Un reordenamiento de las piezas presidenciales tuvo lugar este lunes, luego de que la senadora Paulina Vodanovic decidiera deponer su precandidatura a las primarias presidenciales del oficialismo. Sin embargo, el anuncio de la timonel socialista no fue el único movimiento político que ocurrió ese día: un poco más desapercibida pasó la renuncia del senador Rojo Edwards al Partido Social Cristiano, luego de que la colectividad resolviera que no lo inscribirían como candidato presidencial a la elección del 16 de noviembre.
La renuncia de Edwards se dio a conocer pasadas las 17:00 horas de este lunes, cuando el senador compartió una carta a la militancia afirmando que seguirá defendiendo «los ideales de libertad, familia, estado de derecho, patria y responsabilidad con los que entré a la vida pública».
Si bien Rojo Edwards evitó ahondar en los motivos que lo llevaron a abandonar el Partido Social Cristiano, su decisión se da una semana después de que la directiva decidiera no inscribir su candidatura presidencial, argumentando que preferían «un candidato que esté a disposición del proyecto político».
Esta no es la primera vez que Rojo Edwards tiene problemas con la directiva de sus partidos. De hecho, el senador por la Región Metropolitana ya ha pasado por tres colectividades distintas desde el inicio de su carrera política, sin lograr permanecer mucho tiempo en ninguna de ellas.
Con un pie en RN y otro en el Partido Republicano
Su salto a la vida pública se dio el año 2009, cuando comenzó a militar en Renovación Nacional, partido por el cual resultó electo diputado en la región de La Araucanía. Tras dos períodos parlamentarios, Edwards creyó que tenía la fuerza suficiente para dar el salto al Senado sin necesidad del aparato partidario y se postuló como independiente. Sin embargo, sus cálculos fallaron: si bien sacó cerca de 22 mil votos, no logró elegirse, por lo que tuvo que abandonar el Congreso Nacional.

Tras su dura derrota en las senatoriales, Edwards volvió a Renovación Nacional con el rabo entre las piernas. Afirmó que su renuncia había sido un «error» y que había llegado a la conclusión de que era importante «ser parte de un equipo» en lugar de emprender aventuras personales.
Sin embargo, su momento de lucidez duró poco: en 2019, militantes de Renovación Nacional dijeron haber visto a Rojo Edwards en eventos del recién fundado Partido Republicano, un acto de indisciplina que le valió la apertura de un proceso de expulsión. Finalmente Edwards abandonó el partido y asumió como director del Centro de Estudios de Ideas Republicanas, el think tank del Partido Republicano.
La relación entre Rojo Edwards y José Antonio Kast siempre fue una suerte de matrimonio por conveniencia. Kast necesitaba presentar candidatos fuertes para crecer en las elecciones de 2021 y no quedarse como un mero partido testimonial; además, la incorporación de figuras de Chile Vamos mostraba que el futuro de la derecha estaba en el Partido Republicano y no en un piñerismo que había quedado en ruinas tras el estallido social. Edwards, por su parte, necesitaba desesperadamente volver a ser relevante.
Pero la ambición personal de Rojo Edwards también terminó provocándole problemas con el mundo republicano. Tras la derrota de José Antonio Kast en la elección presidencial de 2021, el exabanderado renunció a la presidencia de la colectividad y la Comisión Política entregó la posta a Edwards. La decisión tenía sentido: el recién electo senador había recibido más de 249 mil votos, convirtiéndose en uno de los parlamentarios más votados a nivel nacional.
La fuga de militantes y la débil oposición a Kast
El liderazgo de Edwards en el Partido Republicano comenzó a mostrar grietas al poco andar. Apenas tres meses después de asumir la presidencia, el senador aseguró que la colectividad estaba «en reflexión» respecto al proyecto de retiro de fondos previsionales, lo que causó una profunda molestia a los verdaderos controladores del partido, que siempre se habían declarado opositores a esta iniciativa.
Ese mismo año, el Partido Republicano debió enfrentar una enorme fuga de militantes. Según datos del Servel, más de tres mil personas renunciaron a la colectividad durante el 2022, cuestión de la que más tarde José Antonio Kast responsabilizó al propio Rojo Edwards.

Tras varios meses de presiones, Edwards se vio forzado a llamar a elecciones internas y formó el movimiento UMUV (Un Militante, Un Voto), un bloque de oposición a José Antonio Kast que buscaba modificar los estatutos de la tienda para cambiar la forma en la que se elegía a su directiva. La plataforma terminó siendo arrasada en los comicios: Edwards sacó apenas el 13% de los votos y la lista de Arturo Squella, un hombre del círculo de hierro de José Antonio Kast, obtuvo un aplastante 85%.
Tras su derrota en las elecciones internas, Edwards se distanció del Partido Republicano. Dejó de participar en los almuerzos que sostenía diariamente la bancada republicana en el Congreso y no volvió a hablar con los diputados más cercanos a José Antonio Kast. A fines de 2023, Edwards anunció su renuncia a la colectividad.
La despedida fue fría: los diputados lo acusaron de haber tomado «el camino del proyecto personal», mientras que el propio José Antonio Kast criticó duramente su gestión como presidente del partido:
«Al senador Edwards nosotros lo acogimos en el movimiento republicano, él no tenía la formación republicana, porque venía de otra corriente política, tenía un estilo distinto de hacer las cosas», afirmó Kast en conversación con El Nacional Libertario, el programa de YouTube de Johannes Kaiser.
El mundo evangélico: Una apuesta desesperada
Al momento de anunciar su renuncia al Partido Republicano, Rojo Edwards aseguró que buscaría fundar un nuevo movimiento de carácter libertario. Sin embargo, al poco andar el senador posó la vista en el Partido Social Cristiano, una colectividad que había sido formada recientemente por un grupo de parlamentarios evangélicos que se descolgaron de Renovación Nacional.
Debido a que se trataba de un partido pequeño y de orgánica débil, Edwards se transformó rápidamente en el principal liderazgo de los socialcristianos. Comenzó a presentarse en distintos medios de comunicación como «precandidato presidencial» e incluso hizo llamados a José Antonio Kast y a Johannes Kaiser para realizar una primaria en común. Pero su intento de medirse con Kast y Kaiser estaba destinado al fracaso: Edwards nunca logró marcar en las encuestas y su propio partido comenzó a cuestionar en privado su personalismo.
A mediados de este mes, los líderes del Partido Social Cristiano, el Partido Republicano y el Partido Nacional Libertario anunciaron la formación de un pacto parlamentario para enfrentar las elecciones de este año: la «Nueva Derecha». Para sorpresa de muchos, el representante de los socialcristianos en dicho punto de prensa no fue el senador Rojo Edwards, sino la diputada Francesca Muñoz, lo que se interpretó como la primera señal del quiebre que estaba ocurriendo al interior de la tienda.
Un par de semanas después, tras apenas once meces de militancia, Rojo Edwards anunció su renuncia al Partido Social Cristiano, la tercera colectividad de la que ha sido militante. En tanto, desde la tienda anunciaron este martes el nombre de su abanderada presidencial: la diputada Francesca Muñoz, que buscará competir directamente en primera vuelta en las elecciones del próximo 16 de noviembre.
