Desde que se reportó el primer caso de COVID-19 en Venezuela, el pasado 13 de marzo, la cifra de contagios se ha mantenido reducida al mínimo, comportamiento que se ve reflejado en el aplanamiento de la curva de infecciones que en la gran mayoría de los países latinoamericanos apunta al cielo y se traduce en altos niveles de propagación del virus entre su población.
El comportamiento exponencial del COVID-19 en países como Chile, Ecuador, Perú, Bolivia, Colombia y Brasil, todos con gobiernos de extrema derecha aliados al régimen de Estados Unidos que encabeza Donald Trump, contrasta totalmente con la situación de Venezuela, nación que desde antes de la pandemia es atacada brutalmente, precisamente, por los presidentes de los Estados más afectados.
El deseo de estos gobiernos ha sido asfixiar al pueblo venezolano y empeorar su calidad de vida a través del ataque directo a su poder adquisitivo, el saboteo de los servicios básicos fundamentales y el alza indiscriminada en los precios de los rubros de primera necesidad -alimentos y medicinas- para intentar originar una implosión social y el derrocamiento del Gobierno de Nicolás Maduro.
Se trata de la misma extrema derecha que se dispuso a invadir Venezuela en febrero de 2019 con grupos irregulares armados en Cúcuta, Colombia, con el auspicio de Estados Unidos y la presencia directa de los presidentes Sebastián Piñera (Chile), Iván Duque (Colombia) y Mario Abdo Benítez (Paraguay).
Se estima que el robo de recursos a Venezuela por parte de este sector extremista supera la cifra de 60.000 millones de dólares. Parte de ese dinero ha sido robada del mercado financiero internacional donde Venezuela mantenía recursos para realizar compras de medicinas y alimentos; la otra del secuestro de bienes y activos pertenecientes a la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) y filiales como la refinería CITGO en Estados Unidos y la empresa Monómeros en Colombia.
Frente a este escenario adverso, el Gobierno de Nicolás Maduro ha demostrado un exitoso manejo de la crisis mundial generada por la pandemia del COVID-19, con la aplicación de medidas preventivas correctas tomadas a tiempo, el seguimiento día a día de cada caso y una serie de acciones que han logrado atajar los contagios y evitar que se vuelvan exponenciales.
¿Por qué Venezuela sí contuvo al COVID-19?
Venezuela no alardea sobre su sistema de salud ni con su capacidad para atender la pandemia. En varias ocasiones, el Gobierno ha ofrecido detalles sobre la cantidad de camas disponibles para atender cualquier emergencia, sobre todo si el brote se llega a descontrolar, pero el foco de sus informaciones va dirigido a una fuerte campaña de prevención en la calle, medios digitales, televisión, radio y prensa escrita. Sin embargo, son sus acciones las que hablan y hacen más.
Desde antes que se confirmara el primer caso, el país caribeño ya aplicaba una serie de protocolos en sus diferentes terminales aeroportuarias y fronterizas para detectar la entrada de posibles personas contagiadas por el COVID-19. De hecho, los primeros casos se confirmaron en pasajeros que llegaron al país en un vuelo de la aerolínea Iberia, proveniente de España, y ahí se comenzaron a aplicar estrictas medidas de seguimiento a los posibles contactos y círculo social de cada viajero.
Una vez se confirmaron los dos primeros casos, el Gobierno venezolano ordenó la cuarentena social en Caracas (capital) y estados vecinos: Miranda y La Guaira (centro-norte).
En pocos días la medida se extendió a todo el país, acompañada de una serie de acciones preventivas para evitar la propagación masiva de los contagios.
Al mismo tiempo, se aplicaron otras medidas destinadas a la actividad económica y a mantener la producción de sectores prioritarios para el país, sobre todo en medio del bloqueo total impuesto por Estados Unidos, la Unión Europea y varios gobiernos latinoamericanos.
Seguidamente, Venezuela aplicó una encuesta digital sobre el coronavirus que incluía proporcionar información sobre su estado de salud, proceso que se actualiza semanalmente en los usuarios de la plataforma del Carnet de la Patria.
Se trata de una plataforma que además de entregar recursos económicos a las familias también sirve para orientar acciones para enfrentar al COVID-19 y realizar consultas nacionales como el cierre de las actividades académicas en la modalidad a distancia e informar sobre el cumplimiento de la cuarentena, el estado de salud y la entrega de alimentos que hacen los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP).
