A propósito del clamor popular emergido en el debate público asociado a la recuperación de la red ferroviaria anquilosada durante la dictadura, acá repasamos la historia de los trabajadores y la maestranza en la que se fabricó la primera máquina elaborada totalmente en Chile.
En 1914, el Estado adquirió el fundo «Cerro Negro» de San Bernardo para instalar una maestranza, la que brindó a la Empresa de Ferrocarriles del Estado de una central para la reparación de los ferrocarriles. Ese mismo año, la firma norteamericana Niles Bement Co. se adjudicó el concurso público para administrar su construcción y, en 1916, la «Compañía Holandesa para Obras de Concreto Armado» inició la construcción de sus edificios.
En abril de 1920, los talles de la maestranza entraron en funcionamiento en la Avenida Portales de San Bernardo. Además de las reparaciones generales, la maestranza proveía repuestos, reparaba y fabricaba frenos, coches y carros de locomotoras, etc. Para ello, tuvo numerosos talleres, siendo el más importante de ellos el Taller de Armaduría. Este ocupada el pabellón central de la maestranza y contaba con puentes grúas para mover las piezas usadas en el armado y reparación de las máquinas. Otros eran los talleres de Maquinarias, Calderería, Herrería y Fundición.
En sus inicios, trabajaban en la maestranza más de 300 obreros. Entre los trabajadores, muchos se trasladaron a San Bernardo desde otras maestranzas de Ferrocarriles del Estado, lo que impactó en el crecimiento urbano de la ciudad y generó la necesidad de construir nuevas poblaciones para los trabajadores ferroviarios. Fruto de ello nacieron las poblaciones obreras de San Bernardo, tales como la Población Sur y las poblaciones Pedro Aguirre Cerda, Balmaceda, O’Higgins, entre otras.
Además de los trabajadores, llegaron a San Bernardo jóvenes que iban a formarse en la Escuela de Aprendices de la maestranza. En su reglamento de admisión de 1940, la institución señaló que su objetivo era «formar operarios de Maestranzas idóneos y de elevada conciencia profesional, capaces de prestar servicios en cualquiera de las Maestranzas de la Empresa a las cuales se les destine» (Reglamento de admisión de alumnos a la Escuela de Aprendices de la Maestranza Central de San Bernardo, p. 3). Para ello, debían realizar estudios teóricos y prácticos durante dos años, período en el que recibían un sueldo.
Los trabajadores de la maestranza fundaron un Club Deportivo, que funcionó en el estadio de la misma maestranza, donde organizaron competencias deportivas entre los talleres. Además, a mediados de la década de 1920 fundaron el equipo de fútbol «Maestranza Central de San Bernardo» y, en marzo de 1921, el «Club Ferroviario de Tennis San Bernardo». En sus estatutos, este Club señaló que «el objeto y fines de esta Institución es fomentar el desarrollo del Lawn Tennis entre sus asociados y como un medio para cultivar una política de compañerismo y de sociabilidad» (Estatutos: Aprobados en Junta General de Accionistas verificada el 2 de julio de 1922, p. 5).
Los obreros de la maestranza también crearon periódicos para expresarse. Algunos de ellos, como Engranaje, estuvieron orientados a la cultura y el deporte. Otros, fueron utilizados para exponer sus demandas gremiales. Este fue el caso del periódico Inquietud. En su primer número de octubre de 1926, el Gremio de Maquinas de la maestranza afirmó que ante el desengaño de los trabajadores, «no les queda nada más que aunar sus huestes decepcionadas, y estrecharlas en sus respectivas organizaciones con principios sindicales. Producto de una de esas organizaciones, este periódico escrito y sostenido por ellos, para forjarse su convicción honrada y labrar su cultura con iniciativa propia».
En 1942, se fabricó en la maestranza la primera locomotora realizada íntegramente en Chile, la que fue inaugurada por el presidente Juan Antonio Ríos (1888-1946), y fue bautizada con su nombre. Hasta la década de 1960, la maestranza reparaba aproximadamente 200 locomotoras al año (la mayor parte de ellas a vapor). Pero su producción bajó a mediados de 1960, con la implementación del Plan de Modernización de la Empresa de Ferrocarriles del Estado, que consideró el paulatino reemplazo de las locomotoras a vapor por locomotoras eléctricas y a diesel.
En 1984, la Maestranza fue hipotecada y, en 1995, la mayor parte de sus terrenos fueron cedidos a un proyecto inmobiliario. A lo largo de su historia, la maestranza empleó a más de 2.500 trabajadores, construyó íntegramente al menos seis locomotoras a vapor, y fue la segunda maestranza ferroviaria más grande de América del Sur. En el año 2010, por su valor arquitectónico y su importancia para la imagen urbana e identidad de San Bernardo, las ruinas de la Maestranza fueron reconocidas como monumento nacional.
Fuente: Memoria Chilena
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