Con la desnacionalización del cobre: ”Quien controla el cobre, controla a Chile”, sentenció Radomiro Tomic y reproduce la explotación que denunció Salvador Allende.
Las grandes mineras mundiales que operan en Chile , como hemos señalado, controlan el 70% de la producción. Radomiro Tomic en 1982 señaló: “De aquí en adelante no será el Estado chileno sino intereses foráneos, en larga medida competidores de Chile, en todas las fases del proceso minero e industrial del cobre (…) Codelco quedará arrinconada (…) ¿Cómo negar que quien controla el cobre controla Chile?”
Allende en el mensaje que acompañó al Proyecto de Nacionalización del Cobre, denunció que en los ’60 años previos a 1970, las ganancias de las grandes mineras equivalían al “Patrimonio Nacional, logrado en cuatrocientos años”.
Ahora, está sucediendo lo mismo. Pero en un número de años mucho menor a los 60 años, como fue en el siglo pasado. Las ganancias de las empresas extranjeras en las últimas décadas equivalen ‘YA’ a parte significativa del valor global del Patrimonio Nacional actual de Chile.
Recordemos que en un estudio de la Facultad de Economía de la Universidad de Chile, publicado en 2018 por la CEPAL, se llega a la conclusión que en el período 2005-2014, las ganancias de las mineras extranjeras, fueron 15.600 millones de dólares como promedio anual. Las ganancia anuales iguales son superiores a los US$ 12.000 millones de dólares contemplados en el Acuerdo del Parlamento con el Gobierno, para enfrentar la pandemia hasta por 24 meses.
Por lo anterior, hemos denominado a la desnacionalización inconstitucional del cobre, -El “Sueldo de Chile”- como el Gran Robo del Siglo XX y XXI a Chile.
Salvador Allende ha estado Presente, y lo estará aún más, con la Renacionalización del Cobre, ya que la Constitución Chile, afirma categóricamente que: “El Estado tiene el dominio absoluto, exclusivo, inalienable e imprescriptible de todas las minas”.
[1] Hemos reproducido parte del texto “La nacionalización del cobre” de Hernán Soto, del libro “Salvador Allende. Presencia en la Ausencia”, Editorial LOM, 2008. También hemos utilizado el libro de Eduardo Novoa Monreal: “La batalla del cobre. La nacionalización chilena del cobre. Comentarios y documentos”, Empresa Editora Nacional Quimantú Ltda., 1972. Este es un libro histórico que incluye importantes documentos y comentarios.
[2] Ver el apartado ‘La nacionalización del cobre’ del documento “Mapa de la extrema riqueza; antes, durante y después” de Hugo Fazio publicado en el libro “Salvador Allende. Presencia en la ausencia”, op cit.
Julio 2020