Las cifras más recientes de Venezuela reflejan, hasta el 29 de abril, solo 331 casos positivos confirmados, de los cuales 142 ya se han recuperado satisfactoriamente bajo estricto aislamiento sanitario y acompañamiento médico gratuito y permanente proporcionado por el Gobierno de Maduro.
Desde que comenzó la pandemia, al menos 21.243 migrantes venezolanos han regresado al país provenientes de Colombia, Perú, Brasil, Ecuador y Chile, debido a la xenofobia y las muy precarias condiciones que les ha tocado vivir al quedar totalmente expuestos y vulnerables al coronavirus, siendo muchos de ellos echados a la calle por no tener cómo pagar la renta de sus habitaciones.
El presidente Nicolás Maduro informó que estos ciudadanos han entrado al país por los estados fronterizos de Táchira, Apure, Bolívar y Zulia. «Ellos han regresado desesperados, huyendo de la miseria, de la xenofobia, de la persecución, del coronavirus y del coronahambre. Los que se fueron del país saben, en el fondo, que aquí hay una patria, un Estado que los protege y una familia que les da solidaridad, que los ayuda, porque la familia venezolana es especial”, enfatizó.
“De 21.243 repatriados hay 13 casos positivos. Puedo decir que todos los sistemas de control están funcionando bien, con eficiencia. Llegan y son recibidos con amor, con los protocolos de seguridad, cumplen su cuarentena, regresan a su estado, donde se les recibe, se les hacen nuevos exámenes, cumplen una pequeña cuarentena y luego se llevan a la puerta de sus casas sanos y salvos. Esa es la Venezuela de verdad”, enfatizó.
En ese sentido, Venezuela decidió aplicar un protocolo de cuarentena obligatoria superior a 15 días a todas las personas que ingresen al país desde Colombia y Brasil, ambos países altamente impactados por el coronavirus y que representan un gran riesgo para la nación, pues pudieran hacer perder todo el esfuerzo hecho por los venezolanos para evitar la propagación masiva de los contagios.
Actualmente, según datos oficiales, la cantidad de pacientes recuperados representa el 42,9% del total de contagiados, una de las mejores cifras del mundo.
Otro dato importante es que en Venezuela se mantienen 179 personas padeciendo el virus y 105 de ellas son pacientes asintomáticos, quienes han sido ubicados gracias al esfuerzo del Gobierno y sus cercos epidemiológicos para el despistaje masivo, en jornadas ejecutadas por médicos venezolanos y cubanos que realizan visitas casa por casa para detectar y/o descartar casos.
Para ello, el Gobierno ha contado con la asistencia oportuna y directa de China, Rusia, Irán y Cuba, logrando aplicar casi 450.000 pruebas diagnósticas, que reflejan un promedio de más de 14.000 exámenes por cada millón de habitantes.
Para este jueves 30 de abril, de las personas que se encuentran bajo vigilancia médica, 89 de ellas son atendidas en hospitales públicos, 66 en Centros de Diagnóstico Integral (CDI, públicos) y 24 en clínicas privadas. De estos pacientes, 69 presentan insuficiencia respiratoria leve, tres tienen insuficiencia respiratoria moderada y dos están en terapia intensiva.
La cifra de fallecidos se mantiene en 10 pacientes, todos con enfermedades crónicas preexistentes y una gran parte de ellos adultos mayores a los 65 años de edad.
Los picos más altos de contagios diarios que registra Venezuela se dieron: el 21 de marzo con 28 casos; el 17 de abril con 23 casos; el 19 de abril con 29 casos y el 20 de abril también con 29 casos. Los contagios producidos los días 17, 19 y 20 de abril, se originaron en su gran mayoría por la irresponsabilidad de un grupo de personas que desacataron la cuarentena colectiva y realizaron una subasta de jugadores adolescentes de béisbol para que fueran adquiridos por buscatalentos de equipos de las Grandes Ligas.
Este evento se realizó en el estado Nueva Esparta, conocido por ser la turística isla de Margarita, y la mayoría de los infectados se produjeron luego de la entrada de dos buscatalentos extranjeros, un estadounidense y un dominicano, quienes llegaron al país infectados y sostuvieron contacto con los peloteros en la Academia de Béisbol.
