ONG Parejas sin Violencia: «Los golpes son la última etapa de la violencia, el paso a algo peor»

Los especialistas aseguran que no existe suficiente educación y prevención de la violencia al interior de los pololeos o noviazgos. "La violencia no empieza con las agresiones físicas, es sólo su última expresión", enfatizan.

ONG Parejas sin Violencia: «Los golpes son la última etapa de la violencia, el paso a algo peor»

Autor: Vanessa Vargas

violenciaTras la filtración del audio que dejó en evidencia los diversos tipos de violencia ejercidas por el ex candidato a concejal de Talca de la UDI, Matías Huerta, contra su ex pareja, una serie de preguntas asoman. En específico, en cuanto a la existencia de vulneraciones en relaciones de pololeo o noviazgo, una realidad que hasta ahora ha sido poco explorada.

Mariana Madariaga es especialista y vocera de la ONG Parejas Sin Violencia, que busca instalar una campaña de visibilización y prevención de la violencia en las relaciones de adolescentes y jóvenes. En su opinión, las redes sociales han contribuido destapar las denuncias sobre este tema, ya que la misma ley las omite: por ejemplo, en la actual normativa de femicidio, la violencia ejercida por pololos o ex pololos no es considerada, y sólo se procesan por este delito las denuncias donde se pruebe que la mujer «convivió» con su agresor.

La campaña ya cumple un año y medio de difusión. Su mensaje principal es recordar a todas las posibles víctimas que las agresiones físicas son la última expresión de la violencia, luego de una escala de diversas manifestaciones.

«La violencia no parte con la violencia física, sino que mucho antes. Esta es la última etapa, ya que la escalada de violencia comienza con el control. En este caso, es evidente que él trataba de controlarla, estaba celoso. Esos son rasgos típicos de la violencia machista. Él en el audio dejó en claro que era una violencia de control y poder, ‘yo te castigo porque hiciste algo en contra de lo que yo quería’«, explica Madariaga.

Hace tres años, la ONG realizó un estudio en Maipú que aborda la violencia en el pololeo. Los resultados evidenciaron que la violencia psicológica se ejerce de formas parecidas entre hombres y mujeres y que hay un nivel muy alto de abusos en el pololeo. «No se ha hecho un estudio a nivel nacional en adolescentes, lo que impide vislumbrar correctamente este fenómeno», agrega.

El estudio fue aplicado a adolescentes de 14 a 19 años y evidenció que el problema no es un conflicto aislado: «La violencia en el pololeo, a diferencia de la violencia intrafamiliar, es absolutamente bidireccional. Pero hay otro dato: el 10% de los crímenes cometidos contra mujeres, en contexto de femicidios, son concretados por pololos y ex pololos. No es un tema menor: mujeres están muriendo en manos de sus pololos», enfatizó Madariaga.

GOLPES, SÓLO LA ÚLTIMA ETAPA

file_20150218162052Una de las peticiones de la organización Parejas sin Violencia y de otros colectivos feministas apuntan a que la autoridad incorpore a pololos y ex pololos en la actual ley de femicidio.

Además, es importante destrabar la creencia popular sobre la violencia física, ya que la mayoría de las personas piensa que esta es la primera manifestación de peligro, pero los especialistas aseguran que es sólo la etapa final. Por ello, se exige también un esfuerzo desde el Mineduc para educar en los colegios y liceos sobre el tema, en un plan coordinado desde el Ministerio de la Mujer.

«En un colegio emblemático no tienen idea que cuando el pololo está llamando muchas veces por teléfono y controlando donde estás, eso también es violencia, en una escala menor. Por ahí parte y cuando llegamos a los golpes ya no hay nada más que hacer, después de los golpes viene la muerte. El golpe es la última etapa, el paso a algo peor«, sentencia la vocera de Parejas Sin Violencia.

Las dificultades de comunicación entre los adolescentes y adultos obstaculizan aún más la denuncia y conversación acerca de estos temas al interior del núcleo familiar. Especialmente, cuando se trata de violencia psicológica, por lo que lo recomendado es abordar estos temas con un adulto del entorno en quien se pueda confiar, como un profesor o un tío o cercano.

«Muchos chicos desconfían de los adultos. Hay que buscar a un adulto responsable, alguien que los ayude. Muchos alumnos acuden a los profesores para pedir ayuda, algún familiar responsable. Para el agresor es imposible actuar cuando la víctima tiene un núcleo familiar sólido«, recalca Madariaga.

En caso de violencia física, lo ideal es acudir directamente a realizar la denuncia a Carabineros, Policía de Investigaciones o Fiscalía, mientras que adolescentes y mujeres pueden acudir directamente al Ministerio de la Mujer y Equidad de Género.

LOS SÍNTOMAS QUE NO SE DEBEN ACEPTAR

violencia-contra-la-mujerLos especialistas hablan de señales concretas que deben encender las alertas al interior de una relación. Esencialmente, las referidas al control por parte de la pareja: «Cuando controlan cómo me visto, con quién me junto, si me hace escándalos por reunirme con algún amiga o alguien del sexo opuesto. Si la víctima accede a no juntarse con otras personas para evitar peleas, así comienza el control y la violencia», apunta Mariana Madariaga.

Lo mismo en el caso de que el agresor golpee cosas cuando se enoja, o en el caso de que no acepten que rechace una de sus ideas o imposiciones. Otra manifestación típica es la revisión del celular y las redes sociales, lo que es muy común y naturalizado en el caso de hombres y mujeres y debe ser repudiado.

Al momento de entrar al espiral de violencia, es complejo que una pareja pueda mantener su relación de forma sana, por lo que lo se recomienda una conversación previa y, de no haber conciliación, terminar el vínculo de forma definitiva. «Más aún cuando hay golpes, porque no tiene sentido. Eso va a ir escalando y empeorará«, recuerda la vocera de Parejas Sin Violencia.

Además, hay un asunto cultural, que recae especialmente en las mujeres -debido a las presiones del sistema patriarcal- donde éstas creen que tienen la obligación de velar por la unidad de la familia o de la relación. Lo cierto es que la integridad psicológica y física está ante todo y la denuncia oportuna puede evitar un desenlace fatal y una experiencia traumática.

 


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