Por Fabián Schiaffino
Estamos en momentos clave cómo país para repensar el sistema de salud que nos queremos otorgar como chilenos. Se espera que en 2023 podamos contar con una propuesta concreta del Gobierno, que nos permita discutir con detalles de qué manera se propone que funcione la salud pública en Chile. Sin embargo, mientras esto pasa, no podemos quedarnos con los brazos cruzados, la ciudadanía y las personas en general, pueden jugar un rol central en la discusión, pero también en la solución.
Las organizaciones de pacientes, las comunidades locales, las organizaciones de médicos y la sociedad civil en su conjunto han jugado un rol clave en dar cobertura de salud a las personas que más la necesitan y que no tienen acceso a ella, en Chile, pero también en el mundo. Existe un sector oculto de la economía, la economía social, y en específico las cooperativas, que han jugado un papel central en países como Brasil, España o Japón, como prestadores de servicios sanitarios. Organizaciones de personas que a través de la autogestión han podido solucionar problemas de acceso que aquejan a millones en el mundo.
La cooperativa de médicos Unimed en Brasil atiende a 18,6 millones de brasileños actualmente, concentrando el 37% del mercado de planes de salud de Brasil, con precios justos y 83% de cobertura territorial en todo el país. Esta cooperativa -fundada el año 1967 por los médicos del Sindicato de Médicos de Santos– busca crear un servicio médico ético, sin fines de lucro y con énfasis en el rol social de la medicina.
La Fundación Espriu, un grupo de empresas cooperativas, es uno de los prestadores de servicios sanitarios más grandes de España, y aglutina a 17 hospitales, 36 clínicas y un sin fin de servicios dedicados a otorgar salud, comprometidos con la sociedad. Fue fundada en el año 1989 por el Dr. Josep Espriu para velar por la evolución, promoción y defensa del cooperativismo sanitario, modelo donde los médicos y pacientes cogestionan los servicios, ambos son socios de las cooperativas en conjunto, y se pone a las personas en el centro, por sobre el negocio. Actualmente atiende a 2,8 millones de personas, y administran el Hospital de Barcelona, mismo hospital donde se atiende el Barcelona FC.
RedDentis es la cooperativa de dentistas de Montevideo, una cooperativa que agrupa a más de 167 dentistas que se unieron para brindar servicios accesibles a la población. Actualmente operan una red de más de 200 consultorios por todo Uruguay. Su visión es crear una red de atención accesible a las personas, poniéndolas en el centro. Como los dos casos anteriores, tampoco tienen fines de lucro, sus utilidades las reinvierte en mejorar sus procesos.
Como estos casos, existen a nivel mundial muchos otros. El caso de Coomeva en Colombia es otro gran referente, y en Chile contamos con Sermecoop, una cooperativa que brinda planes de salud a precio justo y centrada en las personas. A nivel mundial, las 3.300 cooperativas sanitarias atienden a más de 100 millones de personas, en 76 países.
Cuando hablamos de un acceso universal y justo a la salud, resulta imposible ignorar como referentes a las cooperativas, que demuestran que es posible que la sociedad civil también participe de la cobertura y ayude al acceso a las personas. La economía social como sector juega un papel fundamental para poder democratizar el acceso a servicios y brindar un trato justo y digno a las personas, no por RSE, sino más bien porque los modelos de negocios en los que se fundan responden a su objetivo central: mejorar el bienestar de sus socios. No hay nada más importante que esto.
La sociedad civil puede ser un gran aliado para cualquier sistema de salud público, y es tiempo de que en Chile se ponga sobre la mesa el real valor que las personas podemos generar en el futuro.
Por Fabián Schiaffino
Director ejecutivo de Fundación Mapocho