Patrick Taran, presidente de Global Migration Policy Associates: «Algunos buscan que los migrantes sean la mano de obra barata, pero sin regularización ni protección»

Experto en materia migratoria y regularización laboral participó del seminario internacional “Reflexiones en torno a los derechos humanos desde el presente” organizado por la U. de Chile y FASIC, donde ahondó en los desafíos que presenta esta materia.

Patrick Taran, presidente de Global Migration Policy Associates: «Algunos buscan que los migrantes sean la mano de obra barata, pero sin regularización ni protección»

Autor: Absalón Opazo

Nació en Estados Unidos, vive en Francia y trabaja en Suiza. Patrick Taran, actual presidente de la Global Migration Policy Associates, cuenta con más de 35 años de experiencia en investigación en torno a la migración internacional y laboral, los derechos humanos de la población migrante y la gobernanza.

Formado en Trabajo Social y Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Nueva York, Taran fue co-fundador y director de la organización Migrants Rights International, y también del South American Refugee Program.

Además, colaboró en las Naciones Unidas para la Agency International Migration Policy Program.

Bajo estas credenciales, el especialista que recientemente visitó Chile como parte del seminario «Reflexiones en torno a los derechos humanos desde el presente», organizado por la Universidad de Chile y FASIC, comenta en la siguiente entrevista su análisis frente al panorama económico y laboral a nivel mundial, el que advierte, debe integrar -sin dudas- a la población migrante.

¿Cómo se posiciona la población migrante frente a los cambios globales?

«Hoy en día, la migración es el desafío más importante a nivel mundial para la propia supervivencia del sistema económico y de la viabilidad económica de los países desarrollados y de los países en desarrollo. La mayor parte de los países del mundo están experimentando, por un lado, cambios tecnológicos que cambian la forma de trabajo y además, estamos llegando a un momento en que más de la mitad de los países están en un decrecimiento poblacional».

¿Cómo analiza el panorama general de la migración ante un escenario de cambios?

«Las autoridades de distintos países reconocen que para el futuro próximo la inmigración es la única manera de mantener la fuerza de trabajo y a la vez de mantener la solubilidad de los sistemas de seguridad social. Todos los países del continente americano, europeos, y en otras partes, incluso China y Rusia, están experimentando tasas de fertilidad que están llegando a niveles bajísimos y además, vemos que es más la gente que sale de la fuerza de trabajo, versus el índice de personas que entra. Entonces, cabe preguntarse: ¿Cómo puede funcionar una economía sin fuerza de trabajo?»

«Se necesita gente trabajando en todos los sectores como agricultura, industria manufacturera, transportes, salud. Otro ejemplo es el fenómeno del cuidado de personas mayores, debido al aumento de la población más longeva. También, tenemos el cuidado de niños, para esos niños se necesitan profesores en las escuelas. Ejemplos hay por montones».

Bajo esa perspectiva, ¿cómo vinculamos migración y derechos humanos?

«En este momento se calcula que entre el año 2015 y 2030, Alemania perderá 6 millones de miembros de su fuerza de trabajo. Hoy hay 9 millones de puestos de trabajo vacantes en Estados Unidos. Por otro lado, hay 5 millones de personas registradas como desempleadas, muchos de ellos con competencias obsoletas. Esto también viene a ser un problema de derechos humanos, porque al mismo tiempo que se necesita más gente, los empleadores vienen a bajar los costos, existe una competencia por buscar la mano de obra más barata, entonces ven en los trabajadores migrantes una salida».

«Sin embargo, aquí se evidencian las presiones, al ver menor protección de sus derechos humanos y a veces dejando a la gente en estatus irregular. No es accidente que aquí mismo en Chile haya miles de migrantes con barreras para acceder a un permiso de trabajo o un permiso de estadía mínimo. No hay protección para quienes no pueden acceder a la regularización, la gente trabajadora del extranjero está sujeta a que le paga sea menos, a que no se puedan quejar, que no haya protección de salud ni seguridad en el trabajo».

¿Cómo evalúa el rechazo que existe frente a la llegada de población migrante?

«Justamente, vemos un rechazo alimentado hacia los procesos de regularización. Algunos buscan quitar ese pleno derecho, esa igualdad de trato y así, algunos buscan que los migrantes sean la mano de obra barata, pero sin regularización ni protección para ellos. Y como ya sabemos, esto a corto plazo reduce los costos de las empresas, pero a largo plazo crea más problemas sociales, de cohesión y seguridad social».

«Vemos que los políticos y los empresarios al corto plazo, no quieren decir que existe un problema, ¿pero por qué? Porque así justifican los malos tratos. Es un modelo casi feudal. Yo soy originario de Estados Unidos y recuerdo que, en la Constitución original, los negros estaban calificados con el valor de 2/3 de un blanco, porque para ellos el valor era menor, y lo decían porque tenían que justificar de una manera ‘legal’ la esclavitud y el hecho de que no eran libres y que no tenían los mismos derechos ni oportunidades».

«Creo que esto expresa un peligro a nivel internacional, vamos a retroceder y no avanzar a una sociedad que se debiese caracterizar por la justicia, los derechos humanos y un bienestar para todos».

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