Desde hace un par de semanas hemos conocido por la prensa detalles de la relación incestuosa de la política con el dinero, es decir, sobre la corrupción instalada con descaro y soberbia en los espacios del poder. Sin embargo, y pese al daño que esto significa a los de siempre, es decir a los trabajadores, curiosamente no se ha escuchado decir madre a las centrales de trabajadores: la CAT, UNT y la CUT. Silencio absoluto, mejor dicho, vergonzoso silencio, dado que el caso SQM y su baja de más de un 17% en la bolsa local y más de 40% en bolsas extranjeras implica pérdidas descomunales a los ahorros de los trabajadores “obligados” a depositarlos mes a mes en las AFPs.
Aventurarse y decir que la corrupción está instalada en el mundo sindical sería un tanto pecaminoso, porque cabe la posibilidad que estén traumatizados los dirigentes, estresados, choqueados, inmóviles, producto de tanta desilusión junta, de ver a sus parlamentarios, a los mismos que llamaban compañeros, recibiendo dinero del yerno del asesino del Presidente Allende.
Más allá de las dudas razonables, los hechos siempre dicen la verdad y en mi ciudad las cosas son súper claras: tenemos un sindicalismo al servicio del oficialismo, otro que trata de levantarse con dignidad y un tercero, literalmente y derechamente al servicio de los intereses de sus patrones. Este último es el caso de los dirigentes portuarios Baeza, Rojas, Soto y otros, quienes, con tal de agarrar algo, se sumaron al show mediático que esta semana se mostraron por la prensa local tratando de pasar por víctimas al asegurar que perderían pegas que nunca han tenido y trabajo que jamás han realizado.
En la Zona Extraportuaria de Apoyo Logístico (ZEAL), durante los últimos siete años se han atendido los aforos que realizan el SAG, Aduanas, Servicio de Salud, SERNAPESCA y USDA. Son más de 100 trabajadores los que se han hecho cargo de las mercancías que llegan al puerto de Valparaíso, para que sean revisadas y visadas, contribuyendo a mantener la eficiencia del sistema logístico. Por tanto, los dirigentes rastreros del TPS mienten al señalar que son más de 30 mil turnos y dos mil fuentes de trabajo las que perderían.
La colusión y las instrucciones quedan en evidencia cuando en un diario de circulación nacional aparece el “Papito” Wolf Von Appen, diciendo que el paro de sus trabajadores es por la pérdida de puestos de trabajo.
Llama poderosamente la atención que jamás en estos 7 años los “defensores del trabajo”, hayan levantado la voz, y solo cuando quienes les pagan (sus patrones) ven amenazadas su ganancias y aumentados sus costos, si lo hagan y de forma violenta. A contra pelo fueron los primeros en vender la media hora de colación en $ 3.200, cuando es un derecho irrenunciable y no negociable.
Lo concreto, y la verdad, es que al igual que siempre, por errores políticos, de mala administración y falta de visión logística de parte de la Empresa Portuaria de Valparaíso (EPV), se ha iniciado una guerra de sobrevivencia y comercial entre Terminal Pacifico Sur (TPS) y ZEAL. Todo conflicto bélico tiene costos para el derrotado y este no es una excepción, acá quien pierda, tiembla por varios millones de dólares anuales que antes del paro de los camioneros, los millones absorbía el gremio. Y claro todos felices y contentos.
Se nota a leguas la mediocridad de EPV (con un director profesor de estado que de puertos sabe lo mismo que un montañés), empresa que ha desencadenado esta guerra comercial y de la cual los más perjudicados serán artos más de 100 trabajadores, de los extraportuarios diseminados en camino La Pólvora y Placilla ya que alguno creen que el grupo alemán pretende quedarse con toda la cadena logística de revisión, consolidación y desconsolidación, de la carga en contenedores.
En tal escenario, podríamos recomendar a estos dirigentes arrendados por los patrones que miren para el Puerto de San Antonio y vean en qué quedó convertido el hiperventilado de SILVA, quien, después de traicionar a Vargas, fue desechado por la empresa que hoy niega cualquier relación laboral con él. Bueno, el comentario ad hoc es uno: como dicen los chorizos, las escurrías son gratis. Y a los trabajadores que entiendan que la ciudad que les da trabajo también debe ser cuidada.
Los análisis dan para interpretaciones varias, pero tanta coordinación es sospechosa, más aún si a todos los que estuvieron en el paro se le han pagado los turnos no trabajados.
Chile está enredado, para los que quieren presentarlo así, los hechos, en tanto siempre aclaran y todos sabemos que obras son amores. Veamos qué hacen los dirigentes y evaluemos en propiedad. Hasta ahora se ve bien claro el panorama, no sólo en el puerto.
Lo notable es que, la voces que se levantan puede incluso que pasen inadvertidas, porque representar los intereses de los trabajadores, debe ser directo al corazón del modelo y ponerlo al desnudo en sus prácticas delictivas, permitiendo así una mejor visión a la ciudadanía, la misma que lograremos cuando echemos abajo ese proyecto de muro de contenedores que nos quiere ocultar el mar, nuestra razón de ser y nuestro derecho histórico.
El nuevo puerto deberá construirse donde la ciudad lo quiera, no donde los ineficientes directivos de EPV decidieron concesionar y este no debe ser de los españoles, sino de la ciudad.