«El concurso de belleza más chileno de todos los tiempos». Así presentaron al evento «Miss Pernil», un nuevo certamen que busca «a la chiquilla con mejores piernas de las Fiestas Patrias«.
En una invitación insultantemente descarada, sexista y machista, los convocantes dicen que, para postular, sólo hay que tener «un par de piernas bien torneaditas» y que «todas son bienvenidas: las extremidades cargadas a las cazuelas, las larguiluchas, las blancas como la nieve; las morenazas y las epy lady». Y la coletilla final del texto: «En fin no discriminamos porque sabemos que sobre gustos no hay nada escrito».
Pero la desfachatez de los promotores del evento, que tendrá lugar en el marco de la Cumbre Chilena de San Bernardo- organizada por Florida Producciones-, sigue con un comunicado que provocó un profundo rechazo en las redes sociales, donde se los acusó de naturalizar las prácticas sexistas, objetivizar a las mujeres y falta de ética periodística.
Escrito en un tono que busca acercarse al espíritu farandulero de los medios que le celebraron la propuesta a los organizadores, el texto repasa una a una a las concursantes que «lucharán por el trono», a quienes describe como «las bien hechitas criaturas». Mientras de una dice que «tiene más curvas que el camino a Farellones», de la otra asegura que «mueve su contorneada figura en los escenarios».
La alerta en las organizaciones feministas se ha disparado no sólo por la forma cómo se presenta y difunde el evento, sino también, y en una cuestión más de fondo, en si tendría que darse un espacio para concursos que cosifican los cuerpos de las mujeres y las convierten en objetos discriminados e incluso denigrados.
¿Y qué ganan las concursantes? El evento premiará a las diez mejores candidatas con desfiles, paseos por los medios de comunicación y una coronación como ganadora.
La Cuarta mete la cuchara
Como no podía ser de otra forma, el diario La Cuarta sacó el jugo al acontecimiento y tituló la nota sobre la presentación de las concursantes diciendo que las candidatas «tienen más carne que hueso».
El medio afina su primitivo machismo explicando que para participar del concurso «el único requisito es tener el tutro sabroso, como los perniles que se venderán en el brillo que el año pasado fue visitado por más de 35 mil personas».
Promocionar el sexismo
El uso del lenguaje construye realidades. Y bajo la lógica de los textos que publicitan el concurso Miss Pernil, los cuerpos de las mujeres son susceptibles de ser comparados públicamente con chanchos, pollos o cualquier otro animal u objeto que un hombre pueda comer, lamer, morder, chupar o cachetear.
Es claro que cada uno es dueño de su cuerpo, y que participar en este tipo de show es una decisión exclusivamente personal, donde nadie se puede meter.
Sin embargo, más allá de lo ofensivo que pueda resultar para muchos chilenos y chilenas pensar que este concurso pueda ser el «más chileno de todos los tiempos», o de lo insultante que es para las mujeres -y algunos hombres- periodistas recibir un comunicado con semejantes cuotas de lenguaje sexista, lo que resulta más incomprensible es que en una sociedad profundamente machista -en la calle, en la política, en el ámbito doméstico, en los medios-, y donde la violencia de género y el acoso a las mujeres está a la orden del día -ya son 15 los femicidios registrados en 2016-, aún siga habiendo empresas que organizan y promocionan iniciativas de este tipo y, sobretodo, personas dispuestas a aplaudirlas.
Meritxell Freixas
@MeritxellFr