Vía El Martutino / Según se indica en una publicación en Facebook, el Centro Cultural Erase una Vez tuvo una genial idea, de esas que estos últimos años han estado floreciendo con más frecuencia que antes en Valparaíso: construir urinarios en las paredes para que así los meones lo hagan con comodidad y sin ensuciar «tanto» el entorno.
Su construcción no requería gran ingeniería: latas, cañerías y unas coloridas paredes. El problema fue que al ser una zona Patrimonio de la Humanidad declarada por Unesco, la obra requería de una serie de permisos y trámites, que tienen que pasar directamente por el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN).
Por eso, casi al final de la instalación, los inspectores municipales detuvieron la faena y obligaron a que Andrés, ejecutor de los urinarios, las desmontara. Además, le sacaron un parte.
La situación no es nueva en el sector patrimonial del barrio puerto de Valparaíso. Locatarios del sector han reclamado, por ejemplo, que un local de comida estuvo seis meses sin funcionar porque el CMN no aprobaba el nuevo cartel que querían poner en su frontis, entre otros muchos problemas. También se han conocido situaciones donde los inspectores municipales multan a conocidos restoranes por poner carteles con su menú en la calle.
Sobre la polémica, desde la la Dirección de Comunicaciones del municipio aclararon el embrollo: «Saludamos que la comunidad y personas naturales quieran contribuir a resolver problemas que se dan en barrios de Valparaíso, más aún en la zona patrimonial de la ciudad. Sin embargo, este tipo de intervenciones requieren una serie de permisos y autorizaciones que superan las atribuciones municipales, por lo tanto, trabajaremos junto a este vecino o cualquier otro que quiera contribuir a la limpieza y aseo del barrio para gestionar las mejores condiciones de ejecución del proyecto y de otras iniciativas que se quieran impulsar. Necesitamos que este tipo de energías se canalicen en una estrategia común de recuperación del barrio.
Nos juntaremos con Andrés y nuestros equipos técnicos para desarrollar esta iniciativa cumpliendo la normativa vigente, teniendo en consideración que se trata de un barrio patrimonial y buscando las mejores condiciones posibles».
Así fue. La foto la tomé en la mañana. El hombre estuvo una semana invirtiendo sus recursos para colaborar con el aseo del barrio, trabajando de noche. Estaba terminando cuando inspectores municipales lo obligaban a sacar los urinarios. https://t.co/mqOmieAMFh
— Marcos Moraga (@moragalovera) June 14, 2018