¿Qué es el Mecanismo de Anticitera?

Con dos milenios de antigüedad, se considera "la primera computadora", pues calculaba ciclos lunares y las fechas de los Juegos Panhelénicos

¿Qué es el Mecanismo de Anticitera?

Autor: Daniel Carpinteyro

Inmemorial es la obsesión humana por medir el tiempo. Y en medirlo, capturarlo. Y en tal captura, subordinar al Cosmos. ¿Fue esta la ambición detrás de la creación del Mecanismo de Anticitera? ¿La observación y descripción metódica de los ciclos planetarios?

El avance intelectual de las civilizaciones suele partir del nivel con que se penetra la complejidad de estos ciclos, pues los cuerpos celestes se mueven en órbitas diferenciadas que requieren fórmulas a la medida para su seguimiento.

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Estas órbitas, a su vez se imbrican en un mecanismo complejo, en el que los cuerpos regulares de menor tamaño suelen orbitar en torno a los cuerpos de gran tamaño. La identificación de las particularidades de estos movimientos ha sido desde antiguos tiempos el oficio del astrónomo, y de la corrección que cada uno de ellos hace de los antiguos cálculos suelen afinar no solo nuestro entendimiento de los cuerpos celestes, sino que suelen impactar la cosmovisión de una cultura a veces hasta sus epicentros metafísicos.

  Tómese como ejemplo lo que sucedió cuando la concepción geocéntrica se vio desplazada por la concepción heliocéntrica. ¿No tuvo este desplazamiento radical en el entendimiento humano ramificaciones teológicas, filosóficas, estéticas y hasta políticas?

Conocimiento es poder. El conocimiento de la posición y el comportamiento de los astros, como han entendido la mayor parte de las culturas humanas, reportan beneficios para orientar las decisiones en navegación, la agricultura, la planificación urbana y hasta la guerra, práctica fundamental e inevitable de muchas especies animales, incluyendo la humana. Los alcances de las aplicación técnica del conocimiento se traducen en el alcance de una civilización.

Poderosa aliada del conocimiento es la técnica; poderosa aliada de la técnica es el conocimiento. Y cuando la técnica se pone al servicio de la recreación en miniatura del cosmos implementando los modelos  cosmológicos vigentes, un artefacto puede llegar operacionalizar el compendio del conocimiento de toda una cultura en un momento determinado de su historia.

Una anomalía de la Historia emerge del fondo del Mar

Este el caso del Mecanismo de Anticitera, un artefacto fragmentado recuperado en 1901 desde las profundidades del Mediterráneo entre muchos otros objetos que se desperdigaron sobre el suelo marino luego del naufragio de una embarcación que hoy se especula llevaba obsequios destinados al emperador Julio César.

El primer arqueólogo que fijó su atención en el mecanismo el 17 de mayo de 1902, para después organizar los 82 fragmentos que de él se encontraron, fue el arqueólogo Valerios Stais, a quien también se le recuerda como el primer excavador del Templo de Poseidón, en la región del Ática.

Poseidón en cerámica corintia

¿Habrá sido Poseidón quien hizo naufragar la nave para hacer a los griegos modernos conscientes del nivel de intimidad que sus antepasados remotos guardaban con Cronos y Urano? ¿O la habrá hecho naufragar para evitar que fuera Roma, por el solo derecho de rapiña, la gran beneficiaria de los más altos conocimientos técnicos, matemáticos y astronómicos que dio la mente griega?

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Hubo, sin embargo, desacuerdo entre los arqueólogos del Museo de Atenas -que resguarda la pieza- sobre la función del artefacto. ¿Era un instrumento de navegación, una especie de astrolabio?

Fragmento C del Mecanismo, que despliega una rueda del Zodiaco

De vez en cuando, algún especialista hacía la peregrinación hasta el Museo de Atenas, le permitían en un área controlada estar algunas horas o días con el aparato e iba extrayendo sus conclusiones. En 1905, trabajó con el mecanismo el filólogo alemán Albert Rehm, quien detectó en uno de los siete Fragmentos Mayores -el fragmento C- unas inscripciones diminutas que en griego antiguo nombraban los meses egipcios, además de un parapegma o calendario estelar. Un número llamó su atención: el 19 .

El estudio del artefacto se estancó en cierta medida hasta que en 1971, el físico e historiador de la ciencia Derek John de Solla Prince hizo equipo con el físico nuclear Charalampos Karakalos sometieron la pieza a diversas pruebas de Rayos X y Rayos Gamma. Las placas revelaron la presencia de 27 ruedas de engranaje al interior del mecanismo. Había ruedas de 127 dientes y ruedas de 235 dientes. En la Grecia antigua, el número 235 era la cifra operativa que permitía computar los ciclos de la Luna. Después de todo, 235 lunaciones (o meses sinódicos) equivalen a 19 años: la duración del ciclo propuesto por el astrónomo ateniense Metón (ciclo metónico), inspirado en la astronomía de Babilonia.  

Además, las piezas consiguieron fecharse entre el año 70 aC. y 50 aC. Estudios recientes, sin embargo, retraen la posibilidad de su creación hasta el 200 aC.

Se encontraban, pues, ante una computadora de dos milenios de antigüedad. De pronto, perdía su centro gravitacional la idea de que la «técnica del técnico» -mecanizada y especializada, por oposición a la «técnica artesanal»- fechaba en La Modernidad su acta de nacimiento.

Un terremoto con epicentro en Grecia sacudía a la historia de la Ciencia y de la Técnica.

DATADURA

  • El artefacto está diseñado para operar con base en 3 ciclos temporales: el ciclo metónico (19 años), el ciclo Calípico (76 años), el ciclo de Saros (223 meses).
  • En 2023 se propuso el año 178 aC. como su fecha de calibración.
  • Está fabricada en una aleación de 95 % de cobre y 5 % de estaño.
  • Está formado por 82 piezas, de las cuáles siete son «fragmentos mayores» y se denominan genéricamente con las primeras siete letras del alfabeto latino.
  • El dialecto koiné en que se registraron las inscripciones del mecanismo corresponde a Corinto, del que Siracusa, hogar de Aquímedes el Ingeniero, era el segundo centro urbano más importante.
  • El engranaje de diferencial del artefacto es único entre los conocidos en su tiempo y durante los 1,500 años que siguieron a su fecha estimada de calibración.
  • El mecanismo rastreaba el movimiento de la luna y los planetas y predecía la fecha exacta de los Juegos Panhelénicos.

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