Luego del primer día de su visita en Chile, en que tuvo que lidiar con un amargo panorama debido a los conflictos generados por los abusos sexuales al interior de la Iglesia, el medio angloparlante Crux Now describe cómo el Papa Francisco se enfrentó este miércoles a otro legado dramático: la problemática historia de represión a los pueblos indígenas, que todavía enciende profundos resentimientos políticos y violencia.
El Papa llegó al aeropuerto de Maquehue, que una vez fue centro de detención y tortura bajo la dictadura de Augusto Pinochet. En ese contexto histórico, el Pontífice hizo un llamado a la unidad como alternativa a lo que describió como «la deforestación de la esperanza».
El medio Cruz Now, que se concentra en la actualidad noticiosa del mundo católico, cuenta que Francisco viajó a Temuco, en la región de la Araucanía, «marcada por deslumbrantes paisajes y bosques vírgenes, pero también por la más endémica pobreza del país… habitada por varias de sus comunidades indígenas, incluyendo a los mapuche», escribe el diario.
Mirando su entorno, dice el medio, Francisco citó a la cantautora chilena Violeta Parra, con la frase «Arauco tiene una pena que no la puedo callar, son injusticias de siglos que todos ven aplicar».
Menciona que en los días previos a su visita, algunos comuneros mapuche alzaron sus voces contra el uso del aeropuerto de Manquehue para la homilía papal, por ser el lugar en que se cometieron violaciones a los derechos humanos –algo que el Pontífice sabía– y también porque consideran que aquellas son tierras ancestrales, que piden al gobierno ser devueltas.
Una fuente de la organización del viaje, dijo que algunos veían la misa celebrada por el Papa como un signo de reparación y sanación, similar a la realizada en 1987 por el Papa Juan Pablo II en Estadio Nacional, otro lugar emblemático en que la dictadura cívico-miliar de los años ’70 perpetró abusos y crímenes.
En vista de esa historia, Francisco dijo que estaba ofreciendo la misa «por todos los que sufrieron y murieron y a todos los que cada día llevan sobre sus espaldas el peso de tantas injusticias». Entregó una visión de unidad para Chile, «una que abrace a sus personas indígenas sin sofocar su cultura», escribió el medio.
«Jesús no le pide a su Padre que todos sean iguales, que todos sean idénticos… la unidad no nace ni nacerá de neutralizar o silenciar las diferencias», dijo Francisco. «La unidad no es un ídolo o el resultado de la integración a la fuerza; no es una armonía traída al precio de dejar a algunas personas en los bordes».
«La unidad», cita Crux, «no es ni será una uniformidad asfixiante que nace del predominio y la fuerza del más fuerte, impuesta por el poder o una segregación que no valora la bondad de los demás… La unidad es una diversidad reconciliada». El diario publica que en muchos sentidos, el lugar de la misa refleja la diversidad, con personas de todas las edades y contextos, incluyendo a grandes grupos de personas que llegaron desde Argentina para ver al primer Papa argentino de la historia.
«Necesitamos las riquezas que cada pueblo tenga para aportar y dejar de lado la lógica de creer que existen culturas superiores o culturas inferiores», dijo Francisco, metaforizando con las piezas del vestuario mapuche que se elaboran con diversidad, tiempo y aportes esenciales de artesanos «que saben cómo armonizar diferencias en los diseños de pueblos, caminos, plazas y paisajes».
«La unidad no es un arte de escritorio y tampoco de documentos… Es un arte que requiere atención y entendimiento. Esa es la fuente de su belleza, pero también de su resistencia al paso del tiempo y de las inclemencias que tendrá que enfrentar», dijo el Papa.
Luego expresó su visión sobre dos formas de violencia: una es la violencia de «los acuerdos elegantes que jamás serán puestos en práctica», que levantan falsas esperanzas a la gente que espera por cambios y que solo lleva a la decepción.
«Lindas palabras, planes detallados, pero que al ser implementados borran con el codo lo que está escrito con la mano», cita Crux News. «Este es un tipo de violencia, porque frustra la esperanza», agregó Francisco.
La segunda forma de violencia a la que el Papa se opuso es la física. «Una cultura de estima mutua no puede basarse en actos de violencia y destrucción que terminan por quitar vidas humanas», dijo. «La violencia finalmente convierte la causa más justa en una mentira», agregó, diciendo que «la violencia engendra violencia, la destrucción aumenta la fragmentación y la separación».
Después de la misa ofrecida para la multitud católica, Francisco tuvo un almuerzo con varios miembros de las comunidades mapuche en la Araucanía. Esta noche, la cita es con los jóvenes de su Iglesia en Maipú, Santiago.
El Ciudadano