Suboficiales de Carabineros revelan molestia con los mandos y la poca preparación de funcionarios

Esta semana Ciper publicó un reportaje en el que consultaron a suboficiales de Carabineros de distintas comisarias del país los problemas que se viven al interior de la institución y que evidenciaron las alarmantes condiciones en que trabajan los uniformados, además de la poca preparación que tienen.

De acuerdo a lo que señala el articulo, en gran parte de las comisarias cerca del 25% de sus integrantes está con licencia médica, mientras que otros cumplen solo labores administrativas o desempeñando los turnos de guardia, que son parte de las quejas que apuntan los entrevistados, quedando con solo un 10% de personal que cumple las labores de atención de emergencias en las calles.

En esa línea, manifiestan que los oficiales están más preocupados de cumplir las tareas administrativas, esto ya que a ellos «no los sancionan por ‘un error en un procedimiento, sino por no mandar las cuentas a la prefectura'». Junto con esto, en cuanto a quienes hacen guardia, dicen que llegan a trabajar hasta por 12 o 13 horas diarias, convirtiéndose esta labor en una especie de castigo que hacen los mandos.

Otro factor que genera malestar y rabia entre los suboficiales es la cantidad de oficiales que están implicados en el megafraude de la institución. Mencionan el caso de Marcela Cuevas, jefa de la cuarta comisaría de Santiago, la misma a la que pertenecía el cabo asesinado Daniel Palma, que lleva meses ausente con licencia medica y que está enfrentando un proceso judicial por ser parte del fraude.

Son por estas razones que existen roces entre oficiales y suboficiales, quienes en general (suboficiales) tienen mayor trayectoria «en la calle» que sus superiores, apuntándolos como si se creyeran los «dueños de las comisarías». Incluso, un funcionario de Talca señaló que temen más por lo que pueda pasar adentro que afuera del recinto policial.

Consultados de la 20° Comisaría de Puente Alto tildan de «abusos» por parte de sus superiores que piden «favores injustificados» y que solo se hacen para «demostrar la diferencia de rango». Por ejemplo, cuando un funcionario que es de región pide permiso para visitar a su familia, «a la vuelta tiene que llegar con cosas para los jefes: vinos, queques, queso de cabra, charqui (…) Es como una cultura de la institución».

¿Preparados para disparar?

Recientemente el Congreso Nacional aprobó y despachó la conocida ley Nain-Retamal, que incluye un artículo sobre defensa privilegiada para los carabineros que sean atacados mientras realizan un procedimiento policial, y que, en general, otorga mayores facultades a los mismos.

Sin embargo, ante la posibilidad de usar el armamento no hay una preparación de formato profesional en las filas de la institución. Así lo demuestran las declaraciones de los suboficiales, ya que durante el año dicen que solo llegan a realizarse cerca de dos practicas en polígonos de tiro, que en sí son distintos a enfrentar una situación real en terreno: «Es una práctica de precisión. Sin ruido ambiente, sin estrés (…) No tenemos la capacitación para disparar en ambientes reales», señaló uno de los entrevistados.

«Sea un revolver o una UZI, no va a ser la solución. Antes nosotros salíamos con UZI, pero no podíamos usarlas. Cuando nos bajábamos de los carros policiales, las dejábamos en los carros, y al final rompían el vidrio y se robaban las UZI. Ahora va a pasar lo mismo», dice otro carabinero.

Por otra parte, en cuanto a la política los sectores de la oposición han atacado y apuntado al gobierno por la «crisis de seguridad» que vive el país y la situación en Carabineros. Pero, son los propios uniformados quienes dice que la situación que existe ahora no es muy distinta a la que había antes de la revuelta social, hace cinco años.

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