Evaluar el impacto de la inoculación en términos de evitar muertes, prevenir hospitalizaciones y preservar el sistema sanitario, además de modelar los posibles escenarios de estrategias de inmunización de acuerdo a la efectividad de los diferentes productos farmacéuticos, son los objetivos de un proyecto encabezado por la Escuela de Salud Pública de la U. de Chile e integrado por investigadores de distintas unidades del mismo plantel.
La iniciativa cuenta con el financiamiento de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Mauricio Canals, jefe del Programa Salud Ambiental de la Escuela de Salud Pública de la U. de Chile, explicó que «este es un proyecto que la OPS llamó a concurso con el objetivo de apoyar la toma de decisiones, para informar en cuanto a la mejor estrategia de vacunación para el país y que tuviera proyecciones a América Latina».
De esta forma nació el estudio «Impacto de la campaña de vacunación COVID-19 y modelamiento de escenarios de estrategias de inmunización contra SARS-CoV-2 en Chile para informar la toma de decisiones». El doctor Canals explica sus dos objetivos fundamentales: «El primero es evaluar el impacto de la vacunación respecto de los objetivos de la campaña, es decir, evitar muertes, prevenir hospitalizaciones y preservar el sistema sanitario. En ese sentido, ver cuántos desenlaces fatales se han evitado mediante la estrategia de vacunación que ha usado Chile, cuántos casos menos de COVID ha habido, cuantas personas menos han ingresado a las UCI».
«Pero también», agrega, «cuantificar el impacto que ha tenido sobre el sistema sanitario, cuánto lo ha afectado la pandemia respecto a su capacidad de diagnóstico, retrasos en listas de espera o disponibilidad de personal de salud. Es decir, el primer objetivo es medir lo que ha sucedido en cuanto al impacto de la pandemia durante estos casi dos años».
La segunda meta «es mucho más estresante», afirma Canals, «con más proyecciones y le interesa mucho a la OPS, como es modelar los posibles escenarios de estrategias de inmunización según las diferentes efectividades de las vacunas, con o sin dosis de refuerzo, respecto de la interrupción de la transmisibilidad y su efecto en la circulación de variantes, considerando medidas de control y poblaciones objetivo vacunadas. Es decir, crearemos un modelo matemático que considere los distintos esquemas de vacunación para tratar de determinar cuál fue el sistema óptimo para Chile y ver cómo se calcularía lo mismo en países del continente».
En otras palabras, «se hace el modelo matemático y se prueba con distintos esquemas de vacunas para, mirando esa modelación, determinar cuál es el que produce menos contagios, hospitalizaciones y muertes, así como menor impacto sobre el sistema de salud. Y así uno puede ‘jugar’ y ver cómo se puede optimizar: usar una dosis, dos o tres, cambiar de vacuna o combinarlas. Es una simulación en la que hay que construir un modelo matemático bastante fino y para lo que nos basamos en algunos modelos españoles e italianos, y que combinamos con determinados esquemas estadísticos, porque aplicar un modelo de fuera directamente en Chile no tiene ningún sentido; se debe tener en cuenta los parámetros que se lograron determinar para nuestra población. Por eso es que fue necesario establecer un convenio con el Ministerio de Salud, para tener acceso a datos individuales y desagregados».
Esta nueva metodología, explica el doctor Canals, podría ser aplicable en el resto de la región dado que establece un sistema que se alimenta con los parámetros y realidades locales, «de manera que también puedan llegar a optimizar su esquema de vacunas. Cada país tiene distintas características, a lo mejor no es completamente aplicable por algunas diferencias, pero podría ayudar a establecer un método adecuado».
Los investigadores esperan que los resultados de esta investigación estén disponibles para ser publicados en revistas científicas a fines de marzo de 2022, de manera de garantizar su difusión e impacto a nivel de quienes toman las decisiones en materia de salud pública.