Por Tamara Casanova, estudiante de Ciencias Políticas y Administración Pública, y Yanina Vargas, concejala por Hualaihué
Ser mujer y política sigue siendo un desafío. Históricamente, hemos estado confinadas al mundo privado y nuestros aportes al desarrollo de la sociedad han sido invisibilizados y pese a los avances, seguimos siendo un grupo subrepresentado, especialmente en los cargos de elección popular y toma de decisiones.
La marginación de la mujer procede del trabajo reproductivo, violencia de género, perjuicio del ejercicio del liderazgo, brechas partidarias (falta de apoyo, desigualdad en el proceso de selección, división sexual del trabajo político, monopolio de poder, horarios y lugares que imposibilita la asistencia a reuniones), institucionalización del privilegio masculino, incumplimiento de las leyes y estereotipos comunicacionales.
En este sentido, la paridad en la Convención Constituyente fue un logro histórico y único en el mundo: la nueva Constitución se escribirá, también, con letra de mujer. Sin embargo, todavía no hay paridad en todos los órganos del Estado de elección popular. Prueba de ello son los resultados de las últimas elecciones municipales. En la Región de Los Lagos (30 comunas), solo 3 municipios son liderados por mujeres (alcaldesas). Además, de los 180 cupos de concejales/as, sólo 46 mujeres lograron acceder al concejo municipal. Estas cifras denotan que aún persisten brechas e inequidades que obstaculizan la participación política femenina en cargos públicos.
La participación y representación política de las mujeres debe ser una meta ineludible para la democracia y la sociedad. Se necesita de un cambio cultural complejo, pero para avanzar y revertir la situación actual, es fundamental que los partidos políticos deben ampliar la aplicación de las cuotas en todos los procesos de selección tanto internas como institucionales, teniendo como horizonte un escenario paritario en todos los espacios de incidencia.
Además, debemos repensar un sistema político sin desigualdades de género que permita que la premisa, más mujeres, mejor democracia, sea realidad; porque las mujeres debemos participar e incidir decisivamente en la transformación de una sociedad más justa e igualitaria.