Porque ufanarse de buenas intenciones no es suficiente, los trabajadores del Sindicato N°1 de Farmacias Ahumada están concentrados en conseguir resultados concretos a partir de la negociación colectiva que se encuentra en curso.
Estamos hablando del sindicato más representativo de la empresa, que agrupa a los auxiliares de farmacia, guardias de seguridad, vendedores de productos de belleza, personal de Apoyo Logístico y administrativos de la casa matriz; una cifra no menor de trabajadores bien organizados.
«No es ninguna novedad que la primera respuesta a nuestro proyecto de negociación colectiva haya sido rechazado por la gerencia, que se excusa detrás de argumentos añejos y poco creíbles que van desde la pandemia, hasta los retiros de las AFP», indica Sergio Rojas, presidente del sindicato, «ya que -por ejemplo- durante la pandemia las farmacias se enriquecieron y cobraron lo que quisieron por los medicamentos e insumos médicos; jamás dejaron de funcionar ni de vender ya sea de manera presencial o telemática», explica.
La sorpresa, señala la dirigenta Alondra Catalán, es que «cuando esta empresa pasó a sus nuevos controladores, encabezados por Guillermo Harding -antiguo dueño de Cruz Verde-, llegaron anunciando que optimizarían el funcionamiento de la cadena, que la modernizarían, que mejorarían el ambiente laboral, pero, al contrario, partieron pésimo no aplicando la Ley de las 40 horas, como señalaban las autoridades. No entienden que una buena negociación colectiva se traduce en la fidelización de sus trabajadores y mayores ganancias para todos. Porque, además, en este rubro no es llegar y cambiar gente; hablamos de trabajadores calificados y con experiencia en el asesoramiento de pacientes y clientes, sobre todo, si como ellos mismos señalan, quieren convertir sus farmacias en centros de salud. Si no cambian la mirada, todos sus esfuerzos quedarán en un pobre cambio de logo, una manito de pintura y nada más», afirmó la dirigenta.
Uno de los aspectos importantes de la negociación que partió el 14 de agosto, es conseguir que todos los trabajadores, no solo los de este sindicato, reciban su gratificación garantizada mensual, con los montos que fija la Ley, tal y como sí ocurre con las gratificaciones de los gerentes de local y las personas que se desempeñan en la casa matriz. «Es inaceptable que unos la reciban íntegra y otros en parte. Para nosotros no existen trabajadores de primera y segunda categoría», dice Sergio Rojas. «Los auxiliares de farmacias, son, en gran parte, la fuerza productiva de la empresa. Todos ganan comisiones sobre la base de lo que ellos venden y por lo tanto merecen el mismo trato de respeto», agrega.
Actualmente, un auxiliar de farmacias recibe una gratificación de 83 mil pesos, mientras que un gerente de local recibe 197 mil pesos, aproximadamente; la diferencia, aparte de ser injusta e ilegal, deteriora las relaciones internas.
Alcanzar la equidad laboral y salarial, aumentar el monto de los bonos, mejorar el ambiente laboral, tener liderazgos positivos en los cargos de jefatura, contar con protocolos frente al acoso laboral y sexual, como exige la Ley Karin, son algunos de los puntos del pliego de peticiones del Sindicato N°1; no obstante, aclaran que se trata de asuntos que beneficiarán a todos los trabajadores.
Proponen para su implementación, la creación de mesas de trabajo conjuntas que aseguren una eficiente fiscalización, rapidez en la resolución de problemas y optimización de recursos. «No sacamos nada con gastar recursos y tiempo en asuntos que no se justifican, hay que escuchar a los trabajadores, para saber invertir bien», dice Juanita Figueroa, quien también forma parte de la directiva del sindicato.
El abastecimiento de los locales y un buen software, son imprescindibles; «Cuando no hay stock de productos o se cae constantemente el sistema, la atención de calidad se dificulta, así como también el llegar a las metas que fija la empresa», explica Jaime Alcaíno, dirigente del mismo sindicato.
El 24 de septiembre, los trabajadores someterán a votación la última oferta de la empresa, que, de no resultar aceptable, pondría en peligro su normal funcionamiento, arriesgándose a una huelga que, entre otras cosas, dificultaría la venta de medicamentos a pacientes Fonasa, que mantienen convenio cerrado con Farmacias Ahumada. La paralización involucraría al 90% de los locales y contaría con el respaldo de la Federación Nacional de Trabajadores de Farmacias, Fenatrafar. Ya en 2010 estos trabajadores sostuvieron 32 días de huelga, cuyos efectos sobre su imagen claramente aún no se subsanan.
«No queremos llegar a la huelga, lo que queremos es un trato digno y justo para los trabajadores, medidas modernizadoras que repercutan sobre todos, no solo sobre este sindicato. Un acuerdo que responda a las inquietudes que nos hacen llegar desde todos los rincones del país, considerando la situación económica actual, los problemas de seguridad que enfrentamos, como los turbazos, el alza sostenida de precios y el cumplimiento de las promesas con las que llegó esta nueva administración», enfatizó la directiva del sindicato.
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El Ciudadano