¿Queremos al amigo extranjero? Proyecto aumenta impedimentos de entrada al país

Un grupo de diputados quiere restringir la entrada de personas extranjeras que hayan cometido delitos comunes en sus países de origen.

¿Queremos al amigo extranjero? Proyecto aumenta impedimentos de entrada al país

Autor: Meritxell Freixas

Pocos días después de que un grupo de diputados presentara una moción para endurecer las penas y facilitar las expulsiones de los extranjeros, una nueva iniciativa golpea los derechos de los extranjeros más vulnerables.

En esta ocasión, varios parlamentarios presentaron una moción para aumentar los impedimentos de ingreso al país, en concreto quieren bloquear el aceso de personas que hayan sido condenadas  en su país de origen.

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Los firmantes del proyecto –Marcos Espinosa (PRSD), Osvaldo Andrade (PS), Ramón Farías (PPD), Iván Flores (DC), Carlos Abel Jarpa (PRSD), Fernando Meza (PRSD), Leopoldo Pérez (RN), y Marcela Hernando (PRSD)– proponen regular la “explosión de gente que llega a Chile en busca de oportunidades laborales y en definitiva en busca de hacer patria”. Para ello, presentaron dos modificaciones específicas al decreto ley 1.094.

La primera, restringir la entrada no sólo a los extranjeros que hayan sido procesados o condenados en otro país por delitos clasificados como crímenes, tal y como establece la norma vigente, sino también a los extranjeros que hayan sido procesadas o condenadas en otro país por delitos comunes calificados en Chile como simples delitos. Según los promotores del proyecto, “la modificación va orientada a evitar que personas extranjeras que hayan cometido delitos de menor gravedad, ingresen a nuestro país, debido a la duda razonable de que cometan mismos ilícitos estando en Chile”.

En segundo lugar, proponen homologar los documentos sobre antecedentes penales que presentan las personas extranjeras cuando ingresan con los certificados de antecedentes que emite el Registro Civil. Las penas asignadas, la fecha de la condena, el rol de la causa y el tribunal respectivo, y un registro especial de condenas por delitos de violencia intrafamiliar, tendrían que detallarse en la documentación.

 “Chile es un país racista”

Una opinión totalmente distinta y contrapuesta a la que sostienen los diputados es la de la socióloga e investigadora experta en migraciones de la Universidad de Chile, María Emilia Tijoux. En conversaciones con este medio, la experta calificó de “perversa” la moción presentada por el grupo mixto de diputados. “Su deseo fundamental es impedir entradas y, por encima de todo, clasificar al extranjero que llega”, afirmó. Además, aseguró que el extranjero “apreciado” en Chile es “el blanco, alto, rubio, de ojos claros, europeo o norteamericano”, en cambio “el extranjero latinoamericano, y sobretodo el caribeño, está tremendamente estigmatizado y a nadie le importa lo que pase con él”. Y señaló como “gran contradicción” que “a estos inmigrantes se los vincule con la sexualidad, la prostitución, el salvajismo y, en definitiva, el exotismo que los chilenos y chilenas van a buscar en sus vacaciones”. “Es una cuestión racial”, añadió.

Según la investigadora, “eso tiene que ver con la propia historia del país y con la constitución del Estado-nación chileno en el siglo XIX, que siempre se pensó como un desarrollo a la europea, un desarrollo blanco”.

En su opinión, “la sociedad chilena va a estar de acuerdo con estas modificaciones porque Chile es un país racista”. “El foco que se pone en los inmigrantes es de que probablemente van a delinquir, que quitan el trabajo a los chilenos, y eso hace que sea la gente más pobre la más discriminatoria y racista porque se siente amenazada”, explicó Tijoux.

Frente a este planteamiento, la socióloga replicó que «sin embargo los inmigrantes terminan ocupando los níchos laborales más miserables y con pésimas condiciones de trabajo”. Y agregó: “Es muy injusto que en estas legislaciones no se toque a los chilenos y a las chilenas que explotan a la gente, los maltratan, los echan o no les pagan”.

¿Y las políticas migratorias?

A pesar de que se dijo que la nueva Ley Migratoria se presentaría al Congreso antes del 31 de enero, por ahora el proyecto sigue en un cajón esperando su turno. Los representantes políticos no muestran ningun interés para dar prioridad y salida al impulso de las nuevas leyes y propuestas que giren alrededor de la migración y su percepción social. Todo lo contrario. En las últimas semanas, los diputados de la Cámara chilena demostraron que su objetivo entorno a la cuestión migratoria pasa por alimentar el discurso del miedo, la discriminación y la exclusión de las personas que llegan al país en busca de nuevas oportunidades.

Lejos de fomentar políticas integradoras y de promocionar la diversidad y la convivencia entre personas de todos los origenes, lo que se promueve son los tópicos y estereotipos más rancios de la mirada hacia el otro y la invisibilización de las prácticas racistas.

Desde el 2005 al 2014, la cifra de extranjeros que trabajan en Chile aumentó en un 48,2%, hasta que hoy en día el país acoge casi 600.000 personas. Frente a estas cifras, las alternativas no son muchas si no se quiere convertir a la sociedad chilena en una cancha dividida donde los de casa juegan en una liga y los extranjeros –colombianos, peruanos, bolivianos, dominicanos– en la otra.

Para empezar, urge recuperar el proyecto de nueva Ley Migratoria y enterrar la normativa vigente desde 1975. Junto con eso, es imprescindible transformar el discurso desde la transversalidad y en todos los ámbitos socializadores: escuela, comunidad, medios de comunicación, etc. para reducir la marginalidad y  la brecha entre las diversas identidades existentes en el país.

Meritxell Freixas


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