Una vez se conoció este caso, el Gobierno venezolano ordenó el toque de queda en toda la isla y el aislamiento de los municipios que presentaron la mayor cantidad de infectados, proceso que acompañó con jornadas de despistajes masivos y radicalización de las medidas de cuarentena.
Pero así como Venezuela presenta estos cuatro picos, también tiene en su registro diario otros cuatro días sin registrar casos positivos: el miércoles 18 de marzo, el sábado 11 de abril, el sábado 18 de abril y el martes 28 de abril.
EE.UU. y Brasil: epicentros del brote en América
No por casualidad, Estados Unidos y Brasil son los dos epicentros del brote de coronavirus en el continente. En el caso de la nación gobernada por Donald Trump, es el país con más contagios del mundo, con cifras totalmente lamentables que pudieron evitarse si el régimen gobernante hubiese aplicado medidas a tiempo para evitar que la pandemia se masificara de forma exponencial.
Trump, quien ha querido acusar a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y a China por el impacto negativo del brote en su país, que tiene un tercio del total de los contagios, fue advertido en distintas ocasiones por Pekín, la OMS y sus propias agencias de inteligencia, que en más de una decena de ocasiones informaron la amenaza que representaba el brote de coronavirus.
Recientemente, The Washington Post, citando a «funcionarios estatales retirados y activos bajo condición de anonimato», informó que en enero y febrero de este año los servicios secretos incluyeron, durante varias semanas, información sobre el coronavirus en múltiples informes diarios clasificados presentados a Trump.
Los documentos rastreaban la propagación del coronavirus por el planeta y planteaban una serie de potenciales consecuencias políticas y económicas que la pandemia podría acarrear para Estados Unidos
Según los funcionarios citados, el nivel de atención que los informes dedicaban al virus fue comparable al que anteriormente dedicaron ante amenazas terroristas, conflictos armados en el extranjero u otros «problemas de seguridad».
Trump, aparentemente, restó importancia a esos reportes. Las fuentes recuerdan que, incluso ahora, el Presidente suele omitirlos y no escucha hasta el final el resumen oral de los reportes que se le ofrecen dos o tres veces por semana.
Al 30 de abril, Estados Unidos, con cerca de 330 millones de habitantes, presentaba un total de 1.054.261 casos positivos, 61.717 muertes y 124.979 recuperados, con una curva de contagios que sigue incrementándose de forma exponencial; mientras en el mundo la cifra de contagios supera los 3.247.648 personas, 230.615 muertes y 1.005.832 recuperados.
El mismo caso ocurre en Brasil, país gobernado por el ultraderechista Jair Bolsonaro, quien en distintas ocasiones se ha burlado del COVID-19 -tildándolo de «gripecita»- y hasta de las medidas de cuarentena social al hacer actos masivos y saludar a la gente con las manos, besos y abrazos.
Al 30 de abril, Brasil tiene 80.246 casos confirmados, 5.541 muertes y 34.132 recuperados. Esto ha originado que la gestión de Bolsonaro sea duramente criticada y sus adversarios manifiestan que puede ser enjuiciado por crímenes de lesa humanidad por su irresponsabilidad en el manejo de la pandemia y por no evitar las miles de muertes en el gigante suramericano que tiene una población cercana a los 210 millones de habitantes.
Ante el nuevo máximo de víctimas mortales de coronavirus que registró Brasil el martes 28 de abril, 474 en un día, las críticas contra Bolsonaro se profundizan, sobre todo por su postura contra el confinamiento.
Ante preguntas de los periodistas sobre el aumento de los fallecimientos dijo: “¿Y qué? Lo lamento. ¿Qué quiere que haga? Soy Mesías, pero no hago milagros. La vida es así”, haciendo referencia a su segundo nombre, Mesías, y queriendo ser gracioso.
Bolsonaro, conocido por su escepticismo ante la nueva enfermedad, reiteró que él no podía “hacer milagros” y añadió que “el virus afectará al 70 % de la población”, lo cual “es infelizmente una realidad”.
Desde el Ministerio de Sanidad hay preocupación por el agravamiento de la situación, en contraposición con la postura del Presidente. Así, Bolsonaro destituyó hace poco más de 10 días al ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, defensor de la cuarentena y otras medidas restrictivas opuestas a las tesis del presidente.
