Los dolores que se padecen durante el periodo menstrual son una situación permanente para millones de mujeres. Sin embargo, es un tema del que poco se habla y que la mayoría sufre en silencio, teniendo, por ejemplo, que cumplir con sus jornadas laborales sin ningún tipo de flexibilidad.
No es considerado una enfermedad, pero puede dejar a una mujer en cama durante sus primeros días de menstruación por la intensidad de los dolores, el flujo del sangrado vaginal y los cólicos.
Además de los padecimientos físicos, durante el periodo en que el cuerpo de la mujer se comienza a preparar para la menstruación, conocido como Síndrome Premenstrual, y que se mantiene durante el ciclo menstrual, las mujeres pasan por síntomas psicológicos, que incluyen bruscos cambios de humor, inestabilidad emocional, irritabilidad y estrés.
La doctora Milena Zamboni, gineco-obstetra de Red Salud UC, explica en un artículo de la institución que «engloba un conjunto de signos molestos y repetitivos, que pueden sufrir con mayor o menor intensidad gran parte de las mujeres. Esto ocurre unos días antes de la regla y desaparece después de la menstruación».
Existen diversos tratamientos para palear los dolores. Los más básicos consisten en antiinflamatorios y medicamentos de fácil acceso. Sin embargo, si el cuerpo no reacciona positivamente a estos, la mujer puede recurrir al ginecólogo para buscar un tratamiento más específico.
Claudia Zajer, gineco-obstetra de la Red Salud UC, plantea en un artículo de la misma organización, que las mujeres que llegan a niveles más intensos de dolor y no los pueden controlar a través de antiinflamatorios, viven una situación anormal y deben realizarse una laparoscopía para determinar si tienen endometriosis, una enfermedad que se caracteriza por provocar molestias más dolorosas de lo normal.
“Hay un cierto nivel de dolor que se considera normal en este periodo, que permite continuar con las rutinas habituales y que puede ser aliviado, en gran medida, con el uso de un antiinflamatorio. Pero si las molestias impiden hacer una vida normal y la mujer tiene que quedarse en cama cada vez que esto ocurre, ya no se trata de algo normal”, aclara la doctora Zajer.
La necesidad de una pausa
Nicole Navarrete, estudiante de ingeniería en informática, recurrió a su ginecólogo para saber si tenía alguna enfermedad que le provocara los intensos dolores que sufre en su periodo menstrual, sin embargo, su doctor la diagnosticó como una persona completamente sana.
«A veces es difícil saber si es que realmente es el inicio del periodo o el final de tus días. Te viene un conjunto de sensaciones que no sabes a qué atribuirlas, además del cambio de humor que te pone sensible, odiosa y que te genera problemas con el resto que no tiene la culpa; además de los dolores de cuerpo y el cansancio inmenso que te provoca», dice Nicole.
El caso de Nicole no es aislado, casi la mitad de las mujeres sufre Síndrome Premenstrual, lo que les impide desarrollarse de manera normal y las indispone para su vida cotidiana.
En países como China, Corea del Sur y Taiwán, las mujeres tienen la posibilidad de presentar «licencia menstrual» para casos en que los dolores son insostenibles. En Chile, si existiera esta figura legal, las mujeres podrían presentar un certificado médico en que se diagnosticara la indisposición de la afectada para realizar sus labores.
«Sí, necesito demasiado mi día libre mensual. Todos los meses tengo una fatiga y cansancio máximos, duermo mucho, pierdo el apetito y la capacidad de razonar bien. No le veo similitud con ninguna enfermedad, pero creo que a lo que más se parece es al malestar general del cuerpo justo antes de agarrarse una gripe, sumado a que te cayera un camión encima», dice Irina Aceituno, estudiante de antropología, sobre la posibilidad de que existiera la «licencia menstrual».
En Chile la conversación sobre el periodo menstrual está bastante silenciada. No se considera cómo afecta el rendimiento de la mujer en el trabajo, el que esté constantemente preocupada de no manchar su ropa y en donde se sienta, las constantes ganas de ir al baño producto de los cólicos, los cambios de humor ni el cansancio generalizado que se produce en el cuerpo.
«Si bien la menstruación no es una enfermedad, ¡los síntomas son como si lo fuera! Por lo que encuentro que tiene lógica reposar en casa si es que hay malestar; sin contar que muchas veces resulta incómodo en temas que son vergonzosos para la mujer, como es el flujo», afirma la periodista Camila Aleuanlli.
Además, existen otro tipo de casos en los que sí está diagnosticada una enfermedad, como lo son los ovarios poliquísticos, en que las mujeres sufren d0lores aún más intensos, sin embargo, no es considerada una razón suficiente para que la mujer se ausente del trabajo. Según la Asociación Española de Síndrome de Ovarios Poliquísticos, una de cada diez mujeres sufre esta condición.
Jocelyn Pastén es Cientista Política y forma parte de esta estadística: «Sufro de ovarios poliquísticos, como muchas chilenas, y el primer día es terrible. Hay veces que el dolor es similar a una contracción; han habido ocasiones en las que no he podido ni pararme de la cama, me duele estar sentada, y el dolor no es sólo en el útero, sino también en los senos, en las piernas, etcétera».
Cabe destacar que en términos legislativos, pocas veces se incluye la naturaleza de la mujer. Reciben salarios más bajos que los hombres, tienen menos posibilidades de ser contratadas en edad fértil y sus cargos por lo general no son flexibles cuando son madres, por mencionar solo algunos ejemplos.
Es necesario terminar con el silencio y la indiferencia que impera respecto a una de las vivencias más comunes entre las mujeres. El debate de la «licencia menstrual» se debe iniciar para que pueda ser incluido en las leyes que buscan respetarlas de una manera más integral.