La nueva propuesta del Ministerio del Deporte de alto rendimiento, parte 2

"Una mayor inversión en el deporte de elite no asegura que más personas practiquen actividad física o deporte..."

La nueva propuesta del Ministerio del Deporte de alto rendimiento, parte 2

Autor: Absalón Opazo

Por Claudio Bossay, Sociólogo, Magíster en Gestión Deportiva 

El real aporte del alto rendimiento deportivo.

En esta segunda parte pondremos atención al contenido del proyecto de ley: “fortalecimiento del deporte de alto rendimiento” y a la entrega de algunas humildes opiniones para la discusión.

Del contenido hay que rescatar el intento de lograr mejores definiciones o conceptos, pero me parece, mejor aún, el relevar a los deportistas que llegan a la elite en sus disciplinas representando a nuestro país.

Pero no atribuyamos funciones, que ya es sabido no son reales o su impacto es demasiado esporádico y/o de corto alcance, como se señala en el proyecto de ley, donde se asigna al deporte de alto rendimiento un “impacto social…” y un generador “de estímulos tangibles… que impulsan la adhesión a la práctica de la actividad física y deportiva del conjunto de la población…”.

Invito a revisar al Ejecutivo y a los/as legisladores, el informe de evaluación de programas de la Dirección de Presupuesto realizada el 2017, que señala, en su versión ejecutiva, de forma explícita, que “hay variados autores que cuestionan el rol que los deportistas…” tienen “…para incentivar la práctica de la actividad física en la población” pág. 12 (*); el llamado por algunos “efecto espejo”.

Además, dentro de la literatura científica propiamente tal, podemos encontrar una revisión detallada sobre “La inversión en la elite deportiva versus la práctica popular” de Álvaro Rodríguez, publicada en 2018 (*), en la cual realiza un análisis de metadatos en países de la comunidad europea y en España, en particular. Y sus conclusiones no son muy dispares a lo que nuestra Dirección de Presupuesto señala: que una mayor inversión en el deporte de elite no asegura que más personas practiquen actividad física o deporte.

A esto, Rodríguez suma que el modelo de política pública, basado en la imagen de los deportistas de elite, es un modelo agotado, sobre todo en los momentos de crisis económicas (o pandémicas, agregaría humildemente), pues más que disminuir brechas sociales, las aumenta, por lo que las políticas públicas deben ir más hacia un deporte popular o a sectores sociales con menos recursos.

Otro elemento que detalla el estudio antes señalado y que cae de cuajo para nuevos proyectos de ley que realmente ayuden al desarrollo de nuestro deporte, es el tema de la infraestructura deportiva y cómo invertir socialmente en ella. Solo una frase del autor para entusiasmarlos a revisarlo: “Lo que realmente ha resultado improductivo socialmente han sido los altos costes en estadios públicos que décadas después siguen sin ser rentables para la población”.

Siguiendo con el contenido del presente proyecto de ley, nos encontramos con algo, al menos, llamativo, donde se realiza un reconocimiento de los equipos técnicos “entrenadores y preparadores físicos” de los/as deportistas, resaltándolos junto con las ciencias del deporte e incorporándolos con acciones a la ley.

Lo más llamativo es que luego, en la siguiente modificación, se realiza una aclaración para los estímulos o premios en dinero, donde solo los deportistas activos pueden acceder a ellos y el resto de los actores del deporte solo a la entrega de un galvano.

O sea, por un lado te dicen, sí son importantes los equipos técnicos, pero, por otro, que el reconocimiento solo alcanza para un galvano. Además, uno se pregunta: ¿Qué pasa con el resto de los roles que son de suma relevancia para la práctica de cualquier disciplina deportiva? ¿Jueces, administradores deportivos, clasificadores funcionales y profesionales ligados a la ciencia del deporte, que también están en la ley 19.712?

Para realmente fortalecer el deporte de alto rendimiento, no es necesario un cambio en la ejecución de las actividades o programas, sino una mejor articulación de estas. Y, como ya he expresado en otras columnas de opinión, un contrato de trabajo ahora ya para nuestros deportistas PRODDAR es un primer paso para fortalecer y profesionalizar el deporte de alto rendimiento en nuestro país.

Para finalizar, no encuentro sentido para “el fortalecimiento del alto rendimiento”, la última letra que se desea incorporar “u)”, que versa sobre contratos con fines publicitarios en recintos deportivos. Solo me suena a esa letra chica que nos tiene acostumbrado este gobierno.

NOTAS

(*) http://www.dipres.cl/597/articles-163110_r_ejecutivo_institucional.pdf

(**) http://revistas.uned.es/index.php/rdh/article/view/19766/18119

Lee la primera parte de la columna a continuación:


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