Por estos días, la comisión de Derechos Humanos del Senado debate el proyecto de Ley de Identidad de Género, que busca consagrar una serie de derechos para la población trans.
En la sesión del pasado miércoles 7 de septiembre, junto a organizaciones y profesionales de medicina se trató el tema del reconocimiento a la identidad de género de niños, niñas y adolescentes trans.
El médico pediatra René Panozo participó de la instancia, exponiendo ante los senadores su experiencia en el tratamiento de estos pacientes, que muchas veces manifiestan diversos problemas asociados a la falta de comprensión y empatía en una etapa de crecimiento que ya es compleja para todas las personas, independiente de su identidad de género.
En entrevista con El Ciudadano, Panozo profundizó su visión sobre el tema, asegurando que la principal motivación ética para la iniciativa en trámite es la necesidad de los niños, niñas y adolescentes trans de sentirse valorados y escuchados.
«Las personas trans no se expresan libremente. Se cohíben por no avergonzar a sus padres. Conocí el caso de un joven que es el tercer hijo y único varón y el papá es un hombre de la construcción, muy parecido a él, estaba feliz con el hombre de la casa. Y resulta que a los 15 años les dijo a la mamá y al papá que lo único que quería era encontrar su identidad porque él no se sentía como un hombre, sino como una mujer«, cuenta Panozo.
Luego de conversar con él y evidenciar que, como tantos otros, desde pequeño no lograba sintonizar la combinación entre sus genitales y su identidad de género, el pediatra decidió hablar con los padres.
«Les dije miren, él es su hijo, quiéranlo como es», apunta el especialista. Posteriormente, el joven logró comunicarse con su familia y «fue como si renaciera en su vida, porque cambió su ánimo, sanó su gastritis, porque iba reprimiendo y empezaba a somatizar. Esto es muy frecuente y recién en Chile nos estamos liberando de los prejuicios», apunta.
El médico pedriatra señala que los principales problemas de las crisis de los niños, niñas y adolescentes trans se vinculan al entorno familiar. Una realidad que se agudiza en el desconocimiento profundo de la realidad de la población trans en Chile y que impide la aceptación e inclusión social de estas personas.
EL DESAFÍO A LA CIENCIA
En su larga experiencia en el tratamiento de la infancia trans, Panozo reconoce que los padres suelen culparse cuando las dudas acerca de la identidad sexual de sus hijos aparecen.
«Un niño empezó a los 3 años a jugar con muñecas, el papá acusó a la mamá de criarlo como mujer, pero ella siempre le decía que era algo espontáneo en él. Más tarde, ella logró convencer a su madre de aceptarlo», describió.
La serie de dificultades que derivan de la falta de inclusión -por parte del Estado- de la población trans, requieren del trabajo de equipos multidisciplinarios que realmente puedan orientarlos a ellos y a sus familias en un camino donde la soledad y la falta de respuestas abunda.
En la infancia, sin muchas explicaciones, los niños, niñas y adolescentes se enfrentan a una realidad totalmente desconocida. «Es muy difícil darte cuenta de que tu cuerpo no corresponde a lo que realmente eres tú. Es como nacer con algo que definitivamente no calza. Te trae problemas de autoestima y en tus relaciones sociales», argumenta.
Aunque la genética y los cromosomas de un individuo, explica el médico, señalen que eres un varón, eso no da cuenta de tu identidad de género. En estos casos, lo básico es «escuchar los dolores y angustias de las personas, el ser humano es el único que tiene la capacidad de escuchar». Por lo mismo, sentencia, siente que el trabajo que hoy desarrolla la Comisión de DD.HH del Senado olvida algo importante: escuchar a las familias.
Panozo también mantiene una posición crítica respecto del trabajo de la medicina en la materia, que aún considera desde la psiquiatría la transexualidad como una disforia sexual.
«Los niños o niñas no eligen lo que están viviendo. Hay que entender y escuchar eso. En la medicina todavía estamos instalados en el conocimiento de lo que es demostrado por el método científico. El método científico se instaló en 1889, como método de aprendizaje. Pero eso deja muy al debe la parte sexual y afectiva del ser humano. No nos ha permitido conocer. Hay cosas que sólo se conocen a través de la experiencia, de la vivencia», señala.
Hasta ahora, en Chile, el Estado ha mantenido la omisión de las necesidades y problemas más urgentes de la población trans. En la educación sexual que los niños mantienen desde el colegio, la existencia de temas acerca de la diversidad sexual permanece en un área polémica, donde aún se mantienen como protagónicas las voces de las iglesias y los sectores más conservadores.
En este escenario, el peligro al que están expuestos los niños, niñas y adolescentes trans es latente, con tres posibilidades más de suicidio en comparación a la infancia heterosexual. «Muchos viven la angustia de sentirse solos sin poder encontrar ayuda. La desesperación, el abandono y falta de orientación te hace mal. Esta es una responsabilidad estatal y de los médicos, porque esto sigue estando catalogado como una disforia de género y lo presentan como una patología. Y eso no es así, ni tan simple. Los psicólogos tratan de convencerte de que eres hombre, de que, mira, tienes genitales, pero muchos chiquillos ni siquiera continuaron con las terapias», explica el especialista.
LAS Y LOS NIÑOS SÓLO NECESITA QUE LOS AMEN
Un trato más allá la consideración de la infancia trans como anormal es necesaria para avanzar. De la misma manera, sentencia, el acompañamiento de las familias juega un rol fundamental que puede ayudar a resolver rápidamente el problema. No sólo para los niños o niñas trans, sino que también para su entorno.
«Yo he apoyado a mamás, papás y grupos de Fundación Transitar y la OTD Chile (Organizando Trans Diversidades). Ellos se van mucho más tranquilos, tienen más claro el panorama y eso ha sido muy bueno para mejorar la relación con sus hijos», sentencia Panozo.
Lo importante, agrega, es que los padres tengan la disposición de acompañar y escucharlos. «He conocido a niños que incluso los han echado de sus casas. Es terrible lo que pasa porque aún es una realidad desconocida, hay que abrir las puertas y acercar esto a la gente».
La iniciativa que hoy está en trámite permitirá cambio de identidad administrativo ante el Registro Civil para personas mayores de 18 años. Hoy, esta es una medida necesaria para otorgar mayores opciones a la vida de la población trans adulta, que enfrenta numerosas dificultades para trabajar o hacer su vida normal.
Desde su experiencia como pediatra, los resultados tras la aceptación e integración familiar de la infancia trans genera cambios notorios. Por ejemplo, señala Panozo, luego de asumir su verdadera identidad, una chica «sacó su personalidad, hace deporte, y arte porque todos los dones y talentos de una persona salen cuando sientes que están siendo amada. El ser humano es afectivo y social y nunca se debe olvidar el valor de la infancia. Un niño sólo necesita que lo amen», cierra.
Durante el próximo 12 de septiembre, la Comisión de Derechos Humanos volverá a sesionar para continuar con la tramitación de la iniciativa, que fue propuesta por el Ejecutivo.