Ahora su sucesor, Nelson Teich, quien avisa: “Es un número que viene creciendo y lo tenemos que encarar como un agravamiento de la situación. Estamos en un escenario de mayor dificultad”.
Sin embargo, ante las declaraciones de Teich de que “la curva viene creciendo y hay un agravamiento, una evolución de la curva hacia arriba”, Bolsonaro tan solo comentó que “habrá muertes” y “nadie negó” que eso sucedería.
La actual crisis sanitaria en Brasil podría prolongarse varios meses. Si bien los cálculos del Ministerio de Salud indican que el pico de la pandemia se alcanzará entre mayo y junio, en las regiones del sur del país, con la llegada del otoño y el invierno, la prevalencia del virus podría prolongarse.
Así lo advirtió este martes el secretario de Vigilancia del Ministerio, Wanderson Oliveira: “Existe una preocupación real por los virus respiratorios que tradicionalmente circulan en otoño e invierno todos los años, y que, con el COVID-19, agravarán la crisis”.
Pandemia golpea duro a gobiernos satélites de Estados Unidos
Mientras los Gobiernos de Estados Unidos, Colombia, Brasil, Canadá, Chile, Ecuador, Perú y Bolivia buscan quedar bien con los sectores empresariales de gran poder económico, al flexibilizar las cuarentenas sociales para que miles de personas se incorporen a sus labores a pesar de que al hacerlo se convertirán en potenciales casos positivos de coronavirus y con ello en agentes de transmisión; Venezuela hace lo propio desde que se decretó la cuarentena pero con estrictas medidas sanitarias.
De ahí el contraste en el comportamiento del COVID-19 en Venezuela y en el resto de los países de la región, pues la gerencia del Gobierno de Maduro ha demostrado aplicar, incluso antes que muchas naciones europeas, las acciones necesarias para mantener aplanada la curva de contagios.
Con EE. UU. convertido en el epicentro global del brote, ya el continente debería prender todas las alarmas, sobre todo Latinoamérica para frenar las infecciones, ya que es una región con bastante precariedad en sus sistemas de salud, pues ya muchos de ellos están colapsados por la pandemia.
Sigue en ese orden Brasil como segundo foco infeccioso en el continente, una situación que se pudo evitar pero por la inacción de Bolsonaro se descontroló y ya no se puede dar marcha atrás.
Otro país que amerita preocupación es Canadá, que con 37,59 millones, presenta al 30 de abril un total de 53.971 casos confirmados, 3.267 fallecidos y 21.194 recuperados.
Seguidamente está otro país suramericano: Perú. En el país andino la pandemia ha expuesto totalmente su precaria situación social y laboral, con altos niveles de pobreza, dejando a millones de trabajadores informales sin poder tener ingresos por las medidas tardías de cuarentena.
Perú, al igual que Estados Unidos, Brasil, Chile, Ecuador, Colombia y Bolivia, pudó evitar que la virulencia del coronavirus se propagara masivamente en la población pero decidieron no hacer nada y ahora sufren el comportamiento exponencial del COVID-19, con una gran cantidad de fallecidos y de contagios.
Al 30 de abril, Perú es el cuarto país con más contagios en América y uno de los más afectados del planeta, pues con 30 millones de habitantes presenta 33.931 casos positivos, 1.051 muertes y 10.037 recuperados al 30 de abril; y sin pasar el peor momento de la pandemia que se espera para mayo y junio, pues ya el Gobierno de Martín Vizcarra advierte que están al punto del colapso.
Una situación similar ocurre en Ecuador, donde se calcula extraoficialmente que la mortandad por el coronavirus pudiera superar los 3.000 fallecidos, debido a la poca e irregular forma de informar del Gobierno de Lenín Moreno. Incluso, con el sesgo informativo del régimen, las cifras en el país meridional -con 17,08 millones de habitantes- son alarmantes: 24.934 casos positivos, 900 muertes y 1.558 recuperados.
Luego aparece Chile, con 18,73 millones de habitantes, bajo el impopular régimen de Sebastián Piñera con 16.023 contagios, 227 muertes y 8.580 recuperados; seguidamente está Colombia (49,65 millones de habitantes) con 6.211 infectados, 278 fallecidos y 1.411 recuperados, ambos países con curvas de contagios exponenciales y presentando cifras diarias de infectados de mínimo tres dígitos.
