Recuerdo de Gustavo Ruz Zañartu a dos años de su muerte

Sus principales preocupaciones fueron la defensa del cobre y la realización de una Asamblea Constituyente.

Recuerdo de Gustavo Ruz Zañartu a dos años de su muerte

Autor: Margarita Labarca

Al compañero Gustavo Ruz no lo conocí en Chile porque era bastante más joven que yo. Lo vine a conocer en México, por ahí del año 1990 o algo más tarde, ya ni me acuerdo bien.

Pero aquí todos sabíamos de Gustavo, conocíamos su trayectoria, su prestigio, su vida valerosa y su proverbial consecuencia.

También sabíamos que había sido muy cercano al presidente Allende, quien lo apreciaba en gran medida por su inteligencia y su lealtad sin tacha.

Cada vez que venía a México era una fiesta, pues nos convocaba a todos; eran reuniones, conversaciones, información, esperanzas y sueños compartidos.

Le gustaba la idea de tratar a los chilenos que se quedaron aquí, pues los que están fuera son mucho más de izquierda que los del interior. Esto ocurre en casi en todo el mundo.

En 1971 había sido elegido integrante del Comité Central y de la Comisión Política del Partido Socialista.

Después del Golpe Militar, decidió quedarse en Chile arriesgando su vida y formó parte de la dirección clandestina del Partido Socialista. Varios de sus compañeros fueron asesinados por la dictadura, al igual que su querido hermano Ricardo.

Gustavo fue apresado, permaneció en la Academia de Guerra, donde se enfrentó con valor y dignidad a los crueles tratamientos que allí aplicaban. Finalmente, gracias a las campañas internacionales que se desarrollaron en su favor, fue liberado y expulsado del país.

Desde el exterior, recorrió el mundo colaborando con la organización de la solidaridad internacional con el pueblo chileno.

Fue uno de los autores del escrito conocido como “Documento de marzo”, en el cual se hacía un análisis crítico de lo ocurrido y se formulaban varias propuestas.

Cuando se puso fin al predominio de la dictadura, volvió a Chile y continuó su lucha incansable por el bien del pueblo y de nuestra patria.

Prefirió no integrarse a ninguna de las fracciones en que se dividió el Partido Socialista y continuó sus actividades como independiente.

Sus principales preocupaciones fueron la defensa del cobre y la realización de una Asamblea Constituyente.

Sobre ese último tema nos lo enseñó todo: que el constituyente originario es el pueblo y nadie más que el pueblo. Y que ningún poder del Gobierno o del Estado puede atribuirse funciones constituyentes. La “Convención Constitucional” que se convocó y funcionó en 2021/22 no fue una verdadera “Asamblea Constituyente” porque se le fijaron previamente sus normas de procedimiento, cuando es sólo la propia Asamblea la que debe fijar tales normas.

Gustavo era un compañero notable, no sólo por su simpatía, sino por su cordialidad y su benevolencia sin par.

Gustavo, compañero, te fuiste demasiado pronto, pues un mal día te sorprendió la muerte en medio de tus actividades cotidianas.

La tristeza y la amargura de tu partida han sido enormes. Te hemos llorado con lágrimas de pesadumbre y hasta de rabia. Pero nos dejaste un ejemplo de vida, unas enseñanzas y un legado de consecuencia y lealtad inolvidables.

Gracias, querido compañero Gustavo Ruz.

Por Margarita Labarca Goddard

14 de noviembre de 2024


Las expresiones emitidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de su autor(a) y no representan necesariamente las opiniones de El Ciudadano.

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