Curas levantándose la sotana, toreros ensangrentados, prostitutas y vírgenes, entre otros. Son algunos de los personajes que protagonizan el spot del Salón Erótico de Barcelona, un evento que se celebra anualmente en la capital catalana.
El video, titulado “Patria”, refleja básicamente en todo su relato la idea de la doble moral. Para ello, parte con la presentación de la narradora: «Me llamo Amarna Miller, soy actriz porno y nací en un país hipócrita donde la misma gente que me llama puta se pajea con mis videos». Luego presenta a España como “un país indignado con la corrupción pero que sigue votando a ladrones”, “donde se salva a los mismos bancos que desahucian a miles de familias, “que se dice laico mientras le pone medallas a las vírgenes” o “que trata a los que emigran como héroes y a los inmigrantes como basura”.
Incluye también una crítica a la tauromaquia con la imagen de un bebé en brazos de un torero ensangrentado cuestionando que España es un país que ama la vida pero permite que se mate en nombre del arte”, la homofobia en el mundo del deporte con “un árbitro que recibe amenazas de muerte por ser gay”, la ilegalidad de la prostitución cuando “cada año crece el número de clientes”, y la pederastia en la Iglesia Católica, “donde los que se suponen guardianes de la moral pueden llegar a ser los más peligrosos”.
Ahora, ¿qué tanto pueden tener en común España y Chile en las realidades que presenta el audiovisual? ¿Podría servir este video promocional para ilustrar la hipocresía y la doble moral que existe en ciertos sectores de la sociedad chilena? En nuestro país también se alzan voces que «en nombre de la vida» presionan para frenar la aprobación de un proyecto de despenalización del aborto SÓLO en tres causales. Las mismas voces que apuestan por fijar un Día Nacional del Rodeo, aún cuando un 56% se opone a esta práctica, según la última encuesta Cadem.
En el país suramericano también existen corruptos de cuello alto que siguen legitimados en las instituciones políticas. Los casos Caval, Penta, SQM y Corpesca, que se han ido desvelando desde hace un par de años, evidenciaron los lastres de la corrupción de la dictadura. Fraudes que se escondieron, tapándose unos a otros, y que fueron avaladas por el sistema político de la Concertación. ¿Cuántos de estos que critican a los corruptos que se embolsillan la plata de todos y todas terminan después dando su voto a los cómplices o aliados de los ladrones? ¿Cuánto pensamos los ciudadanos antes de votar? ¿Dónde queda la memoria para decidir a quién damos el apoyo? Vale la pena pensar en eso ahora que tenemos elecciones municipales a la vuelta de la esquina.
Lo mismo aplicado a los bancos. Y, por extensión, en el caso chileno, a las AFP. Recién en los últimos meses estalló una ola de protestas en contra del sistema de pensiones. Ahora, ¿cuántos de los que salieron a la calle cambiaron su capital al fondo E? Con una simple acción llevada a cabo masivamente podría llegar a desestabilizar el sistema.
Sobre homofobia, prostitución y pederastia, parece que hay ejemplos suficientes en nuestro país: el caso Karadima; las denuncias que hacen públicas cada semana las organizaciones a favor de la diversidad sexual; y la discriminación, violencia y acoso a las mujeres -sean o no trabajadoras sexuales- son sólo una pequeña muestra de todo ello.
Dejamos para el final el racismo y la discriminación al inmigrante. Uno de los grandes temas pendientes para Chile. ¿Cuántos hay de estos que lo primero que se justifican con un «yo no soy racista, pero…», cuando se refieren a personas llegadas desde Perú, Bolivia, Haití o República Dominicana? Eso, en un país donde emigrar fue una opción masiva con el golpe pinochetista.
Todo el mundo tiene familiares, amigos o conocidos que han vivido temporalmente fuera del país. Algunos en Europa, otros en Estados Unidos o en otros países de la región. ¿Dónde queda la solidaridad con el que viene recién llegando al país? En Chile llegan dos clases de personas: los extranjeros y los inmigrantes. Los últimos siempre salen perdiendo.
Estas son parte de las reflexiones que plasma este video basado en la realidad española y que son perfecta y totalmente extrapolables a la escena política y social del Chile de hoy.
Un último dato: En pocas horas el spot ha alcanzado más un millón de visualizaciones en la red social Youtube. ¿Servirán estas visitas para ir tomando consciencia?
Meritxell Freixas
@MeritxellFr