Bolivia, con 11,35 millones de habitantes, es el último caso que llama la atención en Suramérica, pues aunque presenta 1.110 casos positivos a la fecha, el comportamiento virulento del COVID-19 en ese país, bajo la dictadura de Jeanine Áñez, muestra un alza preocupante en la curva que en los últimos días se ha elevado y comienza a subir exponencialmente. Ya Bolivia registra 59 muertes y 117 recuperados.
Al sumar las cifras que presentan estos países con gobiernos de derecha -sin incluir a Estados Unidos- tienen un total de 216.426 contagios, con 11.096 fallecidos.
La derecha busca boicotear la cuarentena
Para el filósofo y analista político venezolano Miguel Ángel Pérez Pirela, la estrategia continental por parte de los gobiernos de derecha es boicotear y romper las cuarentenas que con tanta cautela y consciencia social han labrado los pueblos para evitar la propagación masiva del COVID-19.
En ese sentido, Pérez Pirela resaltó en su programa «Desde donde sea» que transmite LaIguana.TV, que tal estrategia ha sido evidente en los países que cuentan con Gobiernos de derecha, sobre todo en los suramericanos, donde la crisis provocada por la pandemia ha golpeado de la peor manera, precisamente, a estos pueblos.
“¿Quién ha boicoteado más que nadie la cuarentena en Estados Unidos? Donald Trump”, expresó Pérez Pirela, al recordar que el magnate no solo dejó que su país se convirtiera en el epicentro mundial de la pandemia, sino que además es uno de los que más promueve la cancelación de las cuarentenas y medidas de distanciamiento social, aunque recientemente pretende lavarse las manos o liberar la carga al dejar en los gobernadores, la decisión de romper con las medidas contra el coronavirus.
“En América sí hay una estrategia continental por parte de los Gobiernos de derecha de romper las cuarentenas (…) ha sido un boicot constante contra la cuarentena”, enfatizó.
Pérez Pirela comentó que el caso de Jair Bolsonaro “es exactamente igual” a Trump, pues “ha sido un boicot constante contra la cuarentena, al punto que ha ido a cafeterías a desayunar, ha roto en Brasilia los protocolos y saluda a la gente con las manos. Últimamente se le vio con una aglomeración de gente y hasta tosiendo que ya no podía ni hablar”.
En el caso de Estados Unidos, explica Pérez Pirela, la intención de Trump es retrasar las elecciones presidenciales, cuyas primarias deben celebrarse durante los primeros seis meses de 2020.
Al respecto, recordó unas declaraciones recientes del candidato demócrata Joe Biden, quien alertó que Trump va a retrasar las elecciones presidenciales porque busca “una manera y razones para que no se celebren porque piensa que así podría ganar”.
Entre tanto, en Venezuela la estrategia de EE. UU. es restar los puntos ganados por el Gobierno que dirige Nicolás Maduro, debido a su buena gerencia frente a la pandemia y la contención de los contagios en el país al mínimo.
Para ello, la extrema derecha vinculada a Juan Guaidó incentiva la especulación con los precios, la subida indiscriminada del dólar paralelo, busca generar desesperación y caos sembrando el hambre en la población e intenta que se rompa la cuarentena nacional para tratar de que las medidas del Gobierno fracasen y así originar la implosión social.
“En Venezuela es igual, a través de esta guerra económica, con la especulación, con la escondedera de los productos, están propiciando que la gente salga, pero no van a salir en grandes manifestaciones porque ni Guaidó ni la derecha tienen calle, incluso antes de la pandemia intentaron hacer concentraciones y no les fue nadie, entonces, ¿cómo hacen salir a la gente?, propiciando que la gente salga desesperada con hambre a buscar productos que no encuentran o no pueden pagar y saqueen”, señaló el analista.
“Sí hay una estrategia continental para romper la cuarentena por parte la derecha, con sus diferentes modos, y en Venezuela suben los precios porque ha sido impecable la gerencia ejercida contra la pandemia“, acotó.
