Críticas a la jefa de Estado por no reconocer a la Asamblea Constituyente como mecanismo legítimo para cambiar la constitución y a la bancada de parlamentarios AC por querer encausar la demanda por medio de un proyecto de ley, son parte de las conclusiones que tiene el movimiento por una Asamblea Constituyente.
Su vocero, Matías Sagredo, en conversación con Radio Universidad de Chile, indicó que la única posibilidad de hacer realidad la Asamblea Constituyente, no es por medio de una moción parlamentaria que restituya el plebiscito, sino a través de la presión ciudadana.
“La única vía y esto ya ha sido reconocido por grandes constitucionalistas como Fernando Atria y otros es la presión ciudadana si bien estos juristas plantean que tienen que ser un mecanismo institucional, reconocen que al final de cuentas, las puertas jurídicas se van a abrir cuando la ciudadanía y la voluntad general del pueblo, es decir, la soberanía popular, que jerárquicamente es superior a cualquier institucionalidad del Estado previamente existente, esa voluntad del pueblo, si se expresa en mayoría y manifiesta con suficientemente fuerza esta demanda, las puertas jurídicas se abren y se tienen que abrir”.
Por ello, Matías Sagredo, explicó que el proyecto constituyente no es algo que se convoque por la voluntad de un jefe de Estado, sino es algo que se viene conversando desde el fin de la dictadura.
“Por unanimidad todos los que lucharon contra la dictadura exigieron asamblea constituyente, los primeros grupos que llamaron a elecciones para reemplazar la dictadura por un gobierno democrático, una de sus promesas principales fue la asamblea constituyente, incumplida, luego de eso siguió la demanda existente, pero reflotó en los años 2007 y 2008, y el proceso constituyente hoy está en una de sus etapas, no es que lo cite, que lo invoque la Presidenta, ahora o en septiembre”.
Sagredo sostuvo que el proceso propuesto por Michelle Bachelet no tiene carácter de constituyente sino meramente de consulta.
“Los cabildos, los diálogos, los debates, y las consultas no vinculantes que propone la presidenta no son procesos constituyente, son procesos de consulta, a lo más, pero todo lo que ella enumeró, si omite la asamblea constituyente, implica que todo ese proceso va a verterse en el congreso como instrumento deliberativo, eso significa que la constitución que se va generar van a ser simples reformas cosméticas y no va pasar de una reformita a la constitución actual. Sin asamblea constituyente no hay nueva constitución”.
Por otro lado, la moción firmada por 57 parlamentarios y que se discute en la Comisión de Constitución y Legislación de la Cámara Baja fue calificada por el vocero del Movimiento por una Asamblea Constituyente como inviable.
“Es imposible una reforma a la constitución que viabilice un plebiscito, a través de simplemente, por la oficina de partes del Congreso ingresar un proyecto de ley, por mucha fanfarria que tenga la bancada constituyente. Es incompleta la propuesta porque no va a llegar a término, no va a lograr su objetivo, ya se han ingresado muchos proyectos antes para reformar la constitución incorporar un plebiscito, en los cuales hasta hemos participado nosotros y muchos movimientos constituyentes desde ya hace mucho años, deben haber por lo menos cinco proyectos similares a ese ya ingresado desde hace años y ninguno ha tenido frutos porque el binominal y los cuórum calificado impiden que tenga buen término, la propuesta no va a llegar a término, pero sirve como material de difusión”.
Finalmente la manera más adecuada, explicó Matías Sagredo, es canalizar todas las demandas sectoriales en una unidad constituyente, es decir, en un movimiento que supere los reclamos de los trabajadores, estudiantes, profesores y diferentes sectores en una presión ciudadana que tenga como bandera la asamblea constituyente y así doblarle la mano a los poderes fácticos. Sin embargo este proceso, explicó Sagredo es de largo aliento, pero realizable.
Andrés Ojeda