Melipeuco: ¿Turismo o hidroeléctricas?

“El turismo mapuche tiene una conexión importante con la ecología y es manejable por las comunidades, en tanto depositarias de los conocimientos asociados. Constituye, por lo tanto, una importante estrategia complementaria en la supervivencia socioeconómica y cultural”, señala el antropólogo y académico Wladimir Painemal Morales.

Melipeuco: ¿Turismo o hidroeléctricas?

Autor: Absalón Opazo

Aunque aún no existe un desarrollo amplio del turismo mapuche, éste podría convertirse en un modelo económico que genere ingresos para Melipeuco, Curarrehue o Lonquimay. Por eso, las comunidades mapuches advierten que las hidroeléctricas están hipotecando el futuro de Meli pewun ko, encuentro de cuatro aguas.

“El turismo mapuche tiene una conexión importante con la ecología y es manejable por las comunidades, en tanto depositarias de los conocimientos asociados. Constituye, por lo tanto, una importante estrategia complementaria en la supervivencia socioeconómica y cultural”, señala el antropólogo y académico Wladimir Painemal Morales.

En la contraparte, los altos índices de pobreza y escasas fuentes laborales son aprovechados por las empresas para generar expectativas económicas, ofrecimientos de recursos y fondos concursables, e ir apoderándose del territorio.

En Melipeuco viven unas 6.000 personas, un 24,1% es pobre, y un 7,4, indigente según cifras de 2009. Casi un tercio de los hogares son dirigidos por mujeres. La escolaridad promedio no supera los 6,4 años, es decir, se llega hasta sexto o séptimo básico cuando mucho. Las mujeres -las más perjudicadas-, aún tienen baja participación laboral y altos índices de desocupación. En la comuna hay un 11% de analfabetismo y un 61% de la población solo cursó hasta la educación básica. Las cifras al interior de las comunidades y en los sectores rurales son aún peores.

Según datos del Censo 2002, un 37,2% de la población es mapuche. Sin embargo, según la encuesta Casen 2009, serían un 52,9%. Para la Asociación Mapuche Folil Koyam, la cifra es de un 70%, y un 83,9% vive en el sector rural. Sólo un 3,4% de la población mapuche cursó alguna educación media con mención técnica, y apenas un 1,5% posee educación universitaria.

Otra cifra decidora es que el 46,5% de las explotaciones agrícolas corresponden a productores mapuches, quienes poseen sólo el 8% de la superficie de las explotaciones, según la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (2001).

Aunque la mayoría de la población mapuche vive en el campo, las tierras ya no alcanzan para producir lo necesario para sustentarles. En la comuna no hay muchas oportunidades laborales y, en general, los jóvenes salen a buscar trabajo fuera del territorio, en faenas agrícolas, en la poda, raleo y cosecha. Otros van a Argentina también como temporeros. Viajan por meses en lo que se denomina migraciones “golondrina”, porque “van y vuelven con las temporadas”.

Melipeuco se ubica en la precordillera de la Región de La Araucanía, Provincia de Cautín, en la falda sur del volcán Llaima: Llaimache es la gente del Llaima. Especialmente importante en la economía del territorio –Llaimamapu– es su condición de paso cordillerano, constituyendo un espacio de intercambio de bienes económicos, culturales, etc., entre ambos lados de la cordillera. El valle no se caracteriza por tener las mejores tierras agrícolas: tierras cordillerana demasiado rojizas (trumao), y fuertes nevadas y heladas dificultan la producción agrícola.

VIVIR EN MELIPEUCO

José Relmucao Porma (81 años), lonko de la comunidad Juan Meli, explica: «A nuestra comunidad le designaron 1.150 hectáreas, así decía en el Título de Merced. Pero solo nos entregaron 600 hectáreas. Vino la fundación del pueblo en 1941, y en 1981 se declaró comuna, pero el resto de las tierras nunca nos fue entregada… Mis cinco hijos viven en la ciudad, a la siga del trabajo para ganarse el sustento diario, porque el campo ya no da abasto, no porque no sea productivo, sino porque tierra para cultivar casi no existe. Entonces, vivimos de esa manera, casi sin recursos. Hay muy poco espacio para las nuevas familias. El Estado tendría que expropiar o comprar fundos, pero no entregar terrenos más a la cordillera, porque allí vamos a padecer frío. Por eso, estamos solos. Acá prácticamente hay pura gente anciana. Lo que pudimos obtener ya lo tuvimos, no somos capaces de seguir trabajando. Yo veo y escucho muy poco, ya ando lento, pasó mi edad útil… Los jóvenes salen a trabajar al pueblo o más lejos, y a los viejos nos dan una pensión miserable, mínima. Trabajo no hay, no hay ocupación aquí, lo que se está incentivando es el turismo, pero se necesitan turistas y condiciones para recibirlos. Yo tenía animales, pero los vendí, porque hay que cuidarlos y para eso se necesita fuerza física y recursos. Tenía vacunos, ovejas, caballos», dice.

En Melipeuco, Cunco, y otros territorios, se han instalado empresas hidroeléctricas de capitales nacionales y foráneos. Construyen y proyectan centrales y embalses, tratando de encausar en grandes tubos ríos, esteros y cascadas. Las comunidades se oponen tenazmente. Relmucao agrega: «Un lonko tiene que defender a su gente de la injusticia, como la que pretenden hacer las hidroeléctricas. Pero como no estamos reconocidos por ley, las autoridades poco caso nos hacen. Ya estoy harto de estar diciendo lo mismo cada vez… Se juntaron todas las comunidades de Santa María de Llaima, Sawelwe, Arpewe, Melipeuco, 27 comunidades en aquel tiempo, y me eligieron lonko de Melipeuco, no fue ni por mérito ni por querer yo ganar dinero».

Luz María Huenupi, presidenta de la comunidad Juan Meli, dice que en Carén Alto, la hidroeléctrica contaminó el agua, y hoy las comunidades no pueden sembrar: «Perjudicaron sus terrenos, se han roto las cañerías por dónde sacan el agua, se han desbordado ríos y sus terrenos se inundan. Están en constante peligro y no tienen buena calidad de agua… Muchos hicieron negocios, compraron camionetas, pero hoy ya no tienen recursos, lo que les dio la hidroeléctrica se les acabó. En Melipeuco, las autoridades del municipio están al tanto de nuestra lucha en defensa del Txuful Txuful, les informamos del proceso de consulta indígena, pero no se han pronunciado. No tenemos apoyo, salvo de algunos medios de comunicación que han informado de los atropellos de las empresas. Queremos que la gente sepa lo que ocurre, que algún abogado que trabaje en la defensa de los derechos humanos nos apoye».

«En Temuco hay abogados pero están llenos de causas, porque la región tiene las mejores aguas para las hidroeléctricas, y hay decenas problemas en las comunidades. Si tenemos las mejores aguas no queremos que sean para los empresarios sino para las comunidades. Hoy no tenemos derechos de agua. La zona es rica en recursos hídricos, pero los dueños son empresarios y transnacionales, y el Estado se pisa la cola, viene el Instituto de Desarrollo Agropecuario, a ofrecernos proyectos de regadío, de siembras, pero ¿con qué agua? Para postular hay que tener derechos de agua. Y es un negocio. Cuando se instaló la piscicultura, contaminaron el río Peuco. Trajimos a la televisión e hicimos un programa de En la mira, sobre ‘la guerra de las aguas’. Una empresa se instaló a dos kilómetros del pueblo, vulnerando nuestros espacios sagrados. Ya las empresas se fueron y el agua se recuperó, pero en ese tiempo había que darles agua en bidones a los animales. … Queremos que el derecho al agua para las comunidades esté en la Constitución», añadió la mujer.

Según Painemal, el territorio del Llaima se encuentra en un proceso acelerado de inclusión al extractivismo, «asociado a un modelo económico neoliberal, que busca la inclusión de territorios de gran riqueza natural, a los circuitos del mercado global. Se empuja a los mapuches a emprendimientos en línea con el liberalismo económico, que no involucren a las comunidades, sino sobre la base de potenciar el individualismo. Este último aspecto es el que genera un problema en las comunidades, por cuanto el modelo cultural de toma de decisiones, respecto del territorio, tiene una base colectiva».

Luz María Huenupi es profesora básica pero no ejerce porque trabaja en su emprendimiento turístico: «Tengo un hospedaje y camping. Muchos están empezando a vivir del turismo y la artesanía, capacitándose. Hace un tiempo, la gente no valoraba su territorio. Por eso decimos que han servido estas luchas: se han dado cuenta que viven en un lugar privilegiado. Hoy, quienes estudian no se pueden desarrollar profesionalmente en la comuna, el único lugar de trabajo es el municipio: paramédicos, funcionarios municipales, profesores del liceo, y eso sería. Los demás se ven obligados a emigrar en busca de trabajo. Vuelven cuando ya están jubilados. Hay muchos adultos mayores, especialmente en el campo. Tienen sus animales y huertos de subsistencia, así y todo, hacen actividades turísticas, venden sus productos, se trabaja agroecológicamente, y le están dando valor agregado a lo que hacen. Las artesanas están valorando el trabajo con la lana. Pertenezco también a la Asociación de Mujeres Campesinas, y hemos hecho por tercera vez la Fiesta de la Lana. Hay un colegio técnico que dicta gastronomía, turismo, técnico agrícola, y creemos que eso nos puede llevar a proteger nuestros recursos y darle trabajo a la juventud».

POBREZA Y DESPOJO

La actividad económica más importante en Melipeuco durante el siglo XX fue la extracción maderera. A partir de 1930 comenzó una acelerada extracción de madera nativa, que era convertida en basas y transportada en yunta de bueyes a Cunco, donde llegaba el tren, o transportada en balsas hechas de las mismas maderas a través del río Allipén.

A pesar de la depredación a gran escala, persisten importantes bosques, y casi la mitad de la comuna son áreas protegidas: Parque Nacional Conguillio y las reservas nacionales Hualalafquen y China Muerta. En esos bosques los mapuches recolectan leña (mamul), plantas medicinales (lawen), y alimentos como el piñón (nguillío).

Gonzalo Melillan, dirigente mapuche, dice: «Defendemos el río Txuful y la vida que nos da. Nuestra preocupación es que no se intervenga el lugar. Nosotros fuimos arrinconados hacia la cordillera, la historia lo dice, nuestros abuelos se acuerdan. Por defender su tierra fueron desplazados hacia este lugar. Y ahora llegaron acá los empresarios a continuar destruyendo nuestro territorio».

El proceso de reducción y entrega de Títulos de Merced ocurrió entre 1884 y 1929. El Estado y el ejército penetran en el territorio mapuche, notando que las tierras estaban ocupadas por lof, y no despobladas como se hacía creer desde Santiago. El proceso estuvo marcado por todo tipo de abusos contra los mapuches y su territorio. La radicación estuvo a cargo de la Comisión Radicadora, formada en 1883 y cuyo objetivo fundamental era radicar a los indígenas en espacios delimitados, otorgándoles el Título de Merced, y definir las tierras «libres» para la colonización.

El Estado se apropió del territorio declarándolo fiscal y, luego, otorgándoles pequeñas superficies de tierra a los mapuches. Esas usurpaciones son la base histórica de muchas de las reivindicaciones territoriales mapuches hasta hoy. La reducción quebró la organización interna de los lof, y redujo su reproducción económica de forma dramática, llevando a la sociedad mapuche a la pobreza y el despojo.

DESARROLLO SUSTENTABLE

En Melipeuco hubo piscicultura. Se instalaron varias salmoneras que destruyeron espacios sagrados, contaminaron ríos, y cuando el negocio se vino abajo, se fueron. Hoy los ríos están más limpios. «Dieron trabajo y eso provocó conflictos entre la gente», dice Melillan. «Vienen con el discurso de que ‘van a dar trabajo’, pero el daño que causan va mucho más allá, para nosotros no tiene precio… Acá hay lugares hermosísimos, no contaminados aún, y que se instalen hidroeléctricas los afectará. Los turistas no van a venir a ver un muro de cemento… Tema complicado es la escasez de tierra. Sin embargo hay varios latifundistas, como Mario García que es uno de los que más tierras tiene… Creo que un desarrollo turístico que no intervenga ni destruya podría generar considerables recursos. Protegiendo se podría ganar mucho, por eso al defender el territorio también estamos defendiendo lo económico, lo espiritual, la salud de la gente, nuestro patrimonio, el agua pura… Lo vemos como una alternativa, un modo de conservar el bosque nativo, lugares sagrados como los nevados del Sollipulli, el Conguillio, el salto del Txuful Txuful, la reserva de China Muerta, donde hace poco un incendio quemó muchas araucarias», agrega.

Benjamín Oñate Namuncura, ex concejal democratacristiano de Melipeuco, explica que ya se han instalado centrales de pasada «perjudicándolos tremendamente». «Sin duda alguna -agrega-, el turismo se verá afectado si destruyen el Txuful Txuful. Como concejal señalé, y lo sigo sosteniendo, que el río y la cuenca que nace en Conguillio, son de valor patrimonial cultural, y un polo de desarrollo. Actualmente, hay muchos jóvenes estudiando turismo, y que pueden hacer allí rafting, turismo aventura, trekking, canyoning, pesca deportiva, y ocupar el río. Si construyen otra bocatoma, quedará solo un 20% del agua, y perderíamos la posibilidad de desarrollar un turismo sustentable. Hoy bajan balsas por el río y según los turistas argentinos y amigos de Pucón, el día de mañana podrían haber muchas más, y que logremos despegar en el tema turístico. Nos entusiasma la idea y hay que colocar empeño para que se declare a Melipeuco Zona de Interés Turístico (ZOIT), lo que podría significar inversiones turísticas sustentables. Sin duda, hacia allá tendría que apuntar el desarrollo de Melipeuco. Atentar contra nuestro río es pan para hoy y hambre para mañana, y para que se llenen los bolsillos los mismos de siempre. Soy mapuche y me preocupé de poner en tabla estos temas mientras fui concejal. El desarrollo turístico empezó hace varios años atrás, pero está en pañales. Año a año siento que el empeño ha sido mayor de parte de las autoridades locales. Se puede ofrecer gastronomía, alojamientos, tours, pero con contenido cultural. Podría generar muchísimos más recursos para la zona que las hidroeléctricas. Hoy las inversiones hidroeléctricas vienen a trastocar nuestras comunidades».

Por Arnaldo Pérez Guerra – Vía Mapuexpress


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