Bloqueo criminal y robo de recursos en plena pandemia
El embajador venezolano ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Samuel Moncada, denunció por Twitter la vil manera en que Trump y la Unión Europea saquean los bienes y recursos de Venezuela en el extranjero, alegando que lo hacen para «dar ayuda humanitaria a los venezolanos».
Moncada acotó que «uno de los ‘espejismos morales’ que usan los europeos para imaginar que no acompañan a Trump en el genocidio contra Venezuela es el de que sus ‘sanciones’ no afectan al pueblo», y «al mismo tiempo, roban miles de millones de dólares venezolanos en sus bancos en medio de la pandemia».
Moncada agrega que a pesar que la Unión Europea es cómplice de Washington, «los crímenes de lesa humanidad de Trump contra Venezuela son tan aberrantes que hasta los europeos se espantan y desasocian«.
El diplomático añadió en sus mensajes varios documentos que evidencian el engaño y la manera cómo usan la palabra «humanitaria » para perpetrar el saqueo de los recursos venezolanos. «Aquí piden despolitizar la ayuda humanitaria con principios de neutralidad, imparcialidad e independencia. ¡Lo opuesto al crimen de Trump!», agrega en un tuit.
Desde 2015, Venezuela comenzó a ser bloqueada de forma unilateral por el régimen estadounidense, cuando el entonces presidente Barack Obama declaró al país suramericano como una «amenaza inusual y extraordinaria» para los Estados Unidos.
A partir de ahí, Trump comenzó a aplicar medidas coercitivas y a recrudecer el «bloqueo total», atacando directamente las relaciones comerciales y diplomáticas, e interviniendo cuentas bancarias del Estado venezolano en el extranjero para apoderarse de estos recursos, sobre todo los relacionados a la industria petrolera.
En ese sentido, Trump se encargó de secuestrar filiales de PDVSA en el extranjero, como la refinería CITGO en Estados Unidos y la empresa Monómeros en Colombia. El robo de los recursos se da con el apoyo de la Unión Europea y varios gobiernos de Latinoamérica aglomerados en el autodenominado Grupo de Lima.
Amparados en el falso Gobierno de Juan Guaidó, Estados Unidos y sus cómplices han logrado robar más de 60.000 millones de dólares pertenecientes al Estado venezolano, entre bienes y recursos en el extranjero, y han ocasionado la pérdida de ingresos al país en más de 120.000 millones de dólares.
Las medidas coercitivas impuestas han originado escasez de combustibles, al no permitir que el país importe aditivos químicos necesarios para producir carburantes; así como también la prohibición de entrada de medicamentos, insumos médicos, alimentos y otros productos de primera necesidad, una situación que ya ha sido confirmada por la ONU y la Cruz Roja Internacional.
Rusia: Venezuela lo hace mejor que otros países
El embajador adjunto de Rusia ante la ONU, Dmitry Polyanskiy, calificó de “artificiales” las preocupaciones del Consejo de Seguridad ante la crisis por coronavirus en Venezuela, debido a que el país suramericano está lidiando mejor con el virus que otras naciones de la región.
Resaltó que Caracas ha sabido aplicar las medidas de seguridad ante la pandemia y gracias a sus aliados estratégicos ha ralentizado -de una manera más efectiva- el avance del terrible flagelo.
Polyanskiy explicó que las preocupaciones mostradas por algunos regímenes de derecha son “artificiales”, debido a que Venezuela está en mejor situación que otras naciones de la región, a pesar de que Washington se ha dedicado a atacar a Nicolás Maduro, en lugar de flexibilidar o suspender las mal llamadas «sanciones».
«Discutiendo la respuesta de Venezuela al COVID-19 en una cerrada votación del Consejo de Seguridad de la ONU. Venezuela lo está haciendo mejor que otros países de Latinoamérica, por lo que la discusión es muy artificial», dijo el diplomático ruso.
Agregó que “el informe de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) fue equilibrado, pero Estados Unidos, la Unión Europea y el Reino Unido se dedican a lanzar predecibles, nada novedosas y mucho menos convincentes, consignas anti-Maduro».
«Muchos miembros del Consejo de Seguridad se pronunciaron contra las sanciones ilegales de Estados Unidos y la Unión Europea para complicar los esfuerzos del gobierno venezolano. Rusia está con el pueblo venezolano. ¡No pasarán!”, recalcó.
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