Mucho más allá de la restrictiva discusión que el Estado y la institucionalidad han instalado -en torno a un proyecto de ley que despenaliza la interrupción del embarazo en tres casos específicos- existe una amplia gama de actores y actoras sociales que con menos visibilidad y tribuna para decirlo, señalamos con énfasis y convicción que el aborto libre, seguro y gratuito es un derecho de las mujeres.
Toda reflexión al respecto debe iniciarse reconociendo que ésta ha sido una lucha histórica del movimiento feminista y de mujeres. Asimismo, la búsqueda de un avance real en la plena emancipación de las mujeres requiere que los hombres seamos conscientes de nuestra condición de sujetos privilegiados y caminemos, desde la deconstrucción permanente de la masculinidad hegemónica, hacia una comunidad basada en la equidad efectiva de género.
En este proceso, y frente a la decisión de abortar, los hombres tenemos la oportunidad de comprender varias cosas:
- El derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo debe prevalecer sobre el derecho de los hombres a la paternidad: no es lo mismo vivir el embarazo en el propio cuerpo, que no vivirlo.
- El rol de los hombres, ya sea como parejas, amigos, padres o hermanos, debe ser de apoyo y acompañamiento a la autonomía de las mujeres en la decisión sobre sus cuerpos y voluntad de gestar o no, cuándo y con quién hacerlo.
- El silencio y la neutralidad nos hacen cómplices de los graves problemas que viven las mujeres en torno a la penalización del aborto (hijos/as no deseados, abortos clandestinos e inseguros, estigmatización social, encarcelamiento).
- Los hombres debemos asumir nuestra responsabilidad en la sexualidad y la prevención de embarazos no deseados, con prácticas sexuales consentidas y métodos anticonceptivos (preservativo, vasectomía).
- Reivindicamos acciones de política pública: educación sexual, acceso universal a jardines infantiles, anticonceptivos gratuitos, fomento de conciliación laboral-familiar para mujeres y hombres, permisos de maternidad y paternidad iguales e intransferibles, y por supuesto: aborto libre, seguro y gratuito.
A diferencia del Estado y las instituciones que han constreñido la soberanía de las mujeres sobre sí mismas, desde el movimiento social feminista debemos ir más allá. Podemos plantearnos desde lógicas diferentes, desafiando lo establecido, en un marco de acciones políticas situadas y comprometida con el aborto.
Conscientes de esa situación, y como colectivo de hombres que desde hace diez años trabajamos en la militancia social con el fin de erradicar el modelo hegemónico patriarcal, en un nuevo Día Internacional de la Mujer denunciamos y combatimos toda forma de violencia y discriminación de género, material o simbólica, en el espacio privado o público, y somos claros en reiterar nuestro apoyo a la demanda de que en Chile se avance hacia el reconocimiento pleno de derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, entre ellos el aborto libre, seguro y gratuito.
Por Kolectivo Poroto
El Ciudadano