La Corte de Apelaciones de Arica resolvió este martes abrir una investigación disciplinaria contra Reynaldo Oliva Lagos, juez acusado de mantener conversaciones sexuales con menores de edad a través de plataformas digitales.
Según reveló un reportaje de radio Biobío, el juez de 43 años le escribió una serie de mensajes de contenido erótico a un niño de 12 años en 2011. En ese entonces, Oliva era diácono de la Iglesia Católica y asistía a distintas parroquias de la región del Bío Bío para formar acólitos, en su mayoría menores de edad.
El 12 de noviembre del 2011, Oliva inició la conversación con un niño de 12 años llamado Matías. Los mensajes decían lo siguiente:
Oliva: Y tiene polola?
Matías: Nop, primero mis estudios.
Oliva: Si eres ordenado puedes hacer las dos cosas. Qué edad tienes?
Matías: Tengo 12
Oliva: Ah, joven para tener una polola. Mejor tranquilo. Pero es la edad de la amiga manuela jaja.
Tras este último mensaje, el menor dejó de responder. Oliva insistió y envió varios mensajes que no obtendrían respuesta hasta casi tres meses después.
Oliva: No deberías estar en el hotel en concentración, durmiendo, en vez de trasnochar? jaja. En vez de estar mirando videos pornos jaja
Matías: Jajaj si recién estoy conectado. Andaba jugando a la pelota.
Oliva: Wena, o sea que miras videos pornos.
Matías: Noo.
Oliva: Mmm pillín no más (…) Jaja, estás en toda la edad de la manfinfla, jaja.
Las conversaciones entre Reynaldo Oliva Lagos y el menor continuaron así durante todo 2013. En noviembre de ese año, Matías eliminó al diácono de redes sociales, pero su madre encontró los chats y decidió denunciar la situación ante el arzobispado.
En diciembre de 2013, el secretario de la diócesis, José Miguel San Martín, citó al Reynaldo Oliva al Arzobispado de Concepción y le mostró los pantallazos de las conversaciones que había mantenido con el menor. Tras la confesión de Oliva, el arzobispado emitió un decreto que lo restringía como diácono y le imponía «la prohibición absoluta de acercarse a la víctima y a cualquier niño que frecuente sus iglesias».
Días después, el propio Oliva le escribió una misiva al Papa Francisco, en la que le pidió su reducción al estado laical, es decir, que dejara sin efecto sus derechos y privilegios eclesiásticos.
Finalmente, la madre decidió no presentar la denuncia ante el Ministerio Público. El arzobispado permitió que Oliva siguiera asistiendo a misa los domingos en otra parroquia, asegurándole que no contaría nada de lo sucedido. Todo quedó así hasta 2018, cuando la fiscalía realizó una incautación masiva al interior de la Iglesia de Concepción.
Abuso sexual
Según se revelaría años más tarde, la indagatoria de la fiscalía respondía a una denuncia contra Reynaldo Oliva por abusar sexualmente de un niño de 16 años en 2011. La propia víctima, de nombre Luciano, contó que la primera vez ocurrió en la sacristía de la Parroquia del Sagrario, cuando el diácono le agarró los genitales por encima de la ropa.
La segunda ocasión ocurrió en la casa de Oliva mientras tomaban once. Oliva deslizó una mano por debajo de la mesa para tocar su entrepierna, pero el menor se la quitó de un palmetazo. Más tarde, el diácono le practicó masturbación y sexo oral.
Según cuenta la víctima, Oliva le pagó el preuniversitario -más de 1,6 millones de pesos- y con frecuencia le ofrecía dinero a cambio de favores sexuales. Un día, durante una misa de la iglesia Santo Domingo de Concepción, el joven se topó con su abusador revestido y colaborando activamente con la parroquia. Fue entonces cuando decidió denunciar la situación.
«Me respondió que no era posible que Reynaldo fuera revestido, ya que él era un abusador y que temía mucho que lo que le pasó a él, le pudiera pasar a otra persona. En ese momento agregó a grandes rasgos que, tiempo atrás, fue abusado sexualmente por Reynaldo, específicamente en el tiempo que servían en la parroquia Sagrario de Concepción», contó el obispo Bernardo Álvarez, quien derivó a Luciano a la oficina de Recepción de denuncias del Arzobispado de Concepción y más tarde a la fiscalía.
En agosto de 2023, Reynaldo Oliva juró como ministro de la Corte de Apelaciones de Arica: «Dentro de toda mi trayectoria este es el culmen de la carrera. Tengo muy altas expectativas en este desafío que hoy me toca desempeñar», declaró en ese entonces.