Por Juan Pablo Arévalo S.
Han pasado casi dos meses del operativo policial más grande de los últimos 30 años, cuando 900 miembros de la PDI realizaron un gran allanamiento en Temucuicui que terminó con un funcionario muerto y solo dos detenidos. Aquí mismo es donde nos recibe Mijael Carbone Queipul (33 años, 5 hijos), líder de la comunidad de Temucuicui y quien habla de las reivindicaciones del territorio mapuche y también de la actualidad de la zona.
¿Cómo tomaron el anuncio de traer más militares a la zona?
Como una amenaza, como un gobierno sin dirección que no tiene la convicción de dialogar con el pueblo mapuche. Se refugian ante las armas, ante el ejército y eso solo aumenta la tensión, pero las comunidades le van a hacer frente a la situación.
¿Qué sienten cuando se les trata de terroristas?
Nosotros ya tenemos varios años en este camino por la defensa del territorio y esa defensa no es terrorismo. Nosotros nos defendimos del terrorismo que provoca el estado depredando nuestro territorio, una violencia de estado sistemática que existe a nivel nacional y en el Wallmapu. Nos preocupa que nos llamen terroristas, pero son formas de guerra silenciosa que arma este gobierno, que tiene muchos intereses en el Wallmapu.
¿Con qué se quedan tranquilos?
Nosotros no queremos viajar tan atrás en el tiempo, la historia ni siquiera la hemos escrito nosotros, lo ha hecho el invasor. Queremos que se respete el tratado de Tapihue de 1825, que se realiza cuando Chile ya es gobierno. En ese momento dos naciones se estrechan la mano en un tratado que reconocía la autonomía del pueblo mapuche. El estado chileno decidió vulnerar ese tratado y llevarnos a una guerra incontrolable, donde la fuerza máxima siempre la han tenido ellos. Nos invadieron.
¿Cuál ha sido la piedra de tope para avanzar en una negociación pacífica?
Las grandes empresas son las que han puesto siempre los obstáculos. Todos los políticos son empresarios, entonces ¿cómo vas a ir en contra de los intereses de aquel que está gobernando? La sobre explotación de los recursos es lo que ha llevado a esta situación. Es impresentable que en un río tengan que haber 10 plantas procesando el material, lo destruyan y después se vayan a otra región. Separaron el agua de la tierra, y la venden como cualquier otro producto. Es como si te sacaran la sangre de tu cuerpo. Existe un modelo económico que sobrepasa a todos los gobiernos. Están creando una situación económica para ellos gigante, para cuando el día de mañana los recursos hídricos falten, ellos puedan irse a cualquier lugar con el dinero de todos. Pero ellos se van y nosotros nos quedamos. Esa es la agresión y violencia de la que hablamos.
Violencia que se enfrenta con violencia…
Se sabotea a una empresa que le está quitando millones de litros de agua a una población de ese sector. Ese vecino no se atreve a combatir a las forestales porque tiene temor. Pero si un órgano de resistencia de la nación mapuche se atreve a luchar contra ese monstruo, no solamente está cuidando los litros de agua que se llevan, sino que está cuidando la ecovida en general. Cuando acá estaban las forestales, no había nada más que pino y no vivía nada debajo de los pinos. Ahora estamos en un proceso de reforestación para volver a la vegetación nativa y que vuelva la vida. Los sabotajes a las empresas por supuesto que se tienen que hacer. Yo soy categórico y quiero ser franco: respeto mucho a los hermanos de los órganos de la resistencia mapuche y mi admiración hacia ellos. Es difícil pelear con un enemigo tan grande y los valientes lo están haciendo. Hoy día hacer un sabotaje a la empresa forestal es digno, es digno de sabotear. ¿Cuántos heridos ha habido en estos atentados contra las empresas forestales? Ninguno. Nunca se ha atentado en contra de la vida de otra persona.
¿Y qué hay del matrimonio Luchsinger-Mackay?
He evitado hablar sobre ellos en su momento, estuve presente en las audiencias y sé que los hermanos que están presos son inocentes. Ellos no están pagando por el crimen, sino por ser hombres activos, con disciplina política dentro del movimiento mapuche. Ahora bien, me atrevo a decir que murió en su ley. Hemos preguntado y recabado información y me han dicho que era una persona muy arrogante, se fue ganando espacios territoriales bajo la violencia, corridas de cerco, pagaba costos muy bajos que el mapuche estaba obligado a recibir. La situación del latifundio era terrible.
¿Los autoatentados ocurren?
Absolutamente. Los autoatentados son totalmente distintos a los sabotajes reivindicatorios, sobre todo en la forma en que se ejecuta y lleva a cabo la acción. Nosotros sabemos diferenciar perfectamente uno de otro. En los autoatentados no les importa si el trabajador sale herido, llegan y agreden sin importarles nada. Hay mucho carabinero y ex carabinero involucrado. Me pasó una vez de encontrarme a un guardia forestal armado y con chaleco antibalas y me doy cuenta que era un ex funcionario de la comisaría de Ercilla. Hay mucho ex carabinero que está actuando y se nota por su frialdad en el uso de las armas. Nuestra lucha, en cambio, es hacia la faena misma, camiones, pero nunca hacia las personas.
De 10 atentados que hay, ¿cuántos son autoatentados?
La mitad de los atentados que se conocen son obra de carabineros o ex carabineros.
¿Qué le pasa cuando ve a un carabinero de origen mapuche?
Me cuesta mucho entender a los mapuche que son carabineros. Puedo entenderlos por la plata, pero no los apoyo, es una traición. No apoyo que haya hermanos nuestros en las filas de una institución que ha venido asesinando desde la dictadura hasta el día de hoy. He visto a un carabinero matar a mi hermano por la espalda, cómo han matado a gente inocente y siguen diciendo que es una institución llena de gloria. Yo solo veo a un grupo de delincuentes vestidos de verde.