Columna de Opinión

No crea en encuestas

Los paneles solo reflejan el deseo de los editores de los medios, de los controladores de los partidos, y de los que pagan esas encuestas. Son como una foto, pero con filtros, para que se parezca al país que les conviene, no al Chile real, porque ese se les escapa de las manos.

No crea en encuestas

Autor: El Ciudadano

Por Marco Enríquez-Ominami

El mundo de la opinión pública nunca se pudo recuperar de la crítica que le hiciera Pierre Bourdieu en los setentas, quien observó que las encuestas no reflejan una opinión preexistente, sino que la crean artificialmente al imponer preguntas que los encuestados a menudo no se habrían planteado por sí mismos. Porque los estudios de opinión no hacen referencia a lo que la gente quiere decir, sino que a lo que los que pagan las encuestas quieren preguntar y escuchar.

La selección múltiple de cada pregunta no es más que eso: cerrar el mundo de lo posible. Eso ya era así cuando las encuestas tenían un valor metodológico y se daban la lata, al menos, de hacer muestreos probabilísticos e ir a las casas a las que la rigurosa tómbola les había designado, para tener que hacer otro sorteo cuando ese que había sido sorteado no quería responder la encuesta. Hoy la cosa es peor, porque hasta al muestreo probabilístico renunciaron las empresas de opinión. Hoy, los que responden las famosas “encuestas de panel”, son simplemente miembros voluntarios de una base de datos, cuya representatividad refleja el universo de los miembros de esa base de datos, y nada más.

Base de datos que seguramente reflejan a los grupos más articulados, con mayor capital cultural y político, y/o con más interés en la política. Sesgos que nadie se preocupa en exponer o controlar, porque lo que buscan es articular con esas personas, y no con las voluntades de las mayorías, lo políticamente posible de un país. Los paneles solo reflejan el deseo de los editores de los medios, de los controladores de los partidos, y de los que pagan esas encuestas. Son como una foto, pero con filtros, para que se parezca al país que les conviene, no al Chile real, porque ese se les escapa de las manos.

Por eso no vieron venir ni el estallido de 2019, ni el malestar de los británicos con la Unión Europea durante el Brexit, ni a Trump en 2016, ni a Milei, ni a AMLO, ni que Boric le estaba ganando las primarias a Jadue en 2021. Las encuestas reflejan el deseo de las élites, no de la gente.

Por eso, quiero hacer tres llamados. Primero a los académicos de las ciencias sociales para que se preocupen, como gremio, de fiscalizar el rol político de las empresas encuestadoras, y que las auditen. Tienen demasiado poder como para que nadie sepa sus metodologías, errores y financistas.

Segundo, a los partidos políticos de centroizquierda, para que consideren que la primera vuelta es con voto obligatorio, que eso lo cambia todo y no lo están midiendo, y que, con su negativa a abrir las primarias a las fuerzas de cambio, como la que yo represento, las obligarán, a esas fuerzas, a convertir la primera vuelta presidencial en una verdadera y legítima primaria de la centroizquierda.

Y tercero, a mis compatriotas, para que sepan que nada está perdido y para que dejen de creer que el único cambio posible es el continuismo, de izquierda o de derecha, que estos estudios de opinión amañados representan. Que su voluntad, la de la gente, es la que se escribirá electoralmente en piedra, sin el filtrado de las elites y sus encuestas.

Por Marco Enríquez-Ominami


Las expresiones emitidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de su autor(a) y no representan necesariamente las opiniones de El Ciudadano.

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