Hace dos años que la Isla Mocha -ubicada frente a las costas de la provincia de Arauco- vive un proceso de regeneración de sus suelos, de la mano del proyecto «Regeneración Comunitaria de Isla Mocha». Su biodiversidad y ecosistemas son únicos, y por lo mismo, ha sido catalogada como uno de los «sitios más irremplazables de la Tierra» de acuerdo al Proyecto Multinacional Alianza por la Cero Extinción (AZE).
Sin embargo, y como en todo el planeta, su biodiversidad está siendo amenazada por la crisis climática, registrándose una disminución de precipitaciones y temperaturas más extremas. Además, tras el terremoto del 2010, hay indicios de que la Isla vio afectada su estructura de napas subterráneas, las cuales han modificado la disponibilidad de agua en las lagunas Hermosa y Huairavo.
Se suma a lo anterior que la disponibilidad de pastos ha disminuido considerablemente, lo que genera un debilitamiento de suelo, deforestación y prácticas de ganadería extensiva que generan sobrepastoreo. Por ello, para el equipo de Fundación Regenerativa, adentrarse en Isla Mocha con su proyecto de regeneración de suelos ha sido tremendamente significativo.
«Nuestro equipo es una tribu conectada por una visión de mundo común: no hay separación entre humanidad y naturaleza. Este proyecto nació desde nuestros corazones y sentires, al ver la isla y escuchar los testimonios de su comunidad», indicaron.
Sobre el proyecto, señalan que se inició el año 2021 y que se enfoca en la regeneración de los suelos agrícolas y en la ampliación de su cobertura de vegetación nativa, para mejorar la resiliencia ante el cambio climático y la calidad de vida de sus habitantes. Se ha implementado mediante instancias de diálogo y la creación de un «manual de ganadería y agricultura regenerativa», que incluye la formación de agricultores con herramientas para enfrentar crisis climática y alimentaria, la reforestación de especies nativas en orillas de chorrillos, y la generación de corredores biológicos de monte al mar.
«Una expedición del equipo de Regenerativa el 2019 nos mostró la particularidad y vulnerabilidad de esta mágica isla, inspirándonos a verla como un lugar propicio para implementar estrategias regenerativas que permitan estabilizar los ecosistemas que dan vida a esta porción de tierra rodeada de mar», relata Marco Águila, Ingeniero en Recursos Naturales Renovables y gestor de este proyecto.
«No somos oriundos de la isla, pero se siente una gran conexión con ella desde que la ves desde el continente. Una vez pisándola, esa sensación se confirma», añade Águila, quien tiene una vinculación cercana con Isla Mocha desde el año 2004, tras escuchar el relato del profesor de Zoología, Alberto Carvacho, quien la describió como uno de los hot spot más relevantes a nivel mundial, debido a su prístino bosque y las especies que allí se generan y habitan. Y en particular, por ser uno de los 2 sitios de anidación de la fardela blanca.
«Esa primera experiencia fue cuando todavía no había luz eléctrica, y la gente andaba en carretas tiradas por caballos, se practicaba la trilla y se realizaban varias labores familiares o comunitarias que permitían preparar alimentos en conjunto para pasar el invierno», relata el ingeniero.
Tras esa visita, Marco Águila ha seguido visitando la isla, evidenciando el gran cambio cultural y ambiental vivido relacionado a la llegada de la electricidad, autos, internet y celulares.
«Este contraste ha sido parte de la inspiración de imaginar una Isla regenerativa, entendiendo que la presión sobre el ecosistema local solo aumenta, y que se requiere responsabilidad a la hora de mantener e impulsar procesos naturales que hacen posible la vida sobre este territorio», plantea la Socióloga Javiera Pérez, también gestora del proyecto.
«Debido a que no hay mediciones empíricas para comprender cómo se ha visto afectada la Isla, hemos recurrido a relatos de los mismos mochanos, que indican una disminución en las precipitaciones, además de un aumento en las temperaturas», añade Pérez. En esta misma línea, el ingeniero Águila comenta que ha sido fundamental la investigación a través de canales como el conocimiento local, relatos llenos de aristas «que llevan a míticos naufragios, terremotos, y antiguas caza de lobos marinos y ballenas».
Recepción de la comunidad
Este tipo de proyectos requieren de una recepción orgánica de comunidades locales, y eso bien lo sabe el equipo de Regenerativa, que ha descrito como «positiva y siempre de menos a más esta relación. Nuestra intervención en 2021 fue la primera experiencia local en restauración de bosque nativo, lo que generó interés, discusión y reflexión compartida de cómo el entorno y la disponibilidad de recursos han cambiado. Resultado: la evidencia de una sensación compartida de preocupación por la situación ecológica local», explican.
De esta manera, llegan a una conclusión también orgánica: «A nivel de concientización, el introducir el concepto de agricultura y ganadería regenerativa, ha ido conquistando el corazón de los agricultores, quienes nos piden seguir acompañándolos y apoyándolos en su transición a estas técnicas, sabiendo que son procesos que toman su tiempo», concluyen desde el equipo de la Fundación.
Crédito fotos: Felipe Zanotti