En la historia reciente del país se ha dado una paradoja respecto del patrimonio, si bien ha aumentado ostensiblemente la preocupación ciudadana y gubernamental por el resguardo de la historia palpable en el presente, los casos de destrucción de todo tipo de vestigios históricos han continuado, lógicamente de forma mucho más solapada, pero es una constante, incluso, al día de hoy.
Hace no mucho, en El Ciudadano se abordó la destrucción que se estaba llevando a cabo en el sector de Yerba Loca y el cerro El Plomo, un lugar sagrado para el pueblo Inca, ya que dicha cumbre es considerada un Apu, es decir, la montaña tiene un carácter sagrado, por lo mismo allí se encontró al Niño del Cerro el Plomo, que estaba enterrado en una pirca hecha por quienes lo condujeron hasta aquella cumbre de los Andes.
La pasada mención es fundamental para comprender como, desde distintas perspectivas y hechos, se sigue dañando el patrimonio en pro de intereses económicos, por más que quienes cometen los atentados se excusen en que sus actos buscan generar elementos de cara a la comunidad, ya sea un parque privado como el caso del cerro el plomo, o construir antenas telefónicas como lo que pasó con el pucará del cerro La Compañía, en la región de O’Higgins.
Destrucción de un lugar icónico
Mientras en el país se discuten cuestiones fundamentales en torno a la realización de una nueva constitución o medidas de frenar el avance de la pandemia COVID-19, las labores empresariales no se han detenido, es más, se han visto ayudadas, en parte por el gobierno que busca que no se impacte más aun la economía y, junto con eso, con la invisibilidad que les imponen los temas país tan trascendentales. Con ello la gente no tiene el ojo fijo en manifestarse contra las acciones empresariales que puedan dañar, por ejemplo, lugares históricos.
Sin embargo, dicha situación no es tal, cuando lo que se destruyó fue un pucará o fortificación conocida como hecha bajo el imperio Inca, pero que realmente tiene una historia mucho más extensa.
La información de lo acaecido en la comuna de Graneros se hizo masivamente pública a principios del mes de junio, puntualmente allá por el 9 de junio. En aquel momento se conoció la destrucción del Pucará, en instancias en que el mismo alcalde Claudio Segovia (reelecto) anunció a los medios lo que había ocurrido, luego haber visitado el lugar.
En aquella visita el alcalde planteó que resulta “impresentable que esté ocurriendo una situación tan vergonzosa como esta. Si bien el cerro posee un propietario, la zona fue declarada Monumento Histórico en el año 1992, por tanto, se están evadiendo las normas legales y exterminando un espacio de alto impacto cultural. A nuestro municipio tampoco nadie se acercó para solicitar permiso de obras, por lo que trataremos desde todos los ámbitos, terminar con esta situación que afecta las raíces del pueblo”.
En la nota publicada por El Ciudadano se destacaó que el alcalde Segovia se había contactado de inmediato con la ministra de la Cultura y las Artes, Consuelo Valdés, para hacerle notar la gravedad del daño infligido a tan importante construcción precolombina.
La importancia del pucará de la compañía
En el Artículo 1 de la Ley N°17.288 de Monumentos Nacionales (CMN) se estable que “son monumentos nacionales y quedan bajo la tuición y protección del Estado, los lugares, ruinas, construcciones u objetos de carácter histórico o artístico; los enterratorios o cementerios u otros restos de los aborígenes, las piezas u objetos antropo-arqueológicos, paleontológicos o de formación natural, que existan bajo o sobre la superficie del territorio nacional o en la plataforma submarina de sus aguas jurisdiccionales y cuya conservación interesa a la historia, al arte o a la ciencia”.
Bajo la calificación anterior califica el pucará del cerro La Compañía, más aún, en la página web dedicada en el sitio del CMN, se plantea que por “su importancia arqueológica y relevancia para profundizar el conocimiento del mundo indígena, el Pucará del Cerro La Compañía fue declarado Monumento Histórico en 1992”.
El ex jefe de antropología del Museo Nacional de Historia Natural (MNHN), Rubén Stehberg, planteó en conversación con El Ciudadano que el pucará es tan importante porque “en primer lugar muestra la presencia del Tahuantinsuyo o sea del Estado Inca tan al sur como el Valle de Aconcagua, claro y se tenía una de las últimas construcciones, de las más australes que” se tiene registro.
“Hay evidencia de ocupación del cerro anterior a la llegada de los incas, el famoso recinto 15, que es un recinto circular que tiene exactamente la forma en la planta de una típica ruca indígena y esa no está en la cumbre, está en una ante cumbre, y después está la ocupación inca propiamente tal”, complementó el arqueólogo.
El doctor en historia Eduardo Téllez, también entrevistado para este artículo, indicó que efectivamente hay antecedentes que se condicen con la existencia de fortificaciones “con mucha antelación a la llegada de los incas, o sea, el fuerte piedra es característico de lo que se llama el periodo intermedio tardío así se le denomina a todo este periodo que va después del año 1000 después de Cristo, específicamente entre y la llegada del Inca, a eso se le llama intermedio tardío. Por lo tanto. Los fuertes pueden tener varios siglos”.
El experto en historia de América precolombina explicó que en la zona habitaban los Promaucaes, un pueblo que utilizaba el mapuzugun, pero que mantenia algunas características propias de la interacción con el imperio Inca u otros pueblos que respondian ante el imperio, como los encabezados por el Curaca Vitacura o por Quilicanta.
El profesor de la Universidad de Chile profundizó en la raíz de la palabra Promaucae, la que planteó es derivada de “purun awqa que significa alzado o enemigo, en el orden de insumiso” entonces desde mucho timepo antes existió ocupación en la zonam “eso tenía algunos siglo. Entonces, la única posibilidad que nos queda es que (los incas) la hayan recuperado cuando avanzaban, pero no era una fortaleza inca” o surgida exlusivamente por el imperio con sede en Cuzco.
¿Qué ha ocurrido en el pucará del cerro La Compañía?
Para comprender lo fundamental que ha sido este cerro y su fortificación en la historia de Chile, incluso antes de ser Chile, hay que considerar que La Compañía “es un lugar muy estratégico porque es un cerro isla, en el que realmente, desde su cumbre se controla una buena parte del valle, del cual se tiene una visibilidad fantástica”, señaló Rubén Stehberg.
El doctor de la Universidad de Chile explicó que durante la batalla del 11 de septiembre de 1541 los españoles se hicieron con el control del pucará, y lo utilizaron para diezmar a las tropas mapuches en la zona sur del valle del Aconcagua al valle del Cachapoal, “hay un famoso relato del cronista Jerónimo de Vivar que cuenta como los Promaucaes estaban atrincherados en el fuerte y Pedro de Valdivia lo tomó”.
El profesor Téllez se refirió a lo ocurrido el 11 de septiembre de 1541 en el pucará de La Compañía y recordó que allí se “mató a 300 indígenas. Tiene su historia, es fuerte, o sea, la victoria de la conquista, de la organización española en Chile. Así que no solamente es un monumento inca”.
El docente de la carrera de historia destacó que el fuerte o pucará del cerro La Compañía tiene mucha historia, precolombina, “pre inca, inca, española y también chilena”.
Consejo de monumentos nacionales
Según consignó un reportaje de Radio Universidad de Chile, el propietario del terreno es Luis Maldonado Croqueville, representante de la Sociedad Agrícola Mesquihue Limitada y Conservador de Bienes Raíces de Santiago, y él “autorizó la construcción de una antena telefónica en la cumbre del cerro, donde se ubica el sitio arqueológico”.
En entrevista con El Ciudadano, el representante de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía en el CMN, Gastón Fernández se planteó sumamente contrario a lo ocurrido, manifestando la suma gravedad de lo acaecido y planteando que “es un desafortunado hecho que tiene algunas características especiales, porque es reincidencia de un daño hecho anteriormente, que el dueño del terreno no se comprometió a resguardar el sitio. El sabe perfectamente que el pucará es uno de los mas australes que hay del imperio Inca, sin embargo, persistieron en colocar antenas sin autorización y dañando el pucará”.
El abogado complementó diciendo que hizo la denuncia en el Consejo de Monumentos Nacionales, donde tuvieron un sesión especial que contó con la participación de Maldonado Croqueville, allí el representante de la SChHG señaló que se pidió en “primer lugar que se sancione penalmente al al propietario del cerro” La Compañía, porque más allá que esté “interviniendo en el asunto la Bidema (Brigada de Medio Ambiente de la Policía de Investigaciones) y el Ministerio Público”, actualmente “hay otras instancias que anteriormente no existían, entonces ahora es distinto.
Otro elemento que resulta fundamental para Gastón Fernandez es que existe “la connotación de uno de los dueños del dueño del lugar, que es un funcionario público de alto nivel, que debería ser más cuidadoso con los bienes patrimoniales. Este y el caso Schüler son dos casos simbólicos de atropello al patrimonio cultural de Chile, por eso yo no voy a descansar y tengo a toda la Sociedad Chilena de Historia y Geografía detrás”.
La misma Ley N°17.288 de Monumentos Nacionales establece los lineamientos a seguir en circunstancias de daños o destrucción de sitios históricos o de conservación. Es más, en el Artículo 38 se plantea que El que causare daño en un Monumento Nacional, o afectare de cualquier modo su integridad, será́ sancionado con pena de presidio menor en sus grados medio a máximo y multa de cincuenta a doscientas unidades tributarias mensuales”.
El Artículo 39 complementa lo anterior haciendo un punto acerca de lo que ocurre en caso que el infractor sea un o una persona que trabaja para el Estado, de ahí que “empleados públicos que infringieren cualquiera de las disposiciones de esta ley o que de alguna manera facilitaren su infracción, estarán sujetos a las medidas disciplinarias de carácter administrativo que procedan, sin perjuicio de la sanción civil o penal que individualmente mereciere la infracción cometida”.
Las acciones que puede tomar el Consejo de Defensa del Estado
Si las noticias que se trasmiten por televisión recalcan un elemento en casos de delitos, cualquiera sea el tipo, es la noción de la reincidencia, aquel concepto que hace referencia a la ocurrencia de un hecho en reiteradas ocasiones, para el caso, un delito. Lo ocurrido con el pucará del cerro La Compañía tampoco es algo nuevo, existe reincidencia, Gastón Fernández planteó que en “el anterior caso que se hizo con él el señor Maldonado, personalmente intervino por el Consejo de defensa del Estado el consejero e historiador Gonzalo Vial Correa, llegaron a un acuerdo judicial con el Consejo de Defensa del Estado, acuerdo que lógicamente el señor Maldonado vulneró”.
El representante de la SChHG complementó dicha noción arguyendo que el Estado tiene que mostrar “los dientes, que no sea un León desdentado. Según los mecanismos que actualmente existen para hacer efectiva la responsabilidad civil y penal, en la parte civil voy a proponer que se solicite al Gobierno la expropiación del cerro por su valor patrimonial, es decir, sin perjuicio de las sanciones civiles o penales que correspondan de acuerdo a ley”.
Ante esto, el abogado señaló que prepararon una acción recapitulando “los antecedentes de lo que ocurrió en la oportunidad anterior con el mismo dueño y en el mismo lugar, se trata de una reincidencia”.
¿Qué puede hacer la comunidad?
Según señala el sitio web del Consejo de Monumentos Nacionales, cualquier persona puede denunciar daños al patrimonio histórico y natural, es más, dicha acción pasaría a ser un deber, ya que cada elemento histórico es colectivo, es decir, pertenece a cada persona que habita este extenso territorio.
En la información dispuesta por el CMN, se señala que si se tiene información acerca de una lugar patrimonial o de presencia de elementos que podrían considerarse dentro de esa calificación se debe hacer lo siguiente:
“1.- No los excaves ni recojas material de ellos: aunque tengas la mejor intención, los destruirás o alteraras, y se perderá valiosa información sobre nuestra historia.
2.- Denuncia a los que saquean o destruyen (ante la policía, la BIDEMA o el Consejo de Monumentos Nacionales).
3.- Enseña a tus hijos (o a tus padres) a cuidarlos.
4.- Si tienes información sobre la ubicación de sitios arqueológicos, la puedes enviar al correo [email protected] o a [email protected]”.