En mayo de 2021, la vida de José Miguel Galasso Hofer vio su fin luego de largos meses de lucha por su salud mental, donde terminó con su lamentable suicidio. Había sido diagnosticado y tratado por una depresión producto de las altas exigencias académicas y ambiente de competitividad en la carrera de Medicina, donde cursaba su cuarto año. Abandonó sus estudios luego de que, junto a su familia, se percataran que no existían espacios de apoyo ni protocolos para estudiantes que se vieran en estas situaciones en su universidad.
Posterior a su suicidio, su madre Odette Hofer se abanderó por la lucha por un mejoramiento de planes de protección de salud mental en la educación superior, al notar una falta transversal de estos en las instituciones, ya sean de corte pública o privada. Es así como llegó a trabajar codo a codo con la diputada María Francisca Bello, que terminó por materializarse en un proyecto de resolución presentado este martes 11 de octubre.
Al respecto, Hofer señala que su motivación para presentar el proyecto fue la de dar visibilidad de la situación de su hijo José Miguel, y de «conocer que hay una realidad escondida para el sistema, donde otras familias han vivido lo mismo que yo, estudiantes que se han suicidado y sucumbidos tras sus sueños».
«Viví en carne propia el frío abandono en un sistema de educación superior. Donde se privilegia el exceso y no se hace cargo de quien fracasa o tiene problemas personales o académicos. El sistema de acreditación superior de calidad no es ninguna garantía para ayudarles a terminar sus carreras. No se regula la responsabilidad de la docencia, sino más bien se protege el financiamiento y el mercado designado por la competencia», agregó la mujer.
«No hay una preocupación transversal»
Por su parte, la diputada Bello explicó que «presentamos este proyecto de resolución con el fin de asegurar el fortalecimiento de los protocolos de acompañamiento en salud mental en educación superior, que estos sean vistos como ejes principales que aseguren la calidad de la educación, no solo los resultados académicos».
«No se trata solamente de aumentar el número de profesionales que atiendan a los y las estudiantes en las universidades, sino de asegurar que existan protocolos que velen por una salud mental integral. La educación superior tiene circunstancias que son caldo de cultivo para el desarrollo de problemas de esta índole, pero hasta ahora no hay una preocupación transversal de los organismos y eso es preocupante», agregó la parlamentaria.
En la misma línea, la diputada Camila Rojas recordó que la protección a la salud mental «ha sido una de las principales demandas de los estudiantes en el último tiempo y consideramos que es deber del Estado asegurar un plan nacional de apoyo en este sentido».
«Las enfermedades psiquiátricas son un problema grave y debemos actuar de manera urgente. Por eso hemos hecho esta solicitud al Ejecutivo, que va en relación a lo que han estado trabajando en el Ministerio de Educación, sobre todo pensando en la incidencia que tiene el suicidio en los jóvenes», puntualizó la legisladora.
Finalmente, Odette Hofer concluyó que «necesitamos profesionales íntegros, sanos y comprometidos para nuestra sociedad. Podrán decir que el suicidio es multicausal, pero hay amplias estadísticas de depresión y sufrimiento de los jóvenes. Que ninguna familia viva más el dolor que significa perder a un hijo que entró a un sistema de educación lleno de sueños. Ni que los jóvenes queden marcados por el estigma de la depresión y la angustia para el resto de sus vidas. No lo merecen».