La Cueca del Filistoque fue escrita en junio de 1974 por el ex prisionero político Víctor Canto Fuenzalida, e interpretada por el conjunto Los De Chacabuco en los shows dominicales del centro de detención atacameño. La canción posee una importante carga histórica, política y folclórica, razones que bastaron para que fuera reconstruida y grabada 44 años después por el grupo musical Macomba, dirigido por Marcelo Coulon (Inti-Illimani) en homenaje al detenido desaparecido Marcelo Concha Bascuñán, quien estuvo detenido, justamente, en el campo de prisioneros de Chacabuco durante la dictadura.
La reconstrucción de la “Cueca del Filistoque” fue estrenada este sábado 25 de agosto en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, como parte del conversatorio “Cantos Cautivos: música, educación y tecnología por los DDHH”, y a partir del domingo 26 está disponible en el sitio web de Cantos Cautivos (www.cantoscautivos.org), proyecto que compila música y testimonios sobre experiencias musicales en recintos de detención política en Chile durante la dictadura, 1973-1990.
El proyecto Cantos Cautivos tiene su origen en la investigación realizada por la investigadora chilena Katia Chornik en colaboración con el Museo de la Memoria y los DDHH, con el objetivo de conservar y promover el repertorio de canciones que se escribieron, cantaron y escucharon en recintos de detención política y tortura en Chile entre 1973 y 1990, así como las memorias sobre experiencias individuales y colectivas asociadas a dichas obras.
Este año el portal tiene un nuevo diseño y desarrollo gracias a Hernán Theiler, ingeniero chileno, investigador de los laboratorios de IBM (Haifa). Thelier ha sido parte del Conversatorio junto a otros invitados que discuten los roles de la música como recurso educativo para abordar temas de memoria y DDHH, y el uso de la tecnología internet como herramienta de difusión, intercambio